Las redes sociales, con todas sus implicaciones, absorben en la actualidad buena parte de la actividad diaria de muchas personas en los países desarrollados. Este hecho puede tener connotaciones positivas o negativas, en función de cada persona y de cada momento. Se dice que la Red es «como la calle» y, por tanto, en ella confluyen los aspectos más positivos y negativos del acceso a Internet, por lo que es necesario tener cautela y criterio para no llevarse disgustos. Esto, que puede parecer una obviedad en el caso de los adultos, no lo es en absoluto para los menores. Guillermo Cánovas, presidente de la organización Protégeles y experto en menores e Internet, destaca la grandeza de este nuevo medio, pero subraya que el papel de los padres en él es cada vez más necesario.
Nuestra organización nace, hace ya diez años, como respuesta social a una necesidad cada vez más acuciante: procurar que el acceso a la tecnología sea lo más seguro posible para los menores. Protégeles es una asociación de protección del menor, que centra su acción en procurarle seguridad en el empleo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como Internet, la telefonía móvil, los videojuegos o el ocio digital. Somos la organización responsable de la “Línea de Denuncia contra la Pornografía Infantil”, miembro del INHOPE, dependiente de la Comisión Europea. También somos el nodo español del INSAFE, la red europea que vela por la seguridad de los menores en la Red.
“Es un error considerar que la Red lleva al aislamiento”
En esta cuestión hemos de ser muy claros: en Internet hay cosas buenas y cosas malas. En ocasiones, además de malas, deberíamos añadir que, de verdad, peligrosas y aberrantes. Pero no en función de la edad, sino de los propios contenidos: desde las páginas de promoción de la anorexia y la bulimia a las páginas con información sobre lapidaciones, linchamientos, suicidios, etc. Al margen de los contenidos, se registran situaciones como el acoso y el chantaje a menores en Internet, el denominado “grooming”, o “ciberbullying” o acoso escolar en red. Sin embargo, el problema no es la herramienta, Internet, sino el uso que algunos hacen de ella y cómo repercute esto en los demás. Internet es como un coche, todo depende del uso que hagamos de él. Puede salvar vidas o puede quitarlas, en función de quién lo use y para qué.
“La tecnología también nos ayuda a evitar el acceso a contenidos peligrosos mediante los sistemas de filtrado”
Deben aplicar en Internet las mismas pautas de educación y prevención que aplican en otros ámbitos: hablar con sus hijos sobre ello, interesarse por los sitios que frecuentan y por las personas con las que se relacionan. La tecnología ayuda a evitar el acceso a contenidos peligrosos mediante los sistemas de filtrado. Pero lo primero que deben hacer los padres es informarse y formarse respecto al uso de la Red. Para ellos, hemos lanzado una web con toda la información necesaria, ciberfamilias.com, en la que se recopilan normas de seguridad, legislación sobre la Red, estudios comparativos de sistemas de filtrado, direcciones a las que dirigirse en caso de necesidad, etc.
Lo cierto es que sí. La mayoría de los padres actuales, cuando eran adolescentes, no podían ni imaginar que llegaría a haber algo como Internet. Nadie soñaba con una herramienta como el “messenger” o las redes sociales. Es más necesario que nunca reciclarse y actualizarse en cuanto a la información, al menos, hasta que los hijos pasen la etapa crítica de la adolescencia. La Red no es una moda, es algo en constante evolución que ha venido para quedarse. Es fundamental ya en muchos trabajos y, desde luego, para los estudiantes. Los padres deben utilizar Internet, insisto, conocer el funcionamiento de alguna red social, jugar con un videojuego, utilizar un móvil y familiarizarse con las herramientas a las que sus hijos dedican la mayor parte de su tiempo de ocio. La mayoría de los menores pasa ya más horas al año ante las pantallas que en el colegio.
“Los padres deben familiarizarse con las herramientas a las que sus hijos dedican la mayor parte de su tiempo de ocio”
En la inmensa mayoría de los casos. Esto no es ser pesimista, es ser realista. Por eso, hay que asumirlo como algo normal. Lo importante es seguirles de cerca y que, cuando hablen con nosotros sobre algo que han vivido en Internet, sepamos al menos de qué nos hablan para poder trasladarles nuestras experiencias sobre esa circunstancia, las experiencias que hemos acumulado como adultos sobre las cuestiones de la vida. Al fin y al cabo, van a vivir situaciones con otras personas y acceso a contenidos e información interpretable de distinta manera. Los padres pueden y deben ser un referente, aunque no siempre estén al nivel de sus hijos en el conocimiento de las nuevas herramientas que se desarrollen.
Me atrevería a decir que es el mayoritario. A pesar de lo “alarmantes” que puedan ser en ocasiones, las estadísticas y los datos que manejamos nos llevan a una conclusión muy clara: la mayoría de los menores y de los adultos hacen un uso adecuado, correcto y muy provechoso de las nuevas tecnologías. Acceden a contenidos apropiados, no sufren situaciones de acoso ni las reproducen y respetan los derechos de los demás. Internet facilita el desarrollo de una especie de conciencia global en la que todos pueden interactuar. Hoy en día, cualquier persona, de cualquier edad y procedencia, desde cualquier lugar del mundo, puede hacer llegar su mensaje, ideas o conocimientos a miles o millones de personas. Disponemos de una herramienta con un potencial impresionante y buena parte de los usuarios consigue cada día un mejor partido.
“Apenas en un 10% de los casos estudiados hemos podido apreciar problemas de adicción, con todo lo que ello conlleva”
Es un error considerar que Internet lleva al aislamiento. En la gran mayoría de los casos, los menores mantienen sus relaciones y actividades fuera de Internet. Es más, en muchas ocasiones, tratan con las mismas personas dentro y fuera. Apenas en un 10% de los casos estudiados hemos podido apreciar problemas de adicción, con todo lo que ello conlleva. Los menores que tienden a sustituir el mundo real por el mundo virtual escapan de algo y se construyen un mundo a su medida o a su gusto. Es deber de los padres conocer las necesidades, inquietudes y anhelos de sus hijos, además de mantener los puentes necesarios para que la comunicación se mantenga durante las etapas más difíciles. El aislamiento y la sustitución de un mundo por otro no es más que la manifestación de un problema previo. Ese problema previo es el que debe detectarse y tratarse por parte de los padres.
Desde Protégeles consideramos necesario que los padres participen en las redes sociales y creen sus propios perfiles. Es necesario que conozcan el entorno en el que se mueven sus hijos, del mismo modo que se preocupan por qué les sucede en el colegio o por las amistades con las que se relacionan. Pero hay que evitar el entrometimiento y, por ello, no recomendamos que se creen perfiles falsos. No hay que esconderse de nada. Insistimos en que se debe mantener el mismo nivel de intervención que fuera de Internet. Si tú no colocarías un micrófono en el banco del parque en el que tu hijo o hija charla por las tardes con sus amigos, tampoco debes registrar sus conversaciones en la Red. Pero deberás prevenirles de la misma manera sobre el contacto con extraños y deberás facilitarles recursos a los que dirigirse. Desde Protégeles hemos habilitado un correo electrónico (contacto@protegeles.com) y un teléfono (917 40 00 19) para ayudar tanto a los menores como a sus padres y profesores a afrontar cualquier situación negativa que se les presente durante el uso de Internet. Ahora bien, depende de ellos que utilicen estos recursos.