Para garantizar la seguridad alimentaria de los países emergentes es esencial la reducción de los obstáculos a los intercambios comerciales de productos agrícolas y un apoyo determinado al sector, según señaló ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las medidas de seis países emergentes entre 2006-2008 para «atenuar la carga de los consumidores» y «asegurar el aprovisionamiento de productos alimentarios» en un entorno de inestabilidad de precios son analizadas por la organización en el informe «Políticas agrícolas de las economías emergentes: seguimiento y evaluación 2009».
Las ayudas públicas al sector en esas economías emergentes fueron inferiores al 26% de media en los miembros de la OCDE. Así, Chile registró un 4%; Brasil y Sudáfrica un 6%; China y Ucrania alrededor del 9%, y Rusia un 14%.
Las iniciativas más corrientes seguidas por estas economías en el periodo estudiado fueron la reducción o suspensión de los derechos de importación sobre los productos alimentarios o la imposición de trabas a la exportación. No obstante, los autores del informe reconocen que estos obstáculos no favorecen la seguridad alimentaria y perjudican a los agricultores nacionales, y por extensión a los socios comerciales, que dependen de las importaciones.