Entrevista

Ana San Martín Aniz, directora del Área Social de Tasubinsa

Nos queda mucho recorrido en conocimiento y sensibilidad hacia las personas con discapacidad
Por Azucena García 26 de noviembre de 2011
Img anasanmartien
Imagen: CONSUMER EROSKI

La Unidad Ocupacional de Envejecimiento prematuro para Personas con Discapacidad Intelectual de Ibaiondo (Pamplona) lleva cinco años en funcionamiento. Atiende a personas con discapacidad intelectual que inician el proceso de envejecimiento y es el único centro nacional de estas características, gestionado por Tasubinsa, un centro especial de empleo. Ana San Martín Aniz es la directora del Área Social. En su opinión, esta Unidad es vital para mantener la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual que, durante el proceso de envejecimiento, padecen la pérdida progresiva de sus capacidades. Pero la responsabilidad es de todos. Por ello reconoce que las personas con discapacidad intelectual tienen dificultades para su integración, a cualquier edad, “porque vivimos en sociedades que no están adaptadas a capacidades diferentes”. Sobre todo preocupa su integración en el mundo laboral, que se ha agudizado con la incertidumbre motivada por la crisis económica.

¿En qué consiste el trabajo que se lleva a cabo en la Unidad Ocupacional de Envejecimiento prematuro para Personas con Discapacidad Intelectual?

El objetivo de la Unidad Ocupacional de Envejecimiento Prematuro es mantener la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual que padecen pérdida progresiva de sus capacidades debido al envejecimiento, que en ellas se acelera a partir de los 45 años. Tras realizar una serie de pruebas específicas, llevamos a cabo programas individualizados para desarrollar y potenciar la autonomía funcional y social, así como las capacidades cognitivas y motoras, entre otras. Para ello, utilizamos servicios de la comunidad como autobuses urbanos y visitamos recursos, como la estación de autobuses, o salimos a hacer la compra para que ellos mismos se preparen el almuerzo.

¿Quiénes pueden acudir a esta unidad o beneficiarse de sus servicios?

“No se puede detener el deterioro, pero sí se puede prestar una mejor calidad de vida en el proceso de envejecimiento”

En la actualidad, en Tasubinsa trabajan más de 450 personas con discapacidad intelectual y otras 600 más acuden a las actividades ocupacionales. Somos un centro especial de empleo no selectivo, es decir, acogemos a cualquier persona con discapacidad intelectual que ha tenido la valoración y orientación previa de los servicios sociales de Navarra, a través de un itinerario que comienza en el centro ocupacional. Esta realidad hace que atendamos muy diferentes niveles de capacidad. A partir de los 45 años, estas personas participan en actividades específicas orientadas a ralentizar su envejecimiento. Cuando ya no es posible mantener sus habilidades, se solicita una plaza en la unidad de envejecimiento, siempre después de gestionar su incapacidad laboral y en coordinación con el equipo de valoración de Asuntos Sociales.

¿De qué manera mejora la calidad de vida de estas personas gracias a la unidad?

En la unidad se trabaja para mantener las habilidades adquiridas durante su vida y ralentizar los signos de envejecimiento. Como consecuencia del alto grado de deterioro físico, psicológico y cognitivo, el abordaje profesional favorece el mantenimiento de sus capacidades y aprendizajes de reserva. En este contexto, no se puede detener el deterioro, pero sí se puede prestar una mejor calidad de vida en el proceso de envejecimiento. Esto les permite mantener durante un mayor tiempo su grado de autonomía personal para, entre otras cosas, hacer la cama, planchar o coger el autobús.

A la vez, ¿se ayuda a los familiares? ¿La unidad supone un respiro para ellos en los cuidados diarios?

En primer lugar, las familias envejecen a la vez que nuestros usuarios, por lo que en general es más complejo poder atender sus necesidades. Además, son usuarios que, cuando terminan su etapa en el Centro Especial de Empleo (CEE), no cuentan con otros recursos. Son personas entre 45 y 65 años y, en la mayoría de los casos, si no existiera esta unidad, se verían obligados a quedarse en sus casas, lo que agudizaría su deterioro, además de la carga familiar que esto conllevaría. Solo a partir de los 65 años pueden acceder al servicio residencial común.

¿El deterioro físico y psicosocial que afecta a las personas con discapacidad intelectual influye también en su integración social y laboral?

“Las personas con discapacidad intelectual tienen dificultades de integración porque no estamos adaptados a capacidades diferentes”

Las personas con discapacidad intelectual tienen dificultades para su integración a cualquier edad porque vivimos en sociedades que no están adaptadas a capacidades diferentes. No es cuestión de edad. En el ámbito laboral, parte de las dificultades se cubren gracias al empleo protegido, a través del cual acceden a empresas como Tasubinsa u otros Centros Especiales de Empleo (CEE), donde son trabajadores de pleno derecho. Se actúa también por su integración en la empresa ordinaria, pero debido a la crisis, este camino, de por sí complejo, se ha hecho más cuesta arriba.

¿Qué atención merecen para evitar cualquier tipo de exclusión?

Yo hablaría más de grandes dificultades para su integración en una sociedad tan competitiva como la nuestra y donde parece que no caben los “diferentes”. Este rechazo no pasa por la edad de las personas, sino por sus diferentes características. De ahí la gran importancia de los CEE, que permiten la integración en el mundo laboral y potenciar su vida adulta, además de recibir los apoyos necesarios para su desarrollo, junto con los Centros Ocupacionales, donde se enmarcan nuestras unidades de envejecimiento, como recurso para promocionar o mantener el desarrollo integral de personas adultas con discapacidad y, sobre todo, favorecer su inclusión social.

