Emergencias en los hoteles

El funcionamiento de los protocolos establecidos y la instalación de buenas vías de evacuación son claves en caso de catástrofes como los incendios
Por Clara Fraile 12 de septiembre de 2007

Los clientes han de saber que los hoteles no sólo deben ofrecer unas buenas condiciones de limpieza, calidad y confort, sino también de seguridad frente a ciertas eventualidades. Cualquier establecimiento hotelero está obligado a disponer del número suficiente de itinerarios de evacuación para que las personas que se encuentren en situación de emergencia puedan salir rápidamente y con seguridad. Además, su personal tiene que estar preparado para actuar en dichos casos, informar y utilizar los medios a su alcance adecuadamente. Es muy importante seguir sus instrucciones y que las salidas de emergencia estén señalizadas, iluminadas y perfectamente despejadas.

¿Salir o esperar?

¿Salir o esperar?

“Cuando se produce una emergencia lo primero que quiere todo el mundo es salir, abandonar el lugar del siniestro. Sin embargo esta decisión ha de sopesarse bien, ya que en ocasiones puede ser más aconsejable esperar a los servicios de evacuación”. Estas palabras, aplicables a todo tipo de desastres, son de un miembro del Cuerpo de Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria. Veamos su razonamiento:

  • Si un incendio sorprende a alguien en la habitación de un hotel, lo más habitual es que se vea humo en el pasillo y las escaleras, que ofician como el tiro de una chimenea por el que circula el aire que alimenta el fuego. El huésped debe tener muy clara la salida antes de intentar alcanzarla, ya que lo más probable es que no conozca el edificio. Por tanto, la idea de buscar escapatoria entre humo y calor, y a gatas, para evitar intoxicarse, tal vez no sea la mejor. En este caso, sería recomendable poner una toalla mojada en la parte inferior de la puerta para impedir la entrada del humo, llamar a recepción y hacer señales para dejarse ver desde el exterior. Puede que el incendio provenga del exterior, pero en España sería muy improbable porque la legislación prohíbe expresamente la excesiva proximidad de masa forestal.
  • En caso de inundaciones, lo más seguro es permanecer en las partes altas de los edificios. Cuanto más alto más seguro. Sirva la experiencia de los turistas que se quedaron en las habitaciones de los hoteles y lograron sobrevivir a una catástrofe de una magnitud como la del tsunami.
  • Cuando tiene lugar un ciclón, un tornado o un huracán hay que hacer caso de las pautas marcadas por las autoridades, antes, durante y después. Se decreta un estado de emergencia y se hacen públicas ciertas recomendaciones, como evitar salir de casa, no circular en motocicleta, etc.
  • El riesgo sísmico y volcánico en nuestro entorno no suele contemplarse pero tampoco es inexistente, sobre todo en Canarias debido a la proximidad del Teide. De producirse, es más seguro quedarse en el interior y es muy importante que la población tenga en cuenta todas las recomendaciones de autoridades y servicios de protección civil.

Medidas de prevención fundamentales

Las salidas de emergencia se consideran determinantes dentro de las medidas de prevención frente a catástrofes. Los hoteles y otros establecimientos en los que se produce gran afluencia de público tienen que estar preparados, y así lo marca la ley para ciertas contingencias, como incendios, inundaciones, apagones eléctricos, etc. No obstante, pese a las inspecciones periódicas en los edificios considerados ‘de riesgo’ no es difícil observar cierta laxitud en el cumplimiento de la normativa, como así lo demuestra la presencia de candados en las salidas de emergencias de algunos locales u obstáculos que las taponan.

La colocación de detectores de humo y calor o de alarmas acústicas también puede estar legislada según la comunidad autónoma

En España desde 1996 está vigente una ley estatal -la norma básica de edificación- que obliga, por ejemplo, a los edificios de uso administrativo a disponer de rociadores de agua en los espacios destinados a documentación y almacenes de material de oficina y en los de imprenta o reprografía. En el caso de los locales comerciales, deben disponer de este tipo de extintores a partir de 1.500 metros cuadrados. Los hoteles tienen desde ese momento la obligación de instalar aspersores en aquellos pisos cuya altura de evacuación exceda los 28 metros, medida estándar de las escaleras de los bomberos.

