Los 112 y la localización de accidentados por el móvil

La localización de accidentados en zonas rurales por parte los servicios territoriales de emergencias varía sensiblemente de una comunidad autónoma a otra y depende de muchos factores
Por Jordi Sabaté 21 de septiembre de 2007

No es lo mismo tener un accidente en los alrededores del puerto de Pajares, en Asturias, que sufrirlo cerca de Casares de Arbas (Castilla y León). Aunque entre ambos lugares medien apenas diez kilómetros, a cada uno le corresponde un servicio territorial de emergencias distinto, el conocido como 112. El servicio asturiano tiene implantada una plataforma de localización de personas mediante señal de teléfono móvil que no existe en el castellano leonés, por lo que la eficacia en la localización de un accidentado disminuye mucho en el segundo caso. Esta diferencia cualitativa entre comunidades se repite por todo el territorio nacional.

A cada municipio le corresponde el servicio territorial de emergencias, el conocido como 112, de la comunidad autónoma a la que pertenece

Si se está en Asturias, una llamada desde un móvil al 112 informando de que se ha tenido un accidente irá a parar a una sala de operaciones donde inmediatamente se localizará la antena de triangulación GSM más cercana al móvil, y por lo tanto se podrá conocer la posición del accidentado. El sistema asturiano de localización de accidentados está inspirado en el que posee desde hace tiempo la Comunidad Autónoma de Madrid.

Si está en Castilla y León, en cambio, el accidentado deberá ofrecer datos precisos de dónde se encuentra a los operarios del 112 para que puedan enviar una ambulancia a asistirle, o bien proporcionar pistas concretas del paisaje que puedan referenciar la zona para facilitar la localización.

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De este modo, y más si la zona en la que se ha producido el accidente está muy apartada de un núcleo urbano, será difícil encontrar al accidentado en un breve plazo de tiempo, que tal vez sea el que requiera su gravedad, para ayudarle. Además, suele ser normal que después de un accidente o un fuerte golpe las personas estén desorientadas y en estado de semiinconsciencia, por lo que los datos que proporcionan no son fiables.

Si la zona en que se ha producido el accidente está muy apartada, será difícil encontrar al accidentado con rapidez sin un sistema de localización de móviles

Este fue el caso trágico de un motorista que hace pocos días sufrió un accidente en un tramo de la nacional 234 entre Burgos y Soria, en el que quedó gravemente herido. El accidentado pudo realizar una llamada al servicio de emergencias territorial para informar del percance y de su gravedad, pero no pudo dar referencias claras de su ubicación; además, su llamada terminó perdiéndose.

No pudo ser localizado, a pesar de que su móvil continuó operativo durante cuatro horas más, hasta el día siguiente y ya cadáver. Desgraciadamente, estos finales no son infrecuentes en los accidentes automovilísticos en zonas apartadas.

Un sistema de eficacia variable

A pesar de que las plataformas de localización de personas vía GSM mejoran mucho los tiempos de atención en caso de emergencia, su eficacia depende de varios factores, como son la densidad de antenas de triangulación, el tipo de vida de la zona o incluso la calidad del teléfono que emite la señal.

Las antenas de triangulación son las que reciben la señal de posición que emiten continuamente los teléfonos móviles y la rebotan a otras antenas para determinar su posición y su disponibilidad para efectuar o recibir una llamada. Es lo que se conoce como ‘tener cobertura’.

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Cuantas más antenas de un mismo operador haya por kilómetro cuadrado, mayor será la cobertura que se tenga y más fácil será también determinar la posición exacta de un teléfono móvil

Cuantas más antenas de un mismo operador haya por kilómetro cuadrado, mayor será la cobertura que se tenga y más fácil será también determinar la posición exacta de un teléfono móvil sobre un mapa de coordenadas, puesto que más pequeña será el área en que se produzca el rebote entre antenas de la señal emitida por el móvil; es lo que se conoce como ‘área de triangulación’, y en ella se basa el sistema para localizar personas accidentadas.