¿Hay alguna unidad similar en el resto del país?

Somos pioneros en el territorio nacional, aunque se empiezan a desarrollar algunas iniciativas similares en País Vasco y Baleares. Detectada la necesidad de un servicio de estas características para este colectivo, la unidad se creó en 2006 con el apoyo del Gobierno de Navarra. En 2008 fue galardonada con el I Premio a la Calidad de los Servicios Sociales de Navarra.

En la actualidad oferta 25 plazas, pero son insuficientes, ya que la pirámide de edad de Tasubinsa envejece. Cerca del 60% de nuestros trabajadores se encuentran en el rango de edad de 45 a 65 años. Debido al aumento en general de la esperanza de vida, el volumen de personas con discapacidad intelectual en proceso de envejecimiento se incrementa cada año. Además, el envejecimiento en las personas con discapacidad intelectual es más prematuro, puede llegar repentinamente y ser un proceso de deterioro muy rápido en edades, a veces, muy tempranas.

¿La sociedad en general conoce suficiente a las personas con discapacidad intelectual y sus necesidades?

“Se comienza a ver a las personas con discapacidad como ciudadanos de pleno derecho, pero es solo el comienzo de la inclusión real”

Sin duda, en los últimos años esto ha cambiado. Ahora se visibiliza más a las personas con discapacidad. Trabajan, empiezan a acudir a centros cívicos… Parte de la sociedad comienza a verlos como ciudadanos de pleno derecho. Sin embargo, es solo el comienzo de la inclusión real. Llegar hasta aquí nos ha costado muchos años de esfuerzo y sensibilización, y sigue quedando muchísimo por hacer. A la sociedad, en general, le queda mucho recorrido en conocimiento y sensibilidad, y trabajamos día a día por seguir avanzando.

¿Hay suficientes recursos para ellos?

Los recursos son limitados y, en esta situación de crisis, mucho más. Los recursos públicos son insuficientes y, en muchas ocasiones, no son los adecuados. Nosotros apostamos porque cada persona con discapacidad pueda desarrollar sus proyectos de vida personales, por lo que el recurso que vale para una persona no tiene porqué ser el adecuado para otra.

¿Las familias cuentan con los apoyos necesarios para que sus familiares con discapacidad intelectual permanezcan con ellas en el hogar?

Hay otras posibilidades. Muchas veces, las personas con discapacidad demandan la oportunidad de vivir solas, en pareja o compartir piso con amigos. Para estos casos hay programas promovidos por las asociaciones, como ANFAS en Navarra, que favorecen el apoyo a la vida independiente, pero también hay pisos tutelados y otras fórmulas. Como comentaba antes, los recursos son insuficientes y, además, inseguros, ya que se deben renegociar año a año. No obstante, se trabaja para que cada familia y persona con discapacidad desarrolle sus proyectos, bien mediante el préstamo del recurso desde la asociación o tras exigir que la Administración lo dé. En cualquier caso, buscamos que se garanticen los apoyos y servicios necesarios para que las personas con discapacidad intelectual y sus familias sean quienes decidan.

¿Hasta qué punto es importante favorecer la autonomía de estas personas?

“Promocionar la autonomía de una persona con discapacidad intelectual supone mejorar su calidad de vida”

Desde un punto de vista económico, al Gobierno le sale mucho más rentable promocionar su autonomía que tener que atender a personas dependientes. En cuestión de empleo, cada euro invertido en empleo protegido genera más de 2,5 en movimiento económico y ahorro en prestaciones. Pero, lo que es más importante, desde el punto de vista humano, promocionar la autonomía de una persona con discapacidad intelectual supone mejorar su calidad de vida.

Unidad Ocupacional de Envejecimiento prematuro para Personas con Discapacidad Intelectual
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Imagen: Tasubinsa

Esta unidad atiende a personas con discapacidad intelectual que, como consecuencia del deterioro físico y psicosocial provocado por el proceso de envejecimiento, pierden de manera progresiva sus capacidades y tienen problemas de adaptación al entorno laboral y ocupacional. El objetivo de esta unidad es ayudarles a desenvolverse en su día a día y retardar el declive. “La unidad está concebida para todas aquellas personas con discapacidad intelectual entre 45 y 65 años, cuyo proceso de deterioro por envejecimiento está en fase avanzada, con mantenimiento de una cierta autonomía personal e independencia en los desplazamientos”, explica Tasubinsa.

Los usuarios reciben un trato personalizado. Acuden de lunes a viernes, de 9:30 a 16:30 horas. Allí cuentan con una zona de descanso, una sala polivalente, una sala de fisioterapia, además de un comedor, dos baños geriátricos y vestuarios con taquillas. Los usuarios proceden del centro especial de empleo. Tras recoger los datos oportunos, se aplica a cada persona el baremo de deterioro por envejecimiento prematuro y la puntuación alcanzada “condiciona la necesidad y carácter del apoyo”.

Una vez en la unidad, se analizan las necesidades personales y se llevan a cabo diversas pruebas neuropsicológicas para establecer los objetivos y un programa de intervención personalizado. “Los espacios de trabajo -detalla Tasubinsa- son las situaciones de la vida real seleccionadas como más importantes para el desarrollo de las destrezas funcionales de las personas”. Por este motivo, además de esta unidad, Tasubinsa persigue la plena integración laboral y social de las personas con discapacidad intelectual y, para ellos, gestiona 14 centros repartidos por la geografía navarra. “Apoya a las personas con graves dificultades de acceso al empleo y trata de generar para ellas empleo y ocupación estable y de calidad”, apunta Ana San Martín.

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