Hoteles low cost, ¿compensan?

Los hoteles de bajo coste ofrecen lo básico a precios asequibles, pero hay que abonar numerosos servicios y no compensan a todo tipo de clientes
Por Blanca Álvarez Barco 22 de febrero de 2013
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Imagen: Betsy Fletcher

En un año que continúa marcado por la crisis, con un notable incremento del paro y numerosos recortes en Sanidad o Educación, los españoles deberán utilizar también la tijera en su presupuesto para vacaciones. Falta poco más de un mes para las de Semana Santa y, aunque parezca inviable, se puede hacer una escapadita y gastar en el alojamiento casi lo mismo que si uno se queda en casa. Esto es posible en los hoteles low cost, que brindan prestaciones básicas a precios asequibles y permiten invertir lo que se ahorra con la habitación en visitar la ciudad y disfrutar de todos sus encantos. Sin embargo, esta filosofía también tiene detractores, y hay quienes opinan que pagar por la toalla, el secador de pelo o el jabón al final no resulta ni cómodo ni barato. En el presente artículo se señala la idoneidad de los alojamientos de bajo coste para obtener un descanso básico y asequible, aunque siempre que las estancias sean de escasa duración.

Low cost, el descanso barato y práctico

Donde mejor se duerme es en la propia cama. Eso mismo deben pensar en los hoteles de bajo coste, ya que lo más importante de sus habitaciones es, precisamente, la cama. Eso sí, de la mayor calidad, ya que los alojamientos low cost dan prioridad al descanso y prescinden de todo lo superfluo. Por eso, tan solo una mesa y una silla completan el mobiliario de las habitaciones y el baño también es básico (ducha, lavabo e inodoro), sin cestitas de jabones -a veces sin secador ni una segunda toalla, que hay que abonar aparte-, colonias ni cepillos de dientes.

En algunos hoteles low cost se abonan «extras» como secador, servicio de limpieza o una segunda toalla

Son hoteles estandarizados, situados casi siempre en la periferia para ahorrar costes, pero tan cerca de la ciudad como para no ahuyentar clientes, y con bocas de metro o paradas de autobús casi a la puerta del establecimiento.

En España, aunque representan un mínimo de la actual oferta hotelera, cada vez se imponen más. En Madrid y Cataluña se concentra casi la mitad de los hoteles de bajo coste de nuestro país, y son ya conocidos los Ibis (Accor), Sidorme, AHC… En el resto de Europa y el mundo, los easyHotel, Yotel y Tune Hotels son los más solicitados y con más renombre.

Servicio básico, sin adornos

El servicio de los hoteles de bajo coste es muy simple («se paga por lo que se necesita») y sus precios, muy asequibles: rondan los 40 euros por noche o incluso menos, si el cliente se puede acoger a alguna oferta o tiene tarjeta de fidelización.

Sin embargo, hay que pagar por cualquier extra. En easyHotel, ver la tele en el dormitorio cuesta unos cinco euros por día; el servicio de habitaciones, diez euros diarios; Internet, entre tres y seis euros al día; una toalla extra, un euro, etc. En realidad, estos son los servicios que elevan la factura final de un hotel y que, en numerosas ocasiones, nunca se utilizan. Los Tune Hotels y Yotel van en esa misma línea. Unen a esta parquedad de servicios el hecho de tener máquinas expendedoras que funcionan las 24 horas, pues algunos de estos hoteles no cuentan con cafetería o restaurante.

El cliente sabe a dónde va y qué encontrará, y casi siempre busca en concreto una habitación con una buena cama y un baño limpio y cómodo, más conexion wifi gratuita en algunos establecimientos. Lo suficiente para una noche, sin más florituras.

Para estancias cortas

En España, las pernoctaciones hoteleras de residentes cayeron un 8,4% en todo 2012, según datos publicados el mes pasado por el INE (Instituto Nacional de Estadística). La crisis ha llegado a todos los ámbitos, pero aún quedan viajeros, y son numerosos -aunque de perfil marcado- los que se decantan por este tipo de establecimientos económicos. Es el caso de quienes se desplazan por motivos de trabajo. Son clientes latentes que eligen este modelo hotelero porque es barato y, al mismo tiempo, cómodo.

Estos alojamientos están indicados, entonces, para estancias cortas, para quien viaja sin apenas equipaje y solo pisa el hotel para dormir. En la filosofía low cost se estima más necesaria una buena conexión wifi gratuita que un mueble bar o un armario de enormes dimensiones. Con unos ganchos en la pared a modo de perchero se puede vivir bien una o dos noches…

Aunque su cliente tipo es joven o profesional urbano, los low cost intentan abrirse a otro tipo de público

Pero no todos los perfiles de cliente se adaptan a pasar la noche en un hotel de bajo coste. La mayoría de quienes pernoctan en ellos son, además de los comerciales, jóvenes urbanos. Sin embargo, cada vez hay más oferta para turistas tradicionales o familias con varios niños, una opción para tener muy en cuenta en coyunturas como la actual. Hay hoteles que ofrecen amplias habitaciones con dos camas supletorias -en las que se aceptan tres hijos- por 50 euros la noche y que poseen incluso espacios de guardería en sus instalaciones.

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