El genoma del maíz

Expertos estadounidenses descifran casi la totalidad del genoma del maíz, con lo que esperan producir mejores variedades del cultivo
Por Marta Chavarrías 3 de marzo de 2008
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Imagen: Ale Olguin

Casi el 95% del genoma del maíz ha sido ya desvelado, lo que sitúa a uno de los cereales más cultivados en todo el mundo, por delante del arroz y del trigo, en el segundo cuyo genoma es descifrado, después del arroz. En el proyecto han formado parte expertos de distintas universidades estadounidenses.

Los secretos del maíz

Aunque todavía faltan algunas partes por descifrar, ya se han empezado a abrir algunos de los secretos genéticos del maíz. Investigadores de la University of Arizona, en Tucson, el Cold Spring Harbor Laboratory, de Nueva York, y la Iowa State University, liderados por la Washington University de Sant Louis, han descifrado el genoma de una variedad denominada B73, desarrollada por los servicios de agricultura del Estado de Iowa hace varias décadas. Se estima que el maíz cuenta con entre 50.000 y 60.000 genes. Entre las distintas ventajas que podría suponer esta investigación, los expertos destacan el desarrollo de nuevas y mejores variedades de cultivos más resistentes a enfermedades que resuelvan la creciente demanda de alimentos.

Preliminares

La comparación con el genoma del arroz permitirá profundizar en el conocimiento del funcionamiento de los cultivos vegetales

El proyecto, iniciado en 2005 y apoyado por la National Science Foundation, el Departamento de Agricultura y el de Energía de EE.UU., ha dado hasta el momento con una secuencia genética, que no es el genoma completo. Con todo, la labor ha sido enorme ya que, según afirma en una nota Richard Wilson, director del Centro de Secuenciación del Genoma de la Universidad de Washington, «ordenar el genoma del maíz ha sido como juntar 1.000 piezas de un puzzle con mucho cielo azul y mar y sólo algunos barcos pequeños de vela en el horizonte». El grupo de expertos ha descifrado el genoma de una variedad de maíz denominada B73, desarrollada por los servicios de agricultura del Estado de Iowa hace varias décadas.

La información, depositada en GenBank, indica que el código genético del maíz consiste en dos mil millones de bases de ADN, representadas por las letras T, C, G y A. En comparación, el genoma del arroz es mucho más pequeño, ya que contiene unos 430 millones de bases. En el del maíz, cerca del 80% de los segmentos de ADN se repiten. La secuencia total del genoma de este cereal podría estar acabada para finales de año, aunque los expertos no esperan que se den «cambios importantes». Para Wilson, el esfuerzo de secuenciación es comparable al del genoma humano, ya que los dos son «casi del mismo tamaño».

Un cultivo al alza

EE.UU. es uno de los mayores productores de maíz, con una producción mundial del 44%. Durante el año 2007, el país llega a una cifra récord, con un aumento del casi el 25% respecto a 2006. El maíz es, además, el cereal más cultivado del mundo, por delante incluso del arroz y el trigo. Según el último informe ‘Perspectivas de cosechas y situación alimentaria’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la producción mundial de cereales durante el año 2008 registrará un importante aumento.

USOS SOSTENIBLES

ImgAdemás de ayudar a mejorar las variedades de maíz y otros cultivos de cereales, como el arroz, el trigo y la cebada, los expertos confían en que el genoma ayudará también a desenredar la biología básica del maíz.

Esta información, aseguran, se podría utilizar no sólo para buscar los genes que hacen el maíz más nutritivo o más resistente, sino también para la producción de etanol. Y es que se espera que la secuencia del maíz sea útil no sólo para genetistas y biólogos, sino también sea un recurso importante para los cultivos de plantas e industria biotecnológica. Para Rob Martienssen, uno de los expertos que han participado en el proyecto, «la secuencia del maíz será una referencia inestimable para la investigación, especialmente en energías renovables».

El informe ‘Perspectivas Agrícolas 2007-2016 OCDE-FAO’, publicado en julio de 2007, señalaba ya el uso creciente no sólo de cereales, sino de azúcar, semillas oleaginosas y aceites vegetales para producir sustitutos de etanol y biodiésel. En el estudio se daba cuenta de que en EE.UU. está previsto que la producción anual de etanol obtenido a partir del maíz durante la década 2006-2016 se duplique. Sólo en Brasil, esta producción podría alcanzar los 44.000 millones de litros en 2016, frente a los 21.000 millones actuales.

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