«Cuando se realiza una llamada al 112 en Asturias desde un móvil, ésta ya viene automáticamente acompañada, como mínimo, por los datos geográficos de la antena de base (la que ha recogido la señal del móvil)», explica Manuel Vilas Paz, ingeniero de telecomunicaciones y profesor de la Universidad de Oviedo, que ha colaborado en la implantación del sistema en el Principado.

Vilas añade que «los datos los facilita cada operador y pasan por una compleja plataforma informática que los traduce en coordenadas espaciales sobre un mapa». Si además de la posición exacta de la antena base se conoce el área de triangulación, la ubicación sobre el mapa del accidentado mejora mucho.

En las zonas urbanas la densidad de antenas es muy alta, y por tanto el área de triangulación es muy pequeña, lo que permite a la plataforma determinar con mucha precisión desde dónde emite su señal un móvil. En las áreas rurales, en cambio, las antenas pueden estar mucho más espaciadas, por lo que el área de triangulación puede ser de varios kilómetros cuadrados. Es este caso la localización, por mucho que se tenga la plataforma implantada, será mucho más inexacta. Y el tiempo de respuesta a una emergencia mayor.

En las áreas rurales las antenas pueden estar mucho más espaciadas, por lo que el área de triangulación puede ser de varios kilómetros cuadrados

Por otro lado, el tipo de paisaje humano que exista sobre el terreno también determinará la eficacia del sistema. En zonas de población muy dispersa, como son las comunidades del Cantábrico, las antenas de triangulación se reparten con mayor homogeneidad, sin concentrarse tanto en núcleos urbanos, por lo que aunque el accidente se haya producido en una zona rural apartada, la geolocalización mejorará respecto a otras comunidades con grandes zonas despobladas.

Vilas precisa que «otro factor que también influye es la calidad de la señal que se envía a la plataforma, tanto desde el móvil (en lo que puede influir la cobertura de la zona o el estado de conservación del aparato) como la que llega desde el operador al servicio 112, aunque esta última tiene una probabilidad de fallo muy baja».

Manuel Vilas: «se trata de un sistema extremadamente complejo y caro; estamos hablando de millones de euros»

Finalmente, este ingeniero explica el motivo por el que las plataformas de localización todavía están ausentes en muchas comunidades, o en fase de desarrollo: «se trata de un sistema extremadamente complejo y caro». «Estamos hablando de bastantes millones de euros», añade sin precisar la cantidad.

Respecto al accidente de Burgos, Vilas (que asegura desconocer los sistemas de localización implantados en Castilla y León) cree que de contar la comunidad castellanoleonesa con una plataforma de localización implantada, «el motorista habría sido localizado como mucho en un par de horas, ya que se podría haber definido con bastante fiabilidad un área de triangulación que un helicóptero pudiera recorrer».

España se apunta al ‘e-call’

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Tras el trágico caso mediático del motorista de Burgos, se ha hecho público por parte de la Dirección General de Protección Civil e Incidencias que España ha firmado el ‘memorando de entendimiento europeo para la realización de llamadas interoperativas (e-call) desde vehículos’.

Se trata, de momento, de una declaración de voluntades suscrita por varios países europeos para desarrollar un dispositivo mixto entre la tecnología GPS y la GSM, o similar, para implantar como estándar en los automóviles del continente, con el objetivo de que sean fácilmente localizables en caso de accidente.

La idea es que los vehículos puedan emitir a un centro receptor una señal que contenga información sobre su localización exacta

La idea es que los vehículos puedan emitir a un centro receptor una señal que contenga información sobre su localización exacta; dicha información se la proporcionará previamente al vehículo una antena receptora GPS.

Sin embargo, Vila cree que este sistema, aunque en teoría más eficaz, tardará todavía en llegar bastantes años: “Primero hay que definir quién desarrolla la tecnología, luego quién la certifica como estándar y luego crear un sistema de fabricación que la abarate, y eso pueden llegar a ser quince años”, opina. Según el memorando, el dispositivo encarecerá el precio del coche una media de 100 euros.

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