El 1 de septiembre, la Agencia Tributaria puso en marcha un nuevo plan para estrechar el cerco al fraude fiscal. Se trata de ofrecer a inspectores y subinspectores de Hacienda, así como a agentes tributarios, la posibilidad de hacer horas extras fuera de su horario laboral, que normalmente se extiende desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde, para hacer comprobaciones en las promotoras inmobiliarias.
La Agencia Tributaria sospecha que son muchas las promotoras inmobiliarias que están vendiendo pisos, locales o chalés a un precio mucho más elevado de aquél por el que se escritura el inmueble. Esto supone una importante merma recaudatoria para el Fisco, así como una forma de blanquear dinero negro.
En primer lugar, porque el comprador paga mucho menos IVA del que debería, ya que sólo se paga IVA por el precio escriturado ante notario. Así, por ejemplo, supongamos que un piso cuesta 300.000 euros, pero que en la escritura se declaran 240.000 euros. En este caso, el comprador pagará a Hacienda un 7% de los 240.000 euros, es decir, 16.800 euros, en lugar de los 21.000 que debería haber pagado.
Pero aparte de lo que se ahorra el comprador, hay que tener en cuenta que el dinero que no se ha declarado proviene habitualmente de dinero negro, procedente de actividades ilícitas o no declaradas previamente al Fisco. Además, la empresa promotora, que vende a un precio pero escritura a otro, declarará a Hacienda menos beneficios, con lo cual pagará mucho menos por el Impuesto sobre Sociedades.
Con el trabajo extra de los funcionarios de la Agencia Tributaria se llevarán a cabo comprobaciones, toma de datos y en caso de detectarse indicios de que efectivamente se está produciendo el fraude, se abriría una inspección.
El sector inmobiliario está año tras año en el punto de mira de la inspección de Hacienda y el Plan de Control Tributario. En las directrices del Plan, que los inspectores utilizan para seleccionar a los contribuyentes a inspeccionar, la Agencia Tributaria ha incluido el sector inmobiliario, el financiero, las empresas que facturan entre tres y seis millones de euros, la importación fraudulenta de vehículos de lujo y de embarcaciones y las redes de fraude de IVA.
En estas directrices, Hacienda no sólo incluye las áreas que se consideran de riesgo, y sobre las que incidirá la inspección, sino también los métodos a seguir en las inspecciones. Y es que la implantación de las nuevas tecnologías ha cambiado los métodos tanto de la selección de los contribuyentes a los que se va a investigar, como los procedimientos de comprobación y recaudación.
El uso de los medios informáticos permite a la Agencia Tributaria intercambiar información con las distintas administraciones públicas, así como cruzar datos que recibe de las empresas y de los trabajadores, o informaciones obtenidas en los trabajos de comprobación de sus funcionarios. Con este cruce de datos, Hacienda puede desde detectar los intereses de una cuenta bancaria que no se han incluido en la declaración de la renta, como la propiedad de una vivienda que no se ha declarado y hasta descubrir economía sumergida.
