Cómo mejorar una salsa de tomate de lata

Con especias, hortalizas u otros ingredientes es posible transformar una salsa de tomate de lata en un manjar personalizado
Por Peio Gartzia 7 de julio de 2014
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Imagen: Javier Lastras

La salsa de tomate es una de las elaboraciones básicas, y fundamentales, de la gastronomía mundial. Si tenemos tiempo y disfrutamos de la cocina, podemos hacerla en casa, rescatar una receta familiar o probar con distintas especias. La elaboración de esta salsa es sencilla. Sin embargo, no siempre hay tiempo o ganas de cocinar. Para estos casos, las conservas constituyen una espléndida solución. Basta abrir la lata o el brik y calentar su contenido en un cazo. El resultado será muy bueno… aunque se puede mejorar. Con especias, hortalizas y otros ingredientes es posible personalizar una salsa de tomate de bote, dándole un toque especial. A continuación se explica cómo hacerlo.

Cinco maneras de personalizar una salsa de tomate de lata

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Imagen: CONSUMER EROSKI

Una salsa de tomate básica se puede utilizar en todo tipo de platos, desde pizzas hasta pastas, pasando por pescados, mariscos o lasañas. Ahora bien, según qué receta se quiera hacer, algunas especias e ingredientes funcionan mejor que otros (una boloñesa, que lleva carne, se usa para la pasta, pero no para el pescado). Por esta razón, en el mercado hay distintas variantes específicas para ciertos platos. Estas versiones «especiales» son muy cómodas y prácticas, pero también más caras que la salsa base. Así, por economía -y por gustos-, podemos comprar las salsas de tomate más sencillas y personalizarlas en casa. Las siguientes son algunas ideas prácticas:

  • 1. Salsa boloñesa. Hacemos un sofrito o estofado de carne picada con cebolla, ajo, un poco de vino y un toque de orégano (o de albahaca). Vertemos la salsa de tomate en el mismo recipiente y dejamos que termine de cocinarse todo junto. Obtendremos una salsa enriquecida y potente, idónea para platos de pasta con recovecos (macarrones, tiburones, etc.), que se llenarán con esta salsa guarnecida.
  • 2. Salsa napolitana. Añadimos orégano y cebolla cocinada (y en trocitos) a la salsa de tomate. Así conseguiremos una combinación fina, elegante y aromática que se adhiere muy bien a la pasta; en especial, a los espaguetis y tallarines.
  • 3. Salsa marinera. Su nombre lo sugiere todo. Se utiliza para terminar platos de pescado en salsa como la merluza o rape, incluso también a unas almejas. Para prepararla, agregamos a la salsa de tomate un sofrito de cebolla y perejil, pimentón dulce y caldo de pescado. La combinación queda deliciosa.
  • 4. Salsa puttanesca. La elaboramos al añadir a la salsa de tomate una mezcla de anchoa en conserva, ajo picado, aceitunas negras sin hueso y unas alcaparras, todo ello cortado muy pequeño. Conseguiremos una combinación exquisita que podemos emplear en todo tipo de recetas con salsa de tomate, desde pescado y carne hasta platos de pasta, por supuesto. Sin embargo, donde mejor lucirá es en las pizzas y los panninis.
  • 5. Salsa picante. Añadimos a la salsa de tomate un sofrito de ajo con unos aros de guindilla o de chile rojo. Removemos y ¡listo! Una espléndida mezcla para acompañar unos mejillones, unas patatas bravas o un pescado, que agradecerán los comensales a quienes les gusten los sabores fuertes.

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