Mascarillas transparentes homologadas para personas sordas ¿o para todos?

Logopedas y enfermeros son algunos de los profesionales que más demandan su homologación, ya que la necesidad de comunicación no verbal atañe a toda la sociedad
Por Sara Rivas 3 de octubre de 2020
mascarillas transparentes
Imagen: iStock

“Soy Juan y estoy sordo. Si no te leo los labios, para mí es una tortura; me quedo totalmente aislado. Ayúdame a conseguir que se homologuen las mascarillas totalmente transparentes”. Así pide ayuda un niño sordo a través de Facebook. El uso de mascarillas por la pandemia de covid-19 ha complicado la vida a más de un millón de personas en España que, como Juan, tienen problemas auditivos. También ha hecho más difícil la comunicación no verbal en otras situaciones e interfiere en las clases de fonología y en la autonomía de las personas con discapacidad intelectual.

«Ir a hacer la compra, al médico o a la farmacia, o a tomar algo en una terraza se ha vuelto imposible para todas las personas sordas al aumentar la barrera de la comunicación con el uso de mascarillas», asegura Beatriz Perucho, profesora de Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación en el centro de Formación Profesional San Juan de Dios en Ciempozuelos (Madrid). La única forma de comunicarse de este millón de personas con el resto de la sociedad es la lectura de labios y esa forma ha dejado de existir por el uso obligatorio de las mascarillas. Es más, para aquellos que no tienen una pérdida total de audición, la distancia de seguridad, indispensable para evitar el contagio del virus, también resulta una barrera.

«Me llamo Marcos, soy sordo y desde hace unas semanas me siento completamente aislado. Hasta ahora, para comunicarme con otras personas, leía sus labios, pero de repente me he encontrado con que todo el mundo los lleva cubiertos por una mascarilla. Mi médico, los cajeros de mi supermercado… y lo que es más duro: mi familia y mis amigos. Hace tiempo que no puedo entender lo que dicen. Y, como yo, las miles de personas sordas o con problemas de audición en España», describe Marcos Lechet en una petición lanzada a Change.org que ha logrado recabar más de 90.000 firmas de apoyo que ya han sido enviadas al Ministerio de Sanidad.

Homologación de mascarillas transparentes

Lechet no pide evitar las mascarillas, sino la homologación de un modelo con la boca visible y que todo el mundo pueda acceder fácilmente a ellas. El motivo de la falta de homologación, según la farmacéutica Gemma del Caño, es que las mascarillas se elaboran conforme a estándares de fabricación donde se indica de qué materiales tienen que estar hechas, con qué medidas, qué ensayos hay que realizar para garantizar capacidad de filtración y respirabilidad y hasta cómo tienen que ir etiquetadas en el envase o serigrafiadas. «Como hasta ahora no se había planteado la necesidad, no hay posibilidad de homologación hasta que se valide una nueva norma de estandarización», explica Del Caño.

En esta homologación trabajan la Federación Vasca de Asociaciones de Personas Sordas (Euskal Gorrak) y el Centro de Investigación e Innovación Aplicada de FP de Euskadi (Tknika). Pero no es una tarea sencilla. La utilización de un material concreto que permita entrar y salir el aire y que, además, cumpla con el protocolo de antibacterias conforma el mayor impedimento. La intención de este equipo es que en los próximos meses se pueda comercializar un modelo que cumpla con todos los requisitos de diseño y seguridad.

Mientras llega la homologación, Del Caño propone usar mascarillas de un material que permita respirar y sea transparente y combinarlo con filtros que sí estén homologados para que se pueda garantizar la seguridad. «Es cierto que es complicado encontrar unos filtros correctamente homologados, pero es más rápido que esperar la homologación de la mascarilla», asume. Sin embargo, la farmacéutica avisa de que en ningún caso la opción de utilizar una pantalla transparente o una mascarilla de plástico sin filtros resulta viable, ya que tienen zonas abiertas y no evitan el contagio, que es la máxima prioridad ahora mismo.

Mascarillas transparentes, no solo para sordos

Iris Rabaso es logopeda en el colegio de Educación Especial Nuestra Señora de las Victorias y su día a día ha cambiado drásticamente por el uso de mascarillas. «La mascarilla quita autonomía a los alumnos con discapacidad intelectual. Poder verse la boca, apreciar una sonrisa es esencial para su sociabilización», afirma Raboso. «Si para muchos de ellos relacionarse con los demás es un mundo, con las mascarillas les hemos puesto una traba adicional», añade. La logopeda reconoce que sus alumnos son incapaces de saber si está enfadada o contenta. «Son personas que se guían mucho por la prosodia y la mascarilla lo dificulta enormemente», comenta.

El problema también lo halla en las clases de fonología y pronunciación. «La dislalia es un trastorno que se trabaja con repeticiones del sonido y viendo dónde se articula, lo que resulta totalmente imposible hacerlo con mascarilla», explica. Por eso, ella y sus compañeros asumen resignados cómo los tratamientos se están frenando drásticamente. «Ahora es muy difícil trabajar con el típico niño que no hace la erre», dice a modo de ejemplo.

Donde también se encuentra una barrera es en los hospitales. Es una realidad que muchos de los pacientes que están ingresados solo ven al personal médico, y es solo con estos profesionales con los que puede comunicarse en persona en su día a día, sobre todo ahora con la pandemia de covid-19. «Poderles dedicar una simple sonrisa muchas veces supone para ellos un mundo, pero con las mascarillas toda la comunicación no verbal que hacemos con ellos queda anulada. Detrás de una mascarilla es imposible llegar a las personas», añade Beatriz Perucho, que también es enfermera en el Hospital de Getafe (Madrid).

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