La seguridad alimentaria y el Protocolo de Kyoto

El Protocolo de Kioto obliga a los países firmantes a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2012
Por Marta Chavarrías 17 de febrero de 2005
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Tras años de intensas negociaciones internacionales ha entrado en vigor el Protocolo de Kyoto, un ambicioso proyecto que obliga a 35 países a reducir sus emisiones antes de 2012. La puesta en marcha del protocolo se consolida siete años después de que fuera firmado en la ciudad japonesa del mismo nombre y tras conseguir, el pasado 18 de noviembre y con la ratificación de Rusia, el umbral del 55% de las emisiones contaminantes en el medio ambiente. Al protocolo se han sumado ya 141 países.

Con la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto, un total de 35 países industrializados (la Unión Europea de los 15, Canadá, Noruega, Islandia, Japón, Nueva Zelanda, Rusia, Bulgaria, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Polonia, Rumania, Eslovaquia, Suiza, Liechtenstein, Lituania, Eslovenia, Croacia y Ucrania) están obligados jurídicamente a cumplir los objetivos establecidos para reducir o limitar las emisiones de seis gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarburos, perfluorocarburos y hexafluoro de azufre) entre los años 2008 y 2012. Estados Unidos, lejos de ratificar el protocolo, y responsable del 36,1% de las emisiones totales a la atmósfera, presentó un plan nacional alternativo basado en medidas voluntarias por parte de la industria. Tampoco se han sumado a esta iniciativa Australia ni Mónaco, que suman los dos el 2% del total de emisiones. Está previsto que las negociaciones internacionales sobre un segundo periodo de compromiso relativo al Protocolo de Kyoto para después de 2012 se establezcan durante el año 2005.

Por cada grado centígrado de aumento de temperatura se produce una reducción del 10% en la producción de arroz

Los problemas globalizados se han extendido al calentamiento del planeta. Las estimaciones sobre los cambios inminentes son muy dispares. Según las previsiones presentadas por la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) la temperatura mundial puede aumentar entre 1,4ºC y 5,8ºC y el nivel del mar puede subir entre 9 y 88 cm.

Los datos reflejan la complejidad, interconexión y sensibilidad de los sistemas naturales que integran el clima, aseguran los expertos. Lo que parece claro, según las predicciones, aunque confusas algunas de ellas, es que el calentamiento puede tener consecuencias devastadoras en el medio ambiente, lo que implica una reducción general de los rendimientos agrícolas potenciales en la mayor parte de las regiones tropicales y subtropicales y secar la gran región dedicada al cultivo de cereales de EEUU e importantes extensiones de Asia. Además, en lugares donde la agricultura de secano depende de las lluvias, como en África al sur del Sahara, los rendimientos disminuirán de forma considerable. Todos estos cambios podrían provocar perturbaciones en el suministro de alimentos en un mundo que ya está fuertemente castigado por situaciones de escasez alimentaria y hambrunas, según la Convención sobre el Cambio Climático.

Efectos globales para un problema global

Los problemas derivados del calentamiento del planeta acarrean fuertes consecuencias en el medio ambiente. Las cuestiones relativas a la seguridad alimentaria y el abastecimiento de alimentos no quedan exentos de estos problemas. Organizaciones ecologistas han avanzado algunos de estos efectos, e indican que la intrusión de agua salada como consecuencia de la subida del nivel del mar reducirá la calidad y cantidad de los suministros de agua dulce, que podría afectar a millones de personas que ya carecen actualmente de agua potable. Lejos de ser estimaciones, algunos hechos constatan que la subida del nivel de los océanos está contaminando ya las fuentes de aguas subterráneas en países como Israel y Tailandia y en algunos de los deltas más productivos del mundo, como del Yangtsé en China y el del Mekong en Vietnam.

