La leche de almendras es un buen complemento alimenticio para el invierno por su alto contenido graso y de carbohidratos, aproximadamente entre un 14% y un 20%, según la profesora Milagros Mateos, del Departamento de Producción Animal, Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad CEU Cardenal Herrera.
Mateos afirma que ese contenido hipercalórico es recomendable en épocas de desgaste físico y en periodos fríos, ya que el organismo necesita esas calorías para mantener la temperatura corporal. No obstante, advierte de que no se debe abusar y que nunca esta leche puede sustituir a la de origen animal, «puesto que son alimentos distintos con propiedades diferentes».
La leche de almendras ayuda además a mantener el colesterol en niveles saludables, es apta para celiacos (no contiene gluten), y aconsejable para embarazadas y lactantes por sus niveles de potasio, fósforo y calcio, siempre y cuando no esté contraindicada. También es recomendable para enfermos de corazón por su bajo contenido en sodio.
El mejor momento para tomarla es cuando se vaya a realizar un mayor desgaste físico. Así, por la mañana resulta ideal y no tanto por la noche, debido a su elevado contenido calórico.