La alimentación para especies acuícolas cuenta desde ahora con un nuevo método basado en cápsulas enriquecidas con probióticos. Estas cápsulas contienen microorganismos vivos de carácter probiótico, es decir, que ejercen un efecto beneficioso en el pez porque mejoran el sistema inmunológico e incrementan el aprovechamiento de los nutrientes. La técnica ha sido desarrollada por un equipo formado por investigadores de la Universidad de Almería (UAL) y la Universidad de Málaga (UMA).
Tras tres años de trabajo, los científicos Francisco Javier Alarcón y María del Carmen Balebona han creado el primer sistema de encapsulación de microorganismos probióticos para su consumo como complemento alimenticio en acuicultura. El Departamento de Microbiología de la UMA ha seleccionado una bacteria del género Shewanella como la más idónea para alcanzar este objetivo, mientras que el método de encapsulación ha corrido a cargo del equipo de Alarcón en la UAL.
«Hemos elegido el alginato sódico para crear las esferas ya que constituye una sustancia de naturaleza no tóxica, muy económica y fácil de producir», expuso Alarcón. El científico indicó que este método de encapsulado está sobre todo recomendado para los microorganismos cuya viabilidad disminuye en el proceso de fabricación de piensos, un avance que coincide con la primera autorización de la Unión Europea (UE) sobre el uso de un probiótico en acuicultura.
La cantidad diaria de probiótico recomendada se alcanza con un par de dosis. Además, al tratarse de macroesferas -con diámetros de dos milímetros- son visibles para los peces, «hecho que facilita su ingesta», explicó Alarcón. Además de comprobar la eficacia de esta fórmula, los expertos demostraron que las bacterias se mantienen estables en estas nuevas esferas, con una eficacia del 90%, durante más de un mes si se conservan refrigeradas. También pueden almacenarse a temperatura ambiente durante un periodo de tiempo considerable y mantienen su eficacia al 70%.
De forma paralela, mediante el diseño de microcápsulas, se han incorporado bacterias más resistentes, como por ejemplo las ácido-lácticas o levaduras, a los piensos utilizados en la actualidad en piscicultura. El objetivo último de la iniciativa reside en optimizar el aprovechamiento nutritivo de los piensos al tiempo que se aportan nuevos beneficios.