Caníbales de ayer, caníbales de hoy

Los primeros europeos practicaban el canibalismo de forma habitual y no diferenciaban la carne animal de la humana como fuente de proteína
Por Maite Pelayo 9 de marzo de 2007

Cuando pensamos en prácticas caníbales nos imaginamos escenas de tribus primitivas situadas en continentes exóticos muy alejados. Sin embargo, los estudios demuestran que nuestros antepasados geográficamente más cercanos y de los cuales procedemos, los primeros europeos occidentales, practicaban el canibalismo de manera habitual. Esto no sucedió ni hace un siglo ni dos, sino hace unos 800.000 años. Casi un millón de años son los que nos separan, pues, de estos primeros pobladores que habitaron la burgalesa Sierra de Atapuerca, y que constituyen la más antigua evidencia de canibalismo documentada de la historia de la humanidad. Ahora, casi un millón de años más tarde, Alemania ha sido protagonista de una «inquietante cita caníbal».

La Sierra de Atapuerca, paraje declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 por la gran multitud y antigüedad de restos paleoarqueológicos que contiene, es el escenario donde los primeros europeos que poblaron nuestro viejo continente, el Homo antecessor, recolectaron, cazaron y practicaron el canibalismo. Este probable descendiente de grupos que partieron de África hace más de dos millones de años se asentó en el entorno privilegiado de la Serranía de Atapuerca por la gran cantidad de refugios naturales que posee, como simas y galerías, además de por la enorme disponibilidad de alimento, ya que era lugar de paso migratorio obligado de grandes manadas de mamíferos. Si sumamos estos hechos a las características geológicas y climáticas de la zona, que favorecieron la conservación de los restos, convierten Atapuerca en un yacimiento único en el mundo que permite a los expertos interpretar la forma de vida de estos «antecesores».

Para los investigadores, las evidencias que apuntan a la práctica del canibalismo entre estos homínidos se encuentran en el llamado Estrato Aurora del Yacimiento Dolina. Entre los restos de raíces, frutos y semillas que indican el carácter vegetariano de su dieta, se encuentran pruebas que demuestran que también incluían carne en su alimentación. El Homo antecessor era cazador y carroñero, y así lo demuestran las herramientas de piedra y restos de mamíferos, entre los que se encuentran también restos humanos, fundamentalmente niños, con signos de haber sido devorados, localizados en esta capa del yacimiento.

Pero lo que más llamó la atención del equipo que lidera el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga fue la gran cantidad de restos humanos mezclados de manera homogénea con los de diversas especies animales junto al yacimiento. Esto hace pensar que no se trataba de hechos aislados de canibalismo sino que los humanos fueron un elemento más de la dieta de nuestros antepasados. Es decir, no se trataba de prácticas rituales o puntuales frente a la falta de alimento sino de un verdadero canibalismo gastronómico en el que no se diferenciaba la carne animal de la humana como fuente de proteínas.

Prácticas caníbales

A lo largo de la historia encontramos multitud de referentes sobre prácticas caníbales asociadas a rituales y creencias religiosas

Viajamos casi un millón de años hasta la actualidad pero no cambiamos de continente. Alemania, siglo XXI, estamos en plena era de la tecnología. Es precisamente en un foro de Internet donde encontramos este inquietante mensaje: internauta busca hombre para ser devorado. Lo peor es que la petición obtiene rápidamente respuesta. La cita entre ambos se produce y el canibalismo se consuma. La justicia alemana no tenía tipificada esta práctica como un delito y se juzga como asesinato con motivación sexual. Según relata con posterioridad el caníbal todo se desarrolló en un acto ritual consensuado en el que ambos disfrutaron plenamente. La pregunta es si realmente hemos evolucionado.

Además de este sorprendente ejemplo de canibalismo encontramos, a lo largo de la historia y en todos los continentes, multitud de referentes sobre prácticas caníbales de marcado carácter antropológico asociadas a rituales y creencias religiosas. El pueblo azteca tenía profundamente arraigado el canibalismo en las ofrendas a sus dioses y así, probablemente con una extraña mezcla de amor y odio, las víctimas eran ofrecidas a los sacerdotes en petición de tiempos de bonanza y prosperidad.

Otras tribus indígenas americanas pensaban que devorar a sus enemigos les hacía más fuertes. Este fue el fin del navegante Fernando de Magallanes, primero en circunvalar la tierra, en Mactam cerca de las actuales Islas Filipinas y del conquistador de Chile, Pedro de Valdivia a manos de los indios araucanos. También James Cook fue devorado en las Islas Hawai tras una rebelión de los nativos contra los colonizadores ingleses. Y es que el intercambio cultural tiene sus riesgos. África es un continente muy prolífico en prácticas caníbales. El antecesor del linaje zulú, Mtombazi, se comía los sesos de sus rivales para asimilar así su potencia sexual y fertilidad.

Uno de los más despiadados caníbales fue Atila, el rey de los Hunos, de quien se dice que para gobernar mató a su propio hermano y se comió su corazón para demostrar fortaleza sobre el rival derrotado. Y es que son muchos los personajes que han pasado a la historia con la práctica del canibalismo en sus biografías, desde artistas como el excéntrico pintor mejicano Diego Rivera (marido de Fridha Kalho) que admitió haber comido carne humana en uno de sus viajes hasta dictadores africanos como Bokassa o Idi Amín Dada, que fue acusado de practicar canibalismo siguiendo antiguas tradiciones guerreras y cuya vida ha sido recientemente llevada al cine. No es la primera vez que se toca este tema en la gran pantalla, pese a ser tabú. Películas de terror psicológico como Aníbal (basada en el libro del mismo nombre) con escenas tan impactantes como el del protagonista devorando el cerebro de su víctima aún viva, hasta cintas como Tomates verdes fritos en la que la gastronomía tiene un papel relevante, aún cuando en la elaboración de algunos platos se utilicen ingredientes nada convencionales.

CANIBALISMO Y SUPERVIVENCIA

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Un dato para la reflexión: de los muchos casos documentados de canibalismo a lo largo de toda la historia, son muy escasos los que hace referencia a mujeres. Uno de los más recientes e impactantes es el de Anna Zimmerman. Esta alemana, madre de dos hijos, mató, descuartizó, congeló y comió en familia a su novio emulando quizás a la mantis religiosa que, tras aparearse, devora al macho.

Además de estos casos claramente criminales cuyas motivaciones de carácter agresivo, sexual e incluso ritual denotan un deseo de mostrar poder sobre la víctima, encontramos un tipo de canibalismo para muchos más que justificable: la supervivencia. En la memoria de todos está el caso de los uruguayos que permanecieron casi dos meses y medio en los Andes tras estrellarse en esta cordillera el avión en el que viajaban, historia una vez más llevada al cine. Opiniones para todos los gustos.

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