Varios centros de investigación españoles forman un consorcio que investigará técnicas de nanoencapsulado para uso alimentario. Los investigadores pretenden con este trabajo seleccionar materias primas que tengan la necesidad de ser encapsuladas para no perder sus propiedades beneficiosas para la salud y que puedan alcanzar dimensiones tan pequeñas. El proyecto, subvencionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y que cuenta con un presupuesto de 1,3 millones de euros, generará nuevos conocimientos en el desarrollo y aplicación de la nanotecnología en alimentación.
La nanotecnología es una disciplina que abarca la capacidad de medir, modelar y controlar materiales a dimensiones muy pequeñas. Su potencial deriva en las propiedades físicas, químicas y biológicas inusuales que presentan los materiales a escala tan pequeña. Los beneficios de la nanotecnología aplicada a la alimentación son múltiples, ya que facilita el manejo y dosificación de aquellas sustancias cuya manipulación es complicada y aporta protección frente a agentes externos como luz, oxígeno, entre otros.
Además, se pueden enmascarar ciertas características no deseadas en el producto final (aroma, color, olor, etc.) y, como consecuencia de la protección de los principios activos, se reduce la cantidad necesaria para lograr un efecto dado. La nanotecnología, cuya aplicación al sector de la alimentación es bastante nueva, no sólo plantea la posibilidad de modificar el gusto, la consistencia y hasta el color de los alimentos, sino que puede ser una herramienta de gran utilidad en el desarrollo de nuevos productos funcionales y en la mejora de sus vías de absorción.
En el proyecto participan la Fundación CARTIF de Valladolid, la Asociación de Investigación de la Industria Agroalimentaria (Ainia) de Valencia, AZTI-Tecnalia del País Vasco, el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) de Navarra y el Instituto de Biotecnología (Inbiotec) de León.
