Sensores ópticos determinan la madurez de los tomates

Por Mar Mediavilla 22 de marzo de 2002

“Es un mecanismo a través del cual se incide luz sobre el alimento y según lo que refleja obtenemos su caracterización”. Así explica esta novedad tecnológica Federico Hahn, investigador de la Unidad de Culiacán del Centro de Investigación de Alimentos y Desarrollo (CIAD) en el estado de Sinaloa, en México. En estos momentos el equipo tecnológico está en fase de comercialización.

No siempre la recolección de tomates se produce en el momento óptimo. En muchas ocasiones se recogen verdes y se madurarán a través de la aplicación de determinados procesos tecnológicos.

Un nuevo equipo tecnológico con sensores ópticos es el resultado de la investigación de cinco años en la Unidad de Culiacán del Centro de Investigación de Alimentación y Desarrollo (CIAD) en el estado de Sinaloa, México. Su director Federico Hahn explica que «el modelo diseñado se encuentra en fase de comercialización, después de obtenerse resultados positivos en los últimos dos años. Aunque la patente está en fase de tramitación».

El reflejo de la madurez

La tecnología de este equipo emplea sensores ópticos . El funcionamiento, tal y como explica el investigador Federico Hahn, consiste en «incidir luz sobre el alimento, el tomate en el caso de nuestra investigación, y la absorción de luz refleja la caracterización o estado del alimento, pudiéndose predecir el momento óptimo de maduración.»

Estos sensores miden un amplio espectro de longitud de ondas, tanto las visibles como las invisibles, mientras que hasta ahora algunos envasadores empleaban cámaras convencionales, con una medición más limitada, para la clasificación de los alimentos acorde con estándares de comercialización.

El equipo de investigación, con cinco años de experiencia en estos sistemas, afirma que «esta tecnología se ha probado durante dos años con resultados positivos y puede aplicarse también a otros frutos».

Comercialización en breve

El trabajo del equipo del CIAD se ha publicado recientemente en la revista científica Biosystems Engineering (81,147-155, 2002) y «en la actualidad investigamos con el mango, una fruta que presenta mayor dificultad dado que su piel es muy diferente a la de los tomates», comenta Federico Hahn.

El equipo tecnológico de sensores ópticos «se encuentra en la actualidad en fase de comercialización, aunque la patente está en trámite y el coste económico asciende a 12.000 dólares (13.560 € )».

A nivel internacional existen otras compañías que también emplean la tecnología para obtener el estado óptimo de los alimentos. Entre ellas las que aplican espectroscopia de infrarrojos para medir la cantidad de azúcar que contienen frutas, como por ejemplo los melones.

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