Del instituto a la universidad

La transición entre el bachillerato y la educación superior implica importantes cambios en la metodología académica
Por Marta Vázquez-Reina 14 de julio de 2010
Img universidadlistado

Es un momento esperado con ilusión y con cierto temor. Los estudiantes que cada año acceden al primer curso de las enseñanzas universitarias dejan de ser colegiales para iniciar una nueva etapa con mayor libertad, pero también con más responsabilidad sobre sus actividades académicas. Nuevos profesores y compañeros, distintos contextos y diferentes métodos de trabajo y evaluación son algunos de los principales cambios a los que se deben adaptar los alumnos en su transición a la universidad.

Imagen: Universidad de Navarra

Las transiciones entre distintas etapas educativas siempre conllevan cambios significativos en la vida académica de los estudiantes. Infantil, primaria, secundaria… Cada nivel de enseñanza tiene sus propias características y exigencias, a las que deben adaptarse los alumnos. Pero quizá el salto que provoca mayor desconcierto, por las destacadas diferencias que implica, es el paso del entorno escolar al universitario.

Más aún ahora, cuando todas las universidades españolas han adaptado sus enseñanzas al nuevo marco del Espacio Europeo de Educación Superior. Los planes de estudio de los nuevos títulos de grado, que el próximo curso 2010-2011 se impartirán en todas las facultades del país, comportan un cambio en la metodología docente tradicional.

El factor académico

La integración en la universidad supone para el alumno la adaptación a un nuevo contexto organizativo, educativo y social regulado por normas que debe conocer para funcionar de modo adecuado. El futuro universitario debe estar preparado para afrontar este nuevo panorama con éxito. El trabajo del estudiante en este marco educativo se caracteriza por:

En la universidad debe estar preparado para un aprendizaje mucho más autónomo y responsable

Autonomía del aprendizaje: durante la etapa escolar el trabajo del estudiante ha estado siempre dirigido por el profesor, pero en la universidad debe estar preparado para un aprendizaje mucho más autónomo y responsable. El papel del docente es el de orientador sobre los objetivos y el alumno es el responsable de autogestionar su trabajo con el apoyo de los recursos que la institución educativa pone en sus manos.

Más que conocimientos: el modelo universitario no se basa tan sólo en la asimilación de conocimientos, sino también en las competencias y en las habilidades. Esto implica nuevas metodologías que le permiten desarrollar competencias que se le exigirán en la etapa laboral. Prácticas, proyectos, investigación y trabajos colaborativos son algunas de las actividades que forman parte del proceso de aprendizaje de los estudiantes superiores.

Se tienen en cuenta otras actividades académicas que cuantifican el trabajo dentro y fuera del aula

Una evaluación diferente: en el colegio los exámenes son la principal herramienta para evaluar el aprendizaje del alumno, pero en la universidad, además de los resultados de estas pruebas, se tienen en cuenta también otras actividades académicas que permiten cuantificar el trabajo del alumno tanto dentro como fuera del aula.

El factor social

Los estudios del Grupo de investigación sobre Transiciones Académicas y Laborales (TRALS), del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación (MIDE) de la Universidad de Barcelona, resaltan la complejidad del proceso de transición a la universidad. «Varias investigaciones evidencian que el tránsito resulta para muchos estudiantes una experiencia compleja y estresante», afirma el equipo de TRALS en el estudio «Las competencias académicas previas y el apoyo familiar en la transición a la universidad». Concluyen que «llega a provocar sentimientos de inseguridad, reducción de la autoestima, sobrecarga de trabajo y niveles de ansiedad muy elevados».

En la adaptación del estudiante a la universidad tiene una influencia destacada el soporte y la integración social

Entre los múltiples cambios que conlleva para el estudiante el ingreso en la universidad, estos investigadores destacan la generación de un nuevo marco de relaciones sociales. Éste se debe desarrollar a menudo en un contexto que no siempre es favorable para la socialización, por la masificación de las aulas, la diversidad de grupos o el alejamiento del hogar. El grupo de TRALS insiste en la importante influencia que tiene el soporte y la integración social en la adaptación del estudiante a la universidad. Contar con el apoyo de la familia y de la institución universitaria y conseguir establecer relaciones sociales con la comunidad académica y con otros alumnos «se concreta en un deseo de estar y de alcanzar sus metas académicas».

Para favorecer este proceso de integración social en el nuevo marco académico, los expertos recomiendan iniciar los estudios con una mentalidad abierta y participativa, colaborar en las actividades extracurriculares vinculadas a la institución universitaria que ofrecen posibilidades de interacción con otros miembros de la comunidad educativa (grupos de estudio o investigación, deportes, etc.) y, sobre todo, buscar apoyo en la familia y en los amigos más cercanos.

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