Un nuevo método permite identificar la contaminación por micotoxinas en harina de maíz

Estos compuestos, que se producen de forma natural, son potencialmente cancerígenos
Por EROSKI Consumer 18 de marzo de 2009

Un nuevo método desarrollado por un equipo de investigadores del Departamento de Química Analítica y Análisis Instrumental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) permite la identificación rápida de contaminación por micotoxinas en muestras de harina de maíz no aptas para el consumo humano, según informaron desde el citado centro universitario. En el trabajo ha participado también un grupo de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Las micotoxinas, metabolitos producidos de forma natural por la actividad del fungus (principalmente hongos microscópicos), aparecen en productos agrícolas durante las fases de crecimiento, transporte y almacenamiento. Estos compuestos son potencialmente cancerígenos, por lo que es necesario controlar tanto su presencia como su cantidad en productos para consumo humano. El estudio se ha centrado en la identificación de muestras de harinas de maíz contaminadas por la micotoxina zearalenona (ZON) y sus metabolitos, a-zearalenol (a-ZOL) y b-zearalenol (b-ZOL). Para ello fue necesario establecer un procedimiento previo de extracción de estas micotoxinas mediante «fluido supercrítico» que permitió separar de forma selectiva estos compuestos del conjunto de componentes de la harina de maíz.

Tras la obtención de los extractos, se llevaron a cabo ensayos para la identificación de muestras contaminadas mediante electroforesis capilar con detección amperométrica. Mediante esta técnica se pueden procesar e identificar de forma rápida muestras de harina cuyo contenido total de micotoxinas sea superior al valor establecido por la normativa europea (200 mg/kg), pudiendo llegar a detectarse contenidos inferiores a 20 mg/kg. Para aquellas muestras que presentaron valores cercanos al límite establecido se desarrolló un método que permite separar y confirmar la presencia de ZON y sus metabolitos de forma individual y decidir si el contenido total de micotoxinas rebasa el límite fijado.

Desde la UAM aseguraron que la metodología desarrollada es rápida, suficientemente sensible y selectiva para los objetivos propuestos, no siendo necesario equipamientos complejos ni costosos. Además, el consumo de reactivos es bajo y no genera residuos contaminantes.

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