Entrevista

David Kirkpatrick, autor de ‘El efecto Facebook’

Facebook ha creado una conciencia global sobre asuntos que antes se consideraban locales o privados
Por Jordi Sabaté 17 de febrero de 2011
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Imagen: Jordi Sabaté

El periodista neoyorkino David Kirkpatrick, coordinador de tecnología de la revista ‘Fortune’, cuenta que fue el propio Mark Zuckerberg, creador de Facebook, quien le animó a escribir el libro titulado ‘El efecto Facebook’, que ha presentado en España en fechas recientes, tanto en su versión catalana como en castellano. ¿En qué consiste el denominado “efecto Facebook”? Es la creación de una especie de conciencia comunitaria sobre asuntos que antes se consideraban locales o privados. En Colombia, este efecto consiguió trasladar desde la red social hasta la calle a millones de personas en las marchas por la paz y contra la guerrilla de las FARC. En Egipto y Túnez ha movilizado y concienciado a la población de más edad sobre la necesidad de los cambios que reclamaban los jóvenes, y en gran parte se ha hecho con la colaboración de internautas de otros países, que han dado soporte a los grupos prodemocráticos. Un dato revelador es que en el libro, escrito hace casi un año, el autor cita hasta tres veces la importancia de los grupos de Facebook en favor de la democracia en el norte de África y predice que tendrán consecuencias en el mundo real, como al final ha sucedido. En definitiva, ‘El efecto Facebook’ habla sobre una nueva forma de comunicación que cambia el mundo y las relaciones de los ciudadanos con el poder.

¿Ha cambiado Facebook las relaciones humanas?

Yo creo que sí. Facebook ha reunido en una misma plataforma a cientos de millones de personas que se han dado cuenta de que quieren saber más los unos de los otros de lo que han sabido hasta ahora. La gente, para bien o para mal, ahora desea mostrarse de manera más abierta a los demás y exhibe distintas facetas de su vida que antes mantenía en la intimidad. Por otro lado, también muestra interés por aspectos de la vida de los otros que antes no le hubieran llamado la atención. Esto ha hecho a las personas más receptivas y quizás más sensibles y solidarias con los demás, como si se hubiera despertado una especie de conciencia global sobre temas o problemas que antes se consideraban locales.

¿Por qué ha sido Facebook quien ha triunfado y no otras redes como Orkut, Hi5 o MySpace?

“Mientras las otras redes sociales en realidad solo venden contenidos, Facebook ofrece además una herramienta para extender su red social”

Sobre todo, porque Facebook ha sabido hacer una cosa mejor que las otras: vender tecnología, software social. Facebook es una empresa de relaciones, como podrían ser las otras que cita, pero aporta un plus de tecnología que permite que el desarrollo de estas relaciones esté en manos de los usuarios, que son quienes desarrollan muchas de las mejoras, inventan nuevas aplicaciones, etc. Mientras los otros en realidad venden contenidos a sus usuarios, contenidos generados por sus contactos, Facebook vende una herramienta para extender su red social, de modo que la mejora de esta red está en manos de sus miembros. Esto no era tan posible en MySpace, por citar un caso, donde la capacidad de innovación estaba limitada a los desarrollos que aportase la propia empresa. Como usuario, había que esperar a que hicieran mejoras, mientras que en Facebook, si se sabe un poco de programación, era posible hacerlas uno mismo.

En la era digital parecen cuestionarse tres valores: propiedad, privacidad y pudor. ¿Está de acuerdo?

Sin duda. Sobre todo, me parece interesante el pudor, no lo había pensado nunca así, pero es cierto. En el caso de Facebook, es evidente que la gente se ha dejado fuera gran parte de su pudor y, además, parece contenta de ello.

¿No cree que para disfrutar con plenitud de Facebook hay que renunciar a ciertas cuotas de ese pudor?