Otro problema que acarrea el calentamiento global es la extinción de la mayor parte de las especies en peligro del mundo (alrededor del 25% de los mamíferos y del 12% de las aves), que podrían desaparecer en los próximos decenios. Según las previsiones, la subida de las temperaturas podría ampliar también el radio de acción de algunas enfermedades peligrosas transmitidas por vectores microbiológicos.

Para la organización ecologista Greenpeace, la principal causa de que 815 millones de personas sufran malnutrición crónica es el mal reparto de los alimentos, y el cambio climático está acentuando el hambre y dificultando la seguridad alimentaria. Según el International Rice Research Institute, con sede en Filipinas, por cada grado centígrado de aumento de temperatura se produce una reducción del 10% en la producción de arroz.

El Protocolo de Kyoto y la UE

La lucha contra el cambio climático constituye uno de los principales ejes de estrategia de desarrollo sostenible de la UE aprobada por el Consejo Europeo de Goteborg en 2001, que reafirma también el compromiso de la UE de cumplir su objetivo de Kyoto. En este sentido, la UE se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 8% durante el primer periodo de compromiso comprendido entre 2008 y 2012. Este problema coletea desde 1994, cuando la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático reconocía que los compromisos vigentes hasta entonces eran insuficientes para atajar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este es uno de los motivos que llevó, el 11 de diciembre de 1997, a que los gobiernos avanzaran un poco más con la adopción de un protocolo anejo de la Convención en la ciudad japonesa de Kyoto.

Según la UE, el centro del trabajo de la Comisión para aplicar el Protocolo de Kyoto es el «Programa Europeo sobre el Cambio Climático (PECC)», puesto en marcha en marzo de 2000. El objetivo del PECC es definir y formular medidas eficaces y poco costosas que ayuden a la UE a alcanzar su objetivo de Kyoto del 8%, complementando los esfuerzos de los Estados miembros. El Consejo y el Parlamento Europeo han adoptado varias iniciativas, como la legislación de fomento de energías renovables en la producción de electricidad y de los combustibles biológicos en el transporte por carretera y legislación sobre la eficiencia energética de los edificios.

Hace más de diez años, la mayor parte de los países se adhirieron a la Convención para comenzar a considerar qué se podía hacer para reducir el calentamiento atmosférico y adoptar medidas para hacer frente a las subidas de temperatura «inevitables». Desde 1998, un Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático ha examinado las investigaciones científicas y ofrecido a los gobiernos resúmenes y asesoramiento sobre los problemas climáticos.

SOBREEXPLOTACIÓN MUNDIAL

Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la temperatura terrestre ya ha subido más de 0,6ºC desde los últimos años del siglo XIX. La razón principal de la subida es un proceso de industrialización iniciado hace siglo y medio y, en particular, la combustión de cantidades cada vez mayores de derivados del petróleo y carbón, la tala de bosques y algunos métodos de explotación agrícola. Según la Convención, el decenio de 1990 parece haber sido el más cálido del último milenio, y 1998 el año más caluroso.

Los datos de la Organización Meteorológica Mundial para 2004 reflejan también claramente la situación actual del clima: el número de huracanes y tifones devastadores ha sido superior al normal. En el Atlántico, se han formado, durante la temporada de huracanes, quince tormentas tropicales con nombre, superando el promedio de diez. Por otro lado, en África la sequía ha azotado Mozambique, Lesotho y Swazilandia, y en Uganda ha alcanzado proporciones sólo registradas con anterioridad a 1961. Estas han sido algunas de las primeras muestras del calentamiento del planeta, según los expertos.

Para los defensores del Protocolo de Kyoto, éste constituye el primer paso obligado para evitar los impactos del calentamiento predichos por los científicos. Algunos de ellos han descrito el calentamiento del planeta como un «problema moderno» que puede relacionarse con aspectos como la pobreza, el desarrollo económico y el crecimiento de la población.

Las conclusiones que se desprenden de las predicciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (que aglutina unos 3.000 científicos) son que, de no mediar soluciones drásticas, el calentamiento global acarreará desde severas alteraciones a grandes catástrofes.

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