Las comidas son una parte muy importante de las fiestas navideñas. Planificarlas, decidir qué y cuándo cocinar, cómo y qué congelar y descongelar ayudará a que todo salga bien. En ocasiones, se cocinan platos que no se elaboran de manera asidua, por lo que se preparan grandes cantidades de comida, lo que obliga a tener que recurrir al almacenamiento de las sobras. Es importante, por tanto, no bajar la guardia durante estos días y mantener unas adecuadas condiciones higiénicas en la cocina y con los utensilios que se usarán. El artículo explica cómo planificar, preparar y servir las recetas navideñas y qué puede hacerse con la comida que sobra.
Las comidas están, junto con los regalos, entre los grandes protagonistas de las fiestas de Navidad. Algo tan cotidiano como los alimentos, sin embargo, puede convertirse en un problema, sobre todo porque en estos días se preparan platos distintos a los del resto del año y se hace en cantidades más elevadas a las acostumbradas. Por tanto, estas reuniones familiares o con amigos conllevan, desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, riesgos añadidos. Para evitarlos, es esencial seguir con minuciosidad las normas básicas de manipulación e higiene alimentarias y no subestimar otros pasos previos, como la planificación del menú o el momento de la compra, la preparación y el tratamiento de la comida que ha sobrado.
Planificar, preparar y servir
La planificación de las recetas y comidas que se sirven es un aspecto fundamental. Ayudará a realizar esta tarea elaborar una lista con todos los alimentos que se necesitarán y las cantidades calculadas. Esto, además, simplificará la labor de hacer la compra. También es muy importante prever la cantidad de comida que se precisará y si se dispone en la cocina del espacio suficiente para almacenarla: si cabrán los alimentos que así lo requieren en la nevera, si se podrán cocinar bien (horno, microondas)…
Otro aspecto que debe evitarse es la preparación de la comida en distintas etapas. Al tener que elaborar un plato, es recomendable empezarlo y acabarlo, no hacerlo por fases, porque un cocinado parcial podría potenciar el desarrollo microbiológico. El hecho de que el alimento no esté del todo cocinado significa que tampoco está del todo higienizado; de ahí que aumente el riesgo.
Es importante prever la cantidad de comida que se necesitará para saber si se dispone del espacio suficiente para almacenarla en casa
En toda preparación de los alimentos debe tenerse en cuenta la antelación y no excederse de los tiempos mínimos considerados seguros. Es recomendable que transcurra poco tiempo entre la elaboración de la comida y el momento de servirla, a fin de reducir el riesgo de propagación de patógenos. Si los alimentos tienen que cortarse para elaborarlos, es aconsejable hacerlo en trozos grandes ya que, cuanto menos superficie esté expuesta al aire, menos vitaminas pierden y menos se oxidan. Además, los productos que necesitan refrigeración, como las ensaladas, deben mantenerse en la nevera hasta el último momento.
También es importante saber cómo actuar si la comida se traslada de una casa a otra (se prepara en un domicilio pero se toma en otro). En este caso, debe guardarse en envases preparados para ello, que mantengan la refrigeración o la temperatura más alta, según sea el caso.
Qué hago con la comida que sobra
Es habitual que, tras las comidas navideñas, hayan sobrado alimentos. En ocasiones, se tiran alimentos que podrían reutilizarse. Los alimentos deberían consumirse el mismo día en que se preparan, pero si esto no es posible, pueden aprovecharse con unas medidas de higiene y conservación adecuadas.
Una de las claves es mantener los alimentos fuera de la zona de peligro, es decir, a temperaturas de entre 5 ºC y 65 ºC, cuando las bacterias crecen de forma más rápida. Deberán desecharse los alimentos que han quedado a temperatura ambiente durante más de dos horas.
La carne es uno de los alimentos más fáciles de reutilizar, ya que pueden usarse para frituras o guisos. En la nevera, una carne cocinada puede guardarse bien un máximo de tres días. Con los restos de verdura pueden hacerse salteados o guisos.
Si el alimento que ha sobrado aún está caliente, debe dejarse enfriar antes de introducir en el frigorífico. Se meterán en envases herméticos, donde se anotará la fecha en la que se ha guardado para controlar los días de almacenamiento y evitar que estén durante más jornadas que las recomendadas. Y si las sobras no se comerán en los próximos cuatro días, es mejor congelarlas.
Al tener que utilizar de nuevo las sobras, deben calentarse a más de 70 ºC en el fuego; en el horno, la temperatura no debe ser inferior a los 160 ºC. Si se usa el microondas para calentarlas, debe tenerse especial cuidado en remover los alimentos a mitad de la cocción para eliminar posibles zonas frías, donde las bacterias podrían sobrevivir. Además, en preparaciones con varios ingredientes, algunos se calientan más que otros. Debido a que la calidad disminuye cada vez que se recalienta, es mejor recalentar solo la cantidad necesaria.