Cómo limpiar la nevera en seis pasos

Mantener la nevera limpia ayuda a mejorar la seguridad y calidad de los alimentos que se almacenan en ella
Por Marta Chavarrías 20 de noviembre de 2014
Img nevera limpiar hd

La nevera es una de las partes centrales de la cocina. Se depende de este electrodoméstico para almacenar de forma segura los alimentos perecederos que requieren temperaturas frías, desde que se compran hasta que se consumen. Sin embargo, en ocasiones no se le presta la atención que merece: se llena demasiado, se producen derrames de alimentos o se olvidan en su interior sobras de platos durante mucho tiempo. Posponer su limpieza, por tanto, puede llegar a suponer un riesgo. Este artículo explica en seis pasos cómo puede limpiarse la nevera y dónde deben colocarse los distintos alimentos.

De la misma manera que no se come en un plato sucio, tampoco se debería almacenar la comida en una nevera que no esté limpia. Los electrodomésticos como la nevera, el microondas o el horno se usan de manera generalizada con distintas finalidades. En cada una de ellas, es imprescindible no descuidar las normas básicas de higiene, ya que de estas depende en gran parte la seguridad de los alimentos.

Nevera limpia en seis pasos

En especial en el caso de la nevera, a la limpieza diaria (de algún líquido que se haya podido verter) debe sumarse una limpieza a fondo de forma periódica. Esta es una de las garantías para alargar la vida útil de los alimentos. A continuación se explica cómo hacerlo en seis pasos:

  • 1. Vaciar la nevera para poder limpiarla con mayor comodidad. Durante este proceso, ya pueden empezar a desecharse los alimentos dañados o que se hayan podido estropear.

  • 2. Limpiar las piezas desmontables: estanterías, cajones y otras partes que puedan quitarse deben lavarse con agua y jabón. Deben dejarse secar bien con un paño de cocina limpio antes de introducir de nuevo.

  • 3. Limpiar el interior de la nevera con un trapo húmedo para eliminar posibles restos de comida. Puede utilizarse una solución de agua y vinagre para limpiar el interior si no se quieren utilizar productos químicos. Es importante prestar atención a la puerta.

  • 4. Antes de introducir cualquier alimento, deberán secarse todas las partes que se han limpiado. Con un paño limpio, se elimina el exceso de agua de todas las zonas y se pueden volver a montar las partes que se han quitado.

  • 5. Cuando se introduzcan de nuevo los alimentos, se limpiarán los frascos, botellas o táperes de posible suciedad. Deben comprobarse las fechas de caducidad.

  • 6. La parte externa de la nevera también es importante, sobre todo, la zona por donde se abre y cierra la puerta.

Este tipo de limpieza se debería realizar de forma periódica, cada tres meses. Con un mantenimiento regular, la nevera limpia estará limpia y, por tanto, los alimentos se conservarán con mayores garantías de seguridad. Ello no exime de una limpieza diaria que consiste en limpiar posibles derrames o manchas que, si no se lavan de forma inmediata, con el tiempo son más difíciles de eliminar.

Dónde colocar los alimentos

No todas las zonas de la nevera mantienen la misma temperatura. Por tanto, cada una de ellas está más indicada para unos u otros alimentos. Antes de colocarlos y de determinar cuál es la zona más adecuada para cada grupo de alimentos, deberá tenerse en cuenta la misma premisa que para el almacenamiento en la despensa: colocar delante los alimentos más antiguos y detrás, los que se han adquirido más tarde. Una vez que se haya aplicado esta medida, se almacenarán los alimentos en las distintas zonas:

  • Puerta. Es uno de los espacios menos fríos, por tanto, se colocarán en las estanterías los productos que precisan menos refrigeración, como alimentos envasados o bebidas.

  • Zona alta. Es también una de las menos frías y pueden almacenarse en ella alimentos como huevos.

  • Zona media. En esta parte la temperatura suele ser de unos 4ºC y es adecuada para almacenar lácteos o embutidos y alimentos que contengan la etiqueta «Una vez abierto, consérvese en frío».

  • Zona baja. Es una de las zonas más frías y, por tanto, se pondrán los alimentos que necesitan temperaturas más bajas, como pescado y carne. Al almacenarlos, deberá prestarse atención a que no derramen jugos (pueden colocarse en envases cerrados).

  • Cajones. Son zonas habituales para frutas y verduras.

En líneas generales, alimentos como la carne picada y el pescado pueden conservarse un día (el pescado puede llegar a los dos días si no se ha roto la cadena del frío). La carne cruda, cocida, pescado cocido y leche pasteurizada pueden durar de dos a tres días; postres caseros, leche UHT abierta, verduras cocidas y embutidos, unos cuatro días; conservas caseras, verdura cocida y platos cocinados listos para consumir, unos cinco días; los huevos y la mantequilla duran de dos a tres semanas.

Cómo se conservan mejor los alimentos en la nevera

No todo vale cuando se trata de conservar los alimentos en la nevera. Primero, porque no todos los alimentos son iguales y, por tanto, no necesitan las mismas condiciones. Segundo, porque en la nevera se dan circunstancias distintas en función de la zona. Todos los alimentos tienen sus propias normas. La carne y el pescado podrán conservarse en la misma bandeja en la que se adquieren en la tienda. En el caso de que se compren en filetes, deberán envolverse bien o introducir en un envase, sin que pierdan jugos o se oxiden. El pescado debe limpiarse bien antes de guardar en la nevera.

Los quesos deben envolverse de modo adecuado para evitar que pierdan humedad. En el caso de la lechuga o las espinacas, hasta que se consuman, pueden mantenerse en la bolsa en la que se venden en grandes superficies. La temperatura para verduras, frutas y hortalizas no ha de ser inferior a los 0ºC porque las piezas podrían congelarse de manera superficial y resultar dañadas. No es recomendable guardar los plátanos y cítricos en la nevera, ni otros alimentos como ajo, patatas o cebollas.

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