Entrevista

Maria Antolín Maté, investigadora del Laboratorio de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Hospital Vall d’Hebrón

Un probiótico podría disminuir los brotes de la enfermedad de Crohn
Por Clara Bassi 7 de enero de 2009
Img mantolinmate
Imagen: CONSUMER EROSKI

Los resultados de un nuevo estudio con el probiótico “Lactobacillus casei” (L. casei) en la enfermedad de Crohn apuntan a que pueda utilizarse como terapia de mantenimiento. Aunque todavía se deben realizar más estudios y es pronto para que se convierta en una aplicación clínica, con este trabajo, que se ha publicado en “Inflamatory Bowel Disease”, se abre una puerta más en el tratamiento de esta enfermedad, una patología inflamatoria del intestino que hoy es incurable, explica en esta entrevista una de las autoras, Maria Antolín Maté, farmacéutica especialista en bioquímica clínica del Instituto de Investigación del Hospital del Vall d’Hebrón, de Barcelona.

¿Cuáles son las principales características de la enfermedad de Crohn?

Es una enfermedad inflamatoria del intestino que evoluciona en brotes. Hay periodos en que no da síntomas y otros en que sí. La inflamación se manifiesta por vómitos, diarrea, pérdida de apetito e, incluso, sangre en las heces y fiebre. Durante este brote, las personas enfermas, que suelen ser jóvenes, no pueden hacer vida normal. Lo peor de todo es que no se cura; se alivian sus síntomas con un tratamiento de mantenimiento con la esperanza de que el brote no se repita. Es una enfermedad crónica.

¿Qué ocurre en el intestino de los enfermos de Crohn que lo diferencie del de las personas sanas?

No se conoce bien. El intestino está inflamado en lugar de tener un aspecto sano e íntegro y, debido a esta reacción inflamatoria, puede tener úlceras. Todas las personas tenemos bacterias en nuestra flora intestinal y nuestro sistema inmune reacciona contra ellas. Estas reacciones se asocian a una inflamación, de modo que, por la llegada de las células inmunitarias, la mucosa se inflama y se producen lesiones. En estas heridas, pueden entrar antígenos de bacterias y alimentos que perpetuarían la inflamación, de forma que se pierde la integridad del intestino y la reacción inflamatoria grave repercute en su función.

Ustedes han estudiado el papel de un probiótico en esta enfermedad. ¿Qué función tienen los probióticos?

Los probióticos están descritos como bacterias vivas que tienen un efecto más allá del nutricional. Se ingieren por vía oral y tienen un efecto sobre la salud. Durante mucho tiempo se ha especulado con la posibilidad de que los probióticos pueden ser útiles en las enfermedades donde está implicada la flora intestinal, ayudando y contrarrestando los efectos de la flora. Pero su papel en la enfermedad de Crohn no está tan claro.

¿En qué ha consistido el estudio realizado por su laboratorio?

“En situaciones de estrés, los probióticos aumentan los macrófagos intestinales, claves en la inflamación”

Hemos hecho un estudio “in vitro”, en el laboratorio, con piezas de tejido lesionado por la enfermedad de Crohn. A veces la lesión es tan importante que se hace una gran resección o intervención quirúrgica del intestino dañado. En estos casos de intervención quirúrgica podemos aprovechar para obtener muestras para investigar en el laboratorio. Hemos utilizado este tejido y lo hemos enfrentado a dos bacterias: un probiótico común, el “L. casei”, y otro que está en la flora intestinal, la “Escherichia coli”, para comparar los efectos de ambos. Y lo que vimos en el tejido inflamado es que había una serie de secreciones moleculares, de señales inflamatorias, como citoquinas y quemoquinas, dentro del ser humano, que podían hacer que esta inflamación aún fuera mayor. Queríamos ver si el efecto del probiótico era capaz de ganar al de la “E. coli”.

¿Cuáles fueron los resultados?

Al poner la mucosa en contacto con el probiótico, esas señales inflamatorias disminuyeron. Y, en cambio, al poner la “E. coli” en contacto con la mucosa inflamada las señalas inflamatorias aumentaron. Después, las pusimos a los dos para ver si el probiótico podía contrarrestar el efecto de la bacteria y vimos que era capaz de disminuirlo: gana el efecto del probiótico al de la “E. coli”.

¿Tiene este resultado alguna aplicación terapéutica?

