¿Cómo reducir (de verdad) el plástico en los océanos?

Ocho millones de toneladas de plástico acaban cada año en el mar, una cantidad que podría disminuir con menos productos de usar y tirar y un reciclaje adecuado
Por Eva San Martín 6 de julio de 2018

Img basura mar parar artCada año en el mundo se producen 269 millones de toneladas de plástico -casi 50 millones solo en Europa- para fabricar desde tetrabriks hasta pajitas, según datos de PlasticsEurope, la asociación europea de fabricantes de materias plásticas. De ellas, ocho millones de toneladas acaban en los océanos, según un estudio publicado en la revista Science, una basura marina que provoca la muerte de miles de animales acuáticos. ¿Cómo disminuir la cantidad de tantos residuos plásticos en el mar? La clave, como comentamos a continuación, está en los productos de usar y tirar y en el reciclaje.

El dilema es que consumimos plásticos que acaban en el mar. Y lo hacemos en grandes cantidades: en España se consumen cuatro millones de toneladas de plástico al año en yogures, envases y hasta en pajitas de zumos y batidos. Su vida útil es corta: casi de usar y tirar. Pero su existencia en el mar, en forma de basura y descompuesto en microplásticos (trozos de menos de cinco milímetros), se alargará durante años.

«El impacto del plástico en la vida marina es enorme. Tarda muchos años en degradarse, por lo que se acumula y cada año tenemos más y más en el océano», dice Luis Francisco Ruiz-Orejón, del CSIC

Hay casi 6.000 tipos de plásticos y su descomposición depende de su naturaleza y de los aditivos que contiene. Un plástico en la superficie terrestre o del mar, donde recibe los rayos del sol, necesitará cientos de años para degradarse. «Pero el que acaba en el fondo del mar, sin apenas luz ni oxígeno, tardará miles de años», explica Luis Francisco Ruiz-Orejón, investigador de contaminación marina por plásticos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 

Cada año entran ocho millones de toneladas de plástico al océano -aunque algunos científicos dicen que pueden ser doce millones-, una pequeña cantidad comparada con los cerca de 300 millones de toneladas que se fabrican. Pero su impacto en la vida marina, reconoce Ruiz-Orejón, es enorme. El plástico tarda muchos años en degradarse, por lo que se acumula y cada año tenemos más y más plástico en el océano.

La situación es especialmente preocupante para casi un millón de aves y 100.000 mamíferos y tortugas marinas que mueren cada año por culpa de los plásticos, según los expertos, y para el 90 % de las especies acuáticas que ha ingerido alguna vez alguno de estos productos. La mayor parte de la biodiversidad marina está afectada por ellos. El plástico, además, puede producir un efecto perjudicial a largo plazo, ya que sus aditivos se acumulan en el cuerpo de los animales y, finalmente, también pueden llegar al ser humano.

La solución para reducir la basura de los océanos, confiesa el investigador, es difícil. Vivimos en una sociedad acelerada para la que la oferta de productos es cada vez más individualizada y con más plástico. Un buen ejemplo son las magdalenas en bolsas de plástico que además tienen un envase plástico interior individualizado. «El objetivo del plástico es que el alimento dure el máximo tiempo posible, pero tenemos que reducir este exceso, evitar el sobreenvasado de productos. Reducir todo lo que no sea necesario es la primera clave para disminuir la basura del océano», propone.

Adiós al tenedor de usar y tirar, y otros productos de plástico

Algunos países europeos también están preocupados por el plástico que llena el océano. Y legislan para reducir su impacto. A partir de 2020 los vasos, cubiertos y envases pequeños de plástico de un solo uso podrían pasar a ser historia en España, según una resolución aprobada por la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados, una norma que emula una medida similar aprobada en 2016 por Francia. Y lo mismo pasa con los bastoncillos de algodón, que tendrán que estar fabricados al menos en un 50 % con sustancias biodegradables procedentes de materias orgánicas.

De hecho, la corriente para disminuir el plástico de usar y tirar se extiende por toda Europa. En mayo, la Comisión Europea publicó su propuesta de reducir la contaminación por plásticos en los océanos. La norma afectará a las pajitas, platos y cubiertos de plástico de un solo uso o bastoncillos de los oídos, «que tendrán que dejar de ser de plástico y hacerse con materiales de menor impacto para el entorno», asegura Alodia Pérez, responsable de residuos de Amigos de la Tierra.

Sin embargo, la normativa olvida algunos residuos plásticos de uso frecuente, y cada vez en más sitios, como las cápsulas de café o los vasos de plástico, a los que no cita de forma explícita. Para reducir de verdad el plástico que acaba en el mar vertido desde nuestras costas, afirma Pérez, la Unión Europea debería ser más ambiciosa y ampliar las prohibiciones a otros productos de usar y tirar.

Dime dónde abandonas tu plástico, y te diré lo que contaminas

Los fabricantes dicen que muchos plásticos llegan a los océanos por culpa del consumidor que los abandona donde no debe. Los plásticos acaban en el mar porque se dejan en un lugar indebido. Si tiramos un plástico a la basura general, irá al vertedero; y de allí puede volar, ser arrastrado y terminar en el mar. Por eso, ningún plástico debería estar en el vertedero. Todavía es peor cuando se lanza directamente al suelo o a la arena de la playa.

Todos los plásticos, también las pajitas, deben ser gestionados de manera adecuada: hay que echarlos al contenedor amarillo. Y también hay que mejorar la infraestructura: poner más contenedores y vaciarlos con más frecuencia.

Ignacio Marco, químico y director de PlasticsEurope en España, también tira de las orejas a la industria y las administraciones. Y es que la responsabilidad de reducir la basura del mar, dice, es de todos: es culpa de la industria y también del consumidor. Todos podemos elegir comprar productos con menos plástico o escoger otros materiales de envasado, como el vidrio.

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