Grandes fracasos de Internet

Un lustro después de que la burbuja de Internet reventara, los restos de los negocios más despilfarradores recuerdan a todos el peligro de la ignorancia y el entusiasmo excesivo
Por Darío Pescador Albiach 7 de agosto de 2006

Los mercados son débiles. Los inversores veleidosos. Cualquier novedad puede llevarles a un frenesí de gasto, en un intento por ser los primeros en dar el pelotazo, y terminar en un desastre. Ocurrió con los tulipanes en Holanda en 1637, con el ferrocarril, los plásticos y la electrónica. Hace apenas cinco años, la novedad era Internet, y fue protagonista de una de las mayores burbujas inversoras de la historia.

El poder de la desinformación

El problema, según los analistas, es que los inversores y gestores de capital no tenían una idea clara de para qué servía la Red, pero se dejaban asesorar por consultoras, que tampoco estaban especialmente bien informadas. El mundo empresarial era analfabeto tecnológicamente; se invirtió mucho dinero y se perdió mucho más.

Estas son algunas de las ideas de aquél tiempo, que se lanzaron con el ánimo de conquistar el mundo y se esfumaron entre oficinas vacías y ordenadores de saldo.

  • Kozmo y Diversia, el precio de una furgoneta: Sentado frente a la pantalla del ordenador, el cliente tiene la necesidad imperiosa de una chocolatina, pero se le han terminado. Entra en una tienda online, la compra con su tarjeta de crédito y en unas pocas horas se la traen a su puerta con los costes de transporte gratis. Todo el mundo querría un servicio como ese, y ese fue el problema de Kozmo, una compañía que operaba de este modo en siete ciudades de Estados Unidos.

    Por supuesto, el transporte de una chocolatina, un DVD o una bolsa de patatas fritas no es gratis, y la tienda no era rentable. Cerró en 2001 y tuvo que despedir a 1.100 empleados. En España, la ‘puntocom’ Equality pretendía repetir los mismos errores con su tienda Diversia, con el añadido de que regalaban 3.000 pesetas de entonces en compras para atraer clientes. Evidentemente tuvo que cerrar.

  • Webvan, verduras a domicilio: El éxito mató a Webvan, que básicamente era una tienda de ultramarinos en Internet. Se extendió a ocho ciudades de Estados Unidos tras obtener 375 millones de dólares en su salida a bolsa. Pero los márgenes en las verduras son muy pequeños, y cuantos más clientes llegaban, mayores eran sus pérdidas. Cerró en 2001 despidiendo a 2.000 personas.

  • Boo.com, la tienda más cara: Vender ropa y calzado de diseño a través de Internet no es una idea tan terrible, incluso con un nombre tan malo (‘boo’ significa abucheo en inglés). Hacerlo con un mal plan de negocio sí lo es. Boo.com se estableció en el Reino Unido y es un ejemplo de mala gestión. En un tiempo en el que no había casi banda ancha, las páginas web de su sitio utilizaban Flash y JavaScript, y tardaban mucho en cargarse. Invirtieron grandes sumas en hacer una tienda global, en varios idiomas y con varias monedas (¡antes de la implantación del euro!). Las ventas eran mínimas, y la empresa había gastado más de 160 millones de dólares. Cerró en 2000.

  • Pets.com, gran campaña con perro, mala idea: Pets.com probablemente tenía uno de los nombres más atractivos de Internet, y una publicidad fantástica, con una marioneta de un perro como protagonista. Pero siquiera eso puede salvar a una mala idea. Vender comida de perro o tierra de gato por Internet no funciona, más aún si se está perdiendo dinero en los portes y la entrega tarda un par de días. Cerró en 2000, nueve meses después de salir a bolsa.

  • Etoys, juguetes con retraso: Hoy en día Amazon.com y otras muchas tiendas venden juguetes por Internet con éxito, así que la idea no es descabellada. Sin embargo, la juguetería online eToys fue un desastre. Demasiado dinero en publicidad, marketing y tecnología, para las pocas ventas que tenían. Para colmo entregaban tarde. Llegó a valer en bolsa más que la cadena de tiendas Toys’R’Us, pero cerró en 2001. Ahora está intentándolo de nuevo.

  • Go.com, el portal de la envidia: Disney tenía envidia de Yahoo!, como muchas otras compañías. Así que decidió crear su propio portal multiservicios, Go.com, a partir de la compra del buscador Infoseek. Olvidado, tuvo que cerrar en 2001. La broma le costó a Disney 790 millones. La misma envidia de portal llevó a grandes empresas de medios en España a crear portales como Inicia, de Prisa, Jumpy, de Telecinco, Navegalia, Vivazzi o Guay, que también fueron un fracaso.

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