Patatas cultivadas en el aire

Una experiencia novedosa en España permite cultivar patata de siembra suspendida en el aire sin utilizar tierra
Por Maite Pelayo 11 de noviembre de 2010
Img patatas

Los cultivos con tierra empiezan a ser sustituidos por otras formas de producción que no precisan de suelo para el crecimiento de plantas. Una de ellas es la siembra de patatas en el aire. Esta nueva técnica, denominada aeroponía, no sólo aumenta la productividad (se obtienen 20 tubérculos por planta en lugar de los tres o cuatro con los cultivos tradicionales), sino que además evita la incidencia de enfermedades en el suelo, aseguran los responsables de este nuevo hallazgo, un grupo de expertos del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario.

El lugar de elección para el cultivo de patatas sin suelo son los invernaderos, donde es posible mantener las plantas en unas condiciones específicas: las raíces de la planta en el aire y a oscuras. El crecimiento de las raíces sin que estén en contacto con el suelo disminuye el riesgo de enfermedades ya que la planta no entra en contacto con los agentes patógenos de la tierra, como los hongos, y se evita además el uso de desinfectantes.

También se puede controlar en cada momento el desarrollo de las patatas, ya que está a la vista, y permite recogerlas en su momento de crecimiento óptimo. En el caso de los tubérculos de primera generación para siembra, se considera que el tamaño más apropiado oscila entre 20 y 25 milímetros de diámetro. De este modo, puede conseguirse una producción homogénea, algo que no puede lograrse con el cultivo tradicional, ya que con éste se recogen de la tierra todas las patatas al mismo tiempo, pero no todas tienen el mismo grado de desarrollo y tamaño.

Calidad y cantidad mejoradas

La experiencia, novedosa en nuestro país, se ha desarrollado en Álava, una región que cuenta con una gran tradición y que es referente en la producción de este tubérculo. Las mejoras, tanto en calidad como en cantidad, son evidentes, según manifiestan sus promotores. El método convencional de cultivo de la primera generación de patata para siembra se basa en plantaciones a elevada densidad en bancadas con sustrato-turba y en invernadero. Este método es muy laborioso y tiene un coste elevado, debido al bajo número de tubérculos recogidos por planta (entre tres y cuatro por semilla).

Los expertos destacan mejoras de calidad y de cantidad en el cultivo sin suelo

Este proyecto tiene como finalidad la implantación del sistema aeropónico para la producción a gran escala de la primera generación de patata de siembra. En el ámbito internacional, estos sistemas de cultivo sin suelo (aeroponía e hidroponía) son una clara alternativa a los cultivos tradicionales, ya que son más sostenibles y tienen mayores rendimientos.

La investigación llevada a cabo en Álava está encaminada a desarrollar la producción de semilla de patata en todo su proceso. Esta producción sigue un desarrollo específico que determina las diferentes categorías de patata de siembra, según se establece en su correspondiente reglamento técnico y cuyo inicio es la multiplicación «in vitro» de plantas libres de enfermedades. Después, éstas se cultivan para la obtención de los denominados tubérculos-semilla o minitubérculos, de elevada calidad sanitaria y fuente de la primera generación de semilla. Estos minitubérculos, obtenidos mediante el sistema convencional o por aeroponía, son el material de partida para obtener la semilla base en sus dos clases, Élite y Super Élite.

A partir de la semilla base se puede obtener la semilla Certificada A, que se emplea de forma habitual para producir la patata de consumo. El cultivo de minitubérculos es un proceso que requiere una alta capacitación tecnológica. Hoy en día, su producción en España es muy escasa y los productores de patata de siembra deben importarla de otros países. La aeroponía se utiliza con éxito en China y en Corea para la obtención de minitubérculos.

Los cultivos sin suelo, una clara alternativa

En función del medio en el que se desarrollan las raíces, los sistemas de cultivo sin suelo se pueden clasificar en hidropónicos (en agua) y aeropónicos (en el aire). El cultivo hidropónico o hidroponía es un método utilizado para cultivar plantas con el uso de una solución acuosa con minerales, en vez de suelo. La mayoría utiliza sustratos sólidos para sujetar las plantas, pero se consideran cultivos sin suelo porque éste no está compuesto por tierra agrícola. Parece una técnica novedosa, pero ya hay referencias escritas en el siglo XVII. Respecto a la aeroponía, un cultivo en el que las raíces flotan en el aire, es una avanzada técnica agrícola y una prometedora línea de investigación.

Los cultivos sin suelo, tanto hidropónicos como aeropónicos, son una alternativa para optimizar los beneficios frente a los cultivos hortícolas tradicionales, sobre un suelo, realizados al abrigo de un sistema de protección (túneles o invernaderos), con el objeto de controlar las condiciones ambientales. Los cultivos hidropónicos o aeropónicos permiten prescindir de todos los elementos de cultivo problemáticos que pueden comprometer la producción, como una calidad de suelo deficiente, una textura inadecuada, falta de nutrientes o presencia de parásitos.

Expertos en este campo han resumido las ventajas de los cultivos sin suelo agrícola:

  • Permiten obtener cultivos más homogéneos y, de forma especial, favorecen el desarrollo de un sistema radicular más regular.

  • Están libres de problemas fitopatológicos relacionados con enfermedades causadas por los denominados hongos del suelo, lo que permite reducir el empleo de sustancias químicas, algunas de las cuales son cada vez más cuestionadas.

  • Son más ecológicos ya que, además de evitar el uso de desinfectantes, requieren menor consumo de agua por kilogramo de producción obtenida.

  • Utilizan los nutrientes minerales de forma más eficiente.

  • El desarrollo de las plantas se controla de forma más fácil que en cultivos tradicionales realizados sobre suelo.

Todo esto se traduce en mayor cantidad, calidad y precocidad de la cosecha. Otras ventajas añadidas son la programación de actividades de forma más fácil y racional, a la vez que admiten la posibilidad de mecanizar y robotizar la producción. Los inconvenientes más destacados son el elevado coste de la infraestructura e instalaciones y de mantenimiento y, en algunos casos, el elevado consumo energético del sistema, así como la generación de residuos, en ocasiones difíciles de reciclar, y la gestión de vertidos.

AEROPONÍA, EL FUTURO DE LOS CULTIVOS HORTÍCOLAS

La ventaja más relevante que aporta la aeroponía, además de todas las expuestas sobre mejora de calidad y cantidad en la producción, es la excelente aireación que el sistema proporciona a las raíces, uno de los factores limitantes de la hidroponía. La concentración de oxígeno en el aire es 20.000 veces más elevada que la concentración del mismo gas disuelto en el agua. Por otra parte, los principales inconvenientes de los sistemas aeropónicos son el coste elevado de la instalación y las obstrucciones de las boquillas de pulverización. En este último caso, la incorporación de la pulverización ultrasónica de agua vaporizada a baja presión en los sistemas aeropónicos más avanzados evita este problema. La continua investigación y mejoras de la aeroponía hacen de esta técnica de cultivo una clara alternativa futura a los cultivos hortícolas tradicionales.

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