Diabetes gestacional, sin aviso

Controlar de manera adecuada la diabetes gestacional reduce el riesgo de las complicaciones perinatales graves en el lactante y en la futura mamá
Por Montse Arboix 4 de enero de 2012
Img embarazada
Imagen: Karin Dalziel

Los altos niveles de glucosa que se detectan por primera vez durante el embarazo en mujeres no diabéticas dan lugar a la denominada diabetes gestacional. Al carecer de síntomas, o ser tan leves que pasan desapercibidos, se debe seguir el programa de revisiones prescrito por el especialista. Su detección es sistemática en todas las embarazadas alrededor de las 24 semanas (cinco meses), o antes, si hay factores de riesgo de desarrollar la enfermedad.

Cuando el cuerpo no fabrica una cantidad suficiente de insulina (hormona que permite a la glucosa ingresar en todas las células del organismo para usarla como energía) o es incapaz de utilizarla de manera adecuada, la glucosa se acumula en la sangre. Si esta situación se da por primera vez en el embarazo en mujeres no diabéticas, se denomina diabetes gestacional. Ponerle remedio es fundamental si se quieren evitar males mayores, tanto para las gestantes como para los futuros bebés. Los datos señalan que la diabetes gestacional afecta a entre el 3% y el 6% de todos los embarazos.

Factores de riesgo y síntomas de alerta de la diabetes

Hay un mayor riesgo de sufrir diabetes durante el embarazo si:

  • La edad de la madre es superior a 35 años.
  • Hay antecedentes familiares de diabetes.
  • Existe sobrepeso u obesidad previo al embarazo.
  • Se tienen antecedentes de diabetes gestacional en embarazos anteriores.
  • La madre sufre hipertensión arterial o glucosuria (niveles altos de glucosa en orina).
  • Hay antecedentes de complicaciones obstétricas, abortos espontáneos o muerte fetal intraútero sin causa explicable.
  • Los hijos previos han nacido con un peso superior a 4 kg, anomalías congénitas o malformaciones.

Los síntomas, a menudo, pasan desapercibidos, bien porque no se dan o bien porque son tan leves que se confunden con malestares asociados al propio embarazo. Visión borrosa, cansancio, infecciones frecuentes (sobre todo de vejiga, vagina y piel), aumento de la sed (polidipsia), incremento de la micción (poliuria), náuseas y vómitos, y pérdida de peso con aumento del apetito, son algunas de las señales que pueden poner en alerta.

Dieta y ejercicio, los mejores aliados contra la diabetes

Una vez diagnosticada la diabetes, la clave está en conseguir un buen control de la glucemia (glucosa en sangre). Para lograrlo, hay que cuidar, de manera especial, la dieta y el ejercicio. El especialista explicará a la futura mamá cómo hacerse los autocontroles y, en algunas ocasiones, cómo utilizar la insulina para corregir los niveles. Hay que tener en cuenta que no controlar la diabetes gestacional aumenta el riesgo de muerte del neonato.

La diabetes gestacional afecta a entre el 3% y el 6% de los embarazos, aunque sus síntomas pasan desapercibidos

La dieta debe ser moderada en grasas y proteínas, y con niveles de hidratos de carbono controlados a través de la ingesta de frutas, verduras y carbohidratos complejos (pan, cereales, arroz y pasta). Hay que reducir, a su vez, bebidas gaseosas, zumos de fruta y pastas dulces, por su alto contenido en azúcar. Es importante hacer tres comidas al día, entre pequeñas y moderadas, junto con uno o dos refrigerios, que no se deben saltar para mantener los niveles óptimos de glucemia.

Se deben cuidar las cantidades y las porciones de los alimentos (grasa, proteína y carbohidratos) cada día, y no «comer para dos»: se estima que una mujer embarazada necesita aproximadamente 300 Kcal extras al día. Si mediante la dieta y el ejercicio no se consiguen los objetivos, puede ser necesario tomar fármacos orales o insulina.

¿Tratamiento intensivo?

La Biblioteca Cochrane, junto con Nisreen Alwan, Derek J. Tuffnell y Jane West, ha llevado a cabo una reciente revisión sobre el tratamiento para la diabetes gestacional y sus implicaciones clínicas. En este estudio, los expertos descubrieron que la combinación del asesoramiento dietético específico y el tratamiento con insulina reducía el riesgo de las complicaciones perinatales graves en el lactante (como muerte, distocia de hombro, parálisis nerviosa y fractura ósea). También determinaron que se asociaba a un menor número de recién nacidos con un peso superior a 4 kg.

El tratamiento intensivo se vinculó a una reducción del riesgo de desarrollar una preeclampsia (complicación que se desarrolla tras 20 semanas de gestación con hipertensión arterial, un incremento de proteínas en la orina, dolor de cabeza e inflamación de manos y rostro). Las tasas de cesáreas también se reducían de forma significativa al comparar el uso de hipoglucemiantes orales con la insulina como modalidad de tratamiento.

Por el contrario, un seguimiento estricto de las gestantes está asociado a un mayor número de ingresos en la unidad de cuidados especiales del recién nacido y a un aumento en las tasas de inducción al parto. La proporción de cesáreas no se redujo cuando se comparaba el tratamiento intensivo con la atención estándar. Los autores señalan en sus conclusiones que un tratamiento específico que abarque el asesoramiento dietético y a la insulina para la diabetes gestacional leve reduce el riesgo de morbilidad materna y perinatal. No obstante, puntualizan que se necesitan más investigaciones para evaluar el impacto de los diferentes tipos de tratamiento intensivo, como fármacos orales e insulina, en los resultados del lactante a corto y a largo plazo.

Consecuencias de la diabetes gestacional para la madre

Padecer diabetes gestacional aumenta las probabilidades de hipertensión durante el embarazo y, como consecuencia, de preeclampsia. Estas embarazadas, asimismo, a menudo tienen bebés de mayor peso al nacer, lo que aumenta la posibilidad de sufrir problemas durante el parto, como lesiones por el tamaño del bebé o mayor posibilidad de tener un parto por cesárea. Por otro lado, los bebés tienen más riesgo de hipoglucemia durante los primeros días.

En general, los niveles de glucemia vuelven a la normalidad después del parto. No obstante, hay que vigilarlos estrictamente y de manera regular hasta pasados dos meses o al término de la lactancia, aunque los especialistas recomiendan seguir controles anuales. El 25% de las mujeres que han sufrido diabetes gestacional desarrollan diabetes mellitus tipo 2 al cabo de 5 o 10 años. Por este motivo, se recomienda seguir las medidas de prevención: dieta equilibrada, hacer ejercicio de manera regular, bajar de peso y mantenerlo.

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