El objetivo del turismo justo es potenciar el impacto positivo del viaje sobre el destino y la población local. Aunque su demanda es aún insuficiente, cada vez hay más personas que buscan un valor añadido a sus vacaciones desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Con estos principios, surgió hace algo más de un año la ONG Turismo Justo, que preside Carles Tudurí (Palma de Mallorca, 1965). Periodista, profesor y turista aficionado, Tudurí ha publicado recientemente, junto a más de una veintena de colaboradores voluntarios, la guía ‘Turismo responsable: 30 propuestas de viaje’ (Alhena Media Editorial, 2007). En ella se recogen alternativas que recorren los cinco continentes, desde viajes modestos, que cuestan poco más de 300 euros, hasta circuitos de lujo que superan los 3.000. “Todas las modalidades tienen su espacio en el turismo responsable”, defiende el autor.
La principal novedad es su doble objetivo. Por un lado, pretende que la gente viaje y lo pase bien y, por otro, busca el beneficio para los destinos turísticos. Es decir, todos los viajes que se proponen procuran que los impactos positivos que se generen recaigan, en buena parte, en la población local.
Básicamente, en que trata de minimizar los impactos negativos del turismo y potenciar los positivos. El turismo justo trabaja con empresas y organizaciones locales que se ocupan de que el viaje tenga pocos efectos negativos e intentan potenciar los positivos favoreciendo, sobre todo, a las poblaciones locales.
Los impactos pueden analizarse desde el punto de vista medioambiental, social y cultural. En este sentido, podemos encontrar efectos negativos y positivos en cada una de estas categorías. Por ejemplo, un impacto negativo medioambiental sería el agotamiento de los recursos o la generación de residuos, es decir, aquellos que afectan negativamente al medio ambiente. Desde el punto de vista social, un impacto negativo sería el incremento de la inflación que produce el turismo y que dificulta el acceso de la población local a determinados servicios del mercado. Culturalmente, el turismo puede fomentar la estandarización de celebraciones culturales o la pérdida de valores autóctonos.
El criterio ha sido elegir proyectos concretos, en lugar de destinos. Hemos intentado que detrás de cada viaje haya una organización que garantice, de algún modo, que éste se realiza con criterios de sostenibilidad y hemos buscado, entre estos criterios, modalidades turísticas muy distintas para concienciar de que el turismo responsable puede ser desde turismo de sol y playa a ecoturismo, senderismo, cicloturismo o turismo cultural.
Efectivamente. Hemos recogido viajes por Europa, Latinoamérica, África y Asia, que probablemente son las propuestas más caras. Nos hemos dirigido tanto a un sector que apuesta por productos más caros, como a aquel que busca alternativas económicas. En este sentido, la guía funciona como un pequeño escaparate en el que se puede encontrar un poco de todo porque en el turismo responsable tienen espacio todas las modalidades.
La propuesta más cara es la de Mozambique, donde uno se puede hospedar en alojamientos de lujo, pero eso sí, sabiendo que son empresas turísticas que se preocupan porque sus empleados reciban formación y un trato justo. Además, apuestan por comprar en negocios locales y promocionar a su propia gente. Eso es el turismo justo: un conjunto de medidas que uno puede ir tomando, sin estar determinado cuáles son esas medidas exactamente, pero que se toman para ser responsable.
El turismo es un gran motor económico que puede ayudar a combatir la pobreza. Es una industria que requiere gran cantidad de recursos humanos para atender al cliente. Por ello, el objetivo es conseguir que la mano de obra que se contrate sea local, reciba un trato justo y se le forme. Pero también hay que animar al cliente a quedarse en el hotel y a visitar determinadas poblaciones locales porque todo eso genera algún tipo de riqueza.
El turismo justo aún es un mercado pequeño, pero va creciendo. La demanda real no es suficiente para hacer viables pequeños touroperadores en este ámbito, pero sí hay demanda suficiente para hacer que algunas agencias de viajes se especialicen. Y poco a poco van a surgir más.
Ésa es la idea. El próximo año queremos hacer una reedición de la guía con nuevas propuestas de viajes y que ésta tenga carácter anual para destinar la recaudación a cubrir algún proyecto de la ONG Turismo Justo, porque nuestros recursos son limitados.
El objetivo, como el de la guía, es doble: concienciar sobre la necesidad de un turismo más justo y ayudar a promocionar determinados destinos relacionados con la cooperación. La primera línea ha funcionado muy bien, pero la segunda está más parada porque requiere una financiación que en estos momentos no tenemos. La red de voluntarios de la ONG es amplia, llega a un centenar, pero muchos de ellos están inactivos por falta de presupuesto.