La colocación de detectores de humo y calor o de alarmas acústicas también puede estar legislada según la comunidad autónoma, e incluso dependiendo del municipio, ya que mediante decretos u ordenanzas algunas administraciones complementan la legislación estatal. Así, en ciudades como Málaga es necesario que el cuerpo de bomberos haya emitido un informe técnico favorable en materia de prevención de incendios para conceder la licencia de obras a los edificios de nueva construcción y para aquellos que vayan a remodelarse o a cambiar de actividad. En Barcelona, desde 2002 todos los edificios construidos de más de 50 metros, independientemente de su uso, cuentan con sistemas de extinción automática.

Edificios antiguos

El problema se presenta sobre todo en los edificios construidos antes de la entrada en vigor de la normativa básica de edificación. Para ellos la Unión Europea emitió la Recomendación 86/666/CEE, relativa a la seguridad de los hoteles contra los riesgos de incendio.

La mayoría de las construcciones antiguas están dotadas de medios básicos de protección, pero no admiten modificaciones estructurales para habilitar escaleras de evacuación exteriores o circuitos interiores para inyectar agua desde la calle. Puertas que resisten el fuego, cableado ignífugo, sensores, rociadores de agua, extintores y mangueras refuerzan los dispositivos de emergencia en algunas de ellas. De lo que se trata es de establecer un nivel mínimo de seguridad contra los riesgos de incendio en todos los hoteles.

Esta Recomendación, del año 1986, instaba a los Estados de la UE a tomar algunas medidas como las que se enumeran a continuación para los hoteles en funcionamiento:

  • Deberán tener salidas de emergencia seguras, libres de cualquier obstrucción y claramente indicadas.
  • La propia construcción deberá tener una estabilidad durante un período suficiente para que sus ocupantes puedan salir sanos y salvos.
  • Habrán de mantenerse en funcionamiento sistemas de alerta adecuados.
  • El personal debe recibir instrucciones y formación adecuadas.

Características propias de los hoteles

La protección de los clientes y de su personal es una de las responsabilidades de la dirección del hotel

Los establecimientos hoteleros tienen muchas peculiaridades debido a los servicios que prestan y a su eventualidad y cantidad de personas “de paso” que confluyen en los mismos. Según varios estudios, cuando se produce una catástrofe en un hotel las vidas de las personas que allí se encuentran dependen de la existencia de los sistemas detección, alarmas y de la rapidez en la puesta en marcha del plan de autoprotección y de los equipos de auxilio, así como de que haya suficientes vías de escape, protegidas y claramente señalizadas.

El desconocimiento de las instalaciones y locales en los que se encuentran ocupantes y trabajadores y la posibilidad de que haya personas durmiendo que no escuchen la alarma pueden ser riesgos adicionales. El tamaño de los edificios no influye demasiado, cuanto más grande sea, de mayor número y anchura serán las vías de evacuación. Sin embargo, otro riesgo adicional puede ser la excesiva altura, es decir, encontrarse en pisos a los que no alcancen las plataformas de los bomberos.

Para ganar en seguridad es preciso disponer de un equipo de personas con los conocimientos adecuados, con consignas precisas y claras sobre los procedimientos que se han de seguir. La protección de los clientes y de su personal es una de las responsabilidades de la dirección, que cuidará de que se cumplan las siguientes condiciones:

  • Presencia de detectores de humo, aspersores y alarmas de fuego automáticos en habitaciones, pasillos, vestíbulo, restaurante, garajes, cocinas, etc. y especialmente en almacenes.
  • Acceso directo telefónico al número de emergencia en cada habitación.
  • Claridad de las indicaciones y señales. Deben estar bien colocadas y ser suficientes para todos los ocupantes del hotel.
  • Señalización de las puertas de emergencia. Deben estar marcadas como tales, ser llamativas y que funcione su luz de señalización. Dicho alumbrado estará previsto para entrar en funcionamiento automáticamente, disponer de batería de emergencia y dotar de la suficiente iluminación durante el tiempo necesario para poder evacuar con seguridad. Tras haber traspasado las puertas de emergencia deberá haber señales que indiquen claramente el camino que se debe seguir y las salidas estarán libres de obstáculos.
  • Los extintores de incendio y mangueras deben estar operativos y a mano.
  • Presencia de carteles en los ascensores que adviertan de la necesidad de no utilizarlos en caso de emergencia.

Dicho esto, conviene recordar que si como huésped de un hotel cualquiera escucha el sonido de una alarma, lo más importante es que mantenga la calma. Y, si a pesar de los medios, se viera obligado a participar para resolver una situación de emergencia, los miembros del Parque de Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria son concluyentes: “en un momento dado, Protección Civil somos todos, ya lo dice la Ley de Protección Civil de 1975”.

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