Antioxidantes naturales permiten mejorar la conservación del pescado congelado

Investigadores gallegos han incorporado estos componentes en los films de polietileno que se emplean para envolver el alimento
Por EROSKI Consumer 10 de diciembre de 2008

Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) ha extraído de la cascarilla de cebada, que se obtiene en el proceso de elaboración de la cerveza, una serie de antioxidantes cuyo fin será mejorar la conservación del pescado congelado. Los investigadores han desarrollado un sistema novedoso que consiste en incorporar los antioxidantes a la superficie del film que recubre el pescado congelado, haciendo uso de las propiedades adhesivas de estos extractos.

«La finalidad es obtener de este residuo un extracto de naturaleza polifenólica con elevada capacidad antioxidante y antimicrobiana, después de someterlo a un tratamiento químico. Luego se trata de incorporar estos extractos naturales en los films de polietileno que se emplean para conservar el pescado congelado», explicó el investigador principal del proyecto, José Manuel Cruz Freire. De este modo se logra una liberación progresiva del antioxidante hacia el alimento. «Esto representa un gran avance en el campo de los envases para alimentos y ahora estamos tramitando la solicitud de una patente para este sistema», apuntó Cruz.

Con el objetivo de comparar los resultados, los investigadores envasaron diferentes especies de pescado con plásticos sin aditivar y con plásticos aditivados con esos extractos naturales. Tras congelar pez espada, merluza, fletán negro, bacalao, salmón y caella, los científicos de la USC tomaron muestras de cada una de las especies una vez al mes durante un año para estudiar la progresión de la oxidación del pescado en cada caso. Los investigadores observaron una gran diferencia entre las muestras envasadas con antioxidantes y las envasadas sin aditivos.

Mayor vida útil de los alimentos

«Con este sistema se logra incrementar la vida útil de los alimentos, lo que conlleva importantes beneficios económicos, no sólo para pescadores y comercializadores, sino que también permitirá que el consumidor disfrute de un alimento en buenas condiciones organolépticas por un tiempo más prolongado», señaló Cruz.

Los investigadores destacaron además que las cantidades del extracto que migra desde el envase hacia el alimento son muy inferiores a las que suelen añadirse en el caso de los antioxidantes sintéticos cuando estos se dosifican directamente sobre el producto. Así, comprobaron que el empleo de envases activos con antioxidantes incorporados en su formulación reduce la cantidad de antioxidante que se precisa, consiguiendo el mismo grado de efectividad.

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