“En el caso de Facebook, es evidente que la gente se ha dejado fuera gran parte de su pudor y, además, parece contenta de ello”

Depende de cada uno fijar el umbral de pudor al que está dispuesto a renunciar. No creo que se deba perder el sentido común sobre lo que uno quiere y lo que no quiere que se sepa públicamente de él. Pero en general creo que sí. Gran parte del secreto de disfrutar de Facebook reside en ser un poco más abiertos y no temer revelar cosas de nosotros que en el fondo no son tan importantes.

Usted describe en el libro al fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, como una persona muy obsesionada con la transparencia como sistema de gobierno de Facebook. ¿Sigue los principios de la ética hacker basados en la transparencia, meritocracia y libre conocimiento?

Los sigue, al cien por cien. Hace años que conozco a Mark, él me animó a escribir este libro y siempre me ha hablado con claridad sobre todas las cosas, incluso con una franqueza a veces brutal, porque él, aunque cree en la intimidad como un valor irrenunciable, también defiende que la transparencia nos hace mucho mejores y más creíbles. Mark se considera a sí mismo un hacker y, para él, Facebook es una empresa de hackers. El “hackeo” del programa por parte de los usuarios está en la base de su crecimiento. Él piensa: “Deja que se metan en las tripas de Facebook y lo cambien a su antojo. Si con ello mejoran la plataforma, hacen lo correcto”.

De todos modos, la intimidad y la preservación de los datos personales ha sido una fuente constante de polémicas en Facebook. ¿Qué consejo daría a los usuarios para que gestionaran su intimidad en esta red sin que les diera disgustos?

“Gran parte del secreto de disfrutar de Facebook reside en ser un poco más abiertos y no temer revelar cosas de nosotros que en el fondo no son tan importantes”

Tienen cientos de herramientas para gestionar su intimidad de un modo superior a como pueden hacerlo en cualquier otro servicio de Internet. Mi consejo sería que se pararan a pensar un momento qué quieren y qué no desean mostrar en Facebook, para que luego, de modo acorde con su reflexión, configuren bien sus opciones de privacidad. Algo que yo introduciría en sus reflexiones, no obstante, es que valoraran que si restringen mucho su nivel de transparencia, también restringen su participación: cada uno debe encontrar su punto idóneo.

¿Es peligroso socialmente, de cara al futuro, estar fuera de Facebook?

En algunos ambientes, si no estás en Facebook no te enteras de qué les pasa a tus amigos, cuándo hay un bautizo o una boda, a quién hay que felicitar, etc. ¿Debemos considerar eso peligroso?

Usted habla en su libro, en más de una ocasión, de los grupos prodemocracia en Egipto y Túnez que se han creado en Facebook en los últimos tiempos. En cierto modo predice las revueltas.

“Mark se considera a sí mismo un hacker y para él Facebook es una empresa de hackers”

Es cierto que lo hago y yo fui el primer sorprendido en ver lo que ha sucedido. Ahora bien, si lo pienso con detenimiento, no es tan sorprendente, porque bastaba ver cómo esos grupos proliferaban y crecían para entender que emergía un gran descontento entre la población joven de estos países, que además es la franja mayoritaria.

¿Son un ejemplo del “efecto Facebook”?

Sin duda lo son, porque además han contado con la colaboración de usuarios de otros países, Occidente incluido, que les han apoyado y han amplificado las revueltas. Ha habido una conciencia global de que una parte de los usuarios mostraban un descontento y no era un asunto privado, sino que afectaba a toda la humanidad.

¿Puede usarse el “efecto Facebook” para objetivos opuestos a la transparencia y la democracia por parte de gobiernos represores?

Aunque pueden intentarlo, y sin duda lo intentan, los gobiernos dictatoriales no pueden manipular totalmente esta nueva opinión pública que se ha creado en Facebook, dado el altísimo nivel de interconexión entre usuarios. Se puede manipular a la opinión pública mediante la televisión o la radio porque después las personas no se llaman entre sí para contrastar la información recibida. En cambio, en Facebook el contraste es inmediato y casi inercial. Esto hace que determinados bulos sean poco creíbles y las opiniones independientes pueden subsistir mejor que en otros ámbitos.

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