Abre la puerta a que un probiótico en concreto tenga una aplicación terapéutica en el futuro. De todas formas, hay que hacer más estudios con otros probióticos, ya que sus efectos todavía no están tan claros. Depende de qué dosis pongamos, tienen que ser asequibles por vía oral y llegar al intestino. Los efectos se han demostrado sobre una bacteria, pero puede haber otras en competencia que interaccionen entre sí. Es difícil que un probiótico pueda curar la enfermedad, pero podría utilizarse de forma preventiva para alargar el periodo de no enfermedad e, incluso, para evitar ingresar a los enfermos. Podría contribuir al tratamiento de mantenimiento de la enfermedad de Crohn.

¿Qué se proponen estudiar ahora?

Queremos comprobar los efectos del probiótico sobre otras bacterias de la flora comensal, porque sólo hemos probado un probiótico en una bacteria. Es muy importante ver cómo actúa sobre estas bacterias y ver si hay indicios de que disminuyan las señales inflamatorias dentro de las células. A medida que profundicemos en estos conocimientos, podremos aumentarlos para manipularlos y agrandar más sus efectos.

Si puede haber varias bacterias en la flora intestinal que pueden interaccionar entre sí, ¿no habría que estudiar qué ocurre si se aplica un cóctel de bacterias en lugar de una sola?

Primero se deben estudiar las bacterias una a una. Sí que se podrían hacer estudios con cócteles, pero de esta forma no sabríamos el por qué de un resultado ni a cuál de ellas atribuírselo, y no podríamos potenciar su efecto. Por eso, ahora, estamos probando bacterias una a una. Es complicado estudiar el ecosistema en el que se hallan sometidas. Podemos enfrentar los probióticos a las bacterias de la flora que no tienen este efecto. El ecosistema del intestino es tan complejo que es muy difícil reproducir en un trozo de tejido su flora intestinal. Necesitamos modelos animales para trabajar la flora entera. En estos modelos animales podemos provocar la enfermedad de Crohn, pero no podemos reproducir específicamente la del humano. En el humano seguimos la situación de la mucosa. Lo que hacemos es ir combinando distintas aproximaciones experimentales.

A parte del “L. Casei”, ¿con qué probióticos habéis trabajado anteriormente y qué se ha visto?

También hemos estudiado el “Lactobacillus vulgaricus”, que se encuentra en diversos productos, y varios “casei”. Pero los “Lactobacillus” no funcionan tan bien como los “casei”.

¿Podrían los productos que se venden como probióticos ayudarnos a prevenir la enfermedad de Crohn?

Los probióticos son bacterias que han demostrado tener efectos beneficiosos para la salud, tanto en las personas enfermas como en las sanas. Los probióticos juegan su efecto en humanos pero antes tienen que llegar al colon y hacer su función (podría ocurrir que por el camino muriesen por la acción de los jugos gástricos). Y este efecto beneficioso tendría que haberse demostrado. En estudiantes que están en situaciones de estrés se ha visto que los probióticos aumentan ciertas células, los macrófagos intestinales, con un papel importante en situaciones de inflamación en la mucosa intestinal. Y también en estudios en población mayor se ha visto que reactivan el sistema inmune.

Pero la investigación sigue abierta, ¿no es cierto?

Si, todos estudios realizados aún no son suficientes para avalar el uso de probióticos en la prevención de la enfermedad de Crohn. Se sigue estudiando. Además, la legislación no es muy clara a la hora de decir a partir de qué composición y de qué cantidad de bacterias un producto es probiótico. No todos dicen lo mismo. Una cosa es una bacteria láctica y otra que ésta tenga un efecto beneficioso para la salud y que, por lo tanto, se la pueda denominar probiótico. Los estudios científicos demuestran que no todos los productos que están comercializados como probióticos, cumplen este requisito.

UNA ENFERMEDAD DE CAUSA DESCONOCIDA

La enfermedad de Crohn guarda relación con el estilo de vida occidental. Afecta a entre cinco y diez personas por cada 1.000, a veces muy jóvenes, y su incidencia va al alza. Es de origen multifactorial ya que, al parecer, son necesarios diferentes factores genéticos, ambientales y de estrés, aunque las causas exactas de la enfermedad siguen siendo desconocidas. Prueba de ello es que ha habido hermanos gemelos, con la misma carga genética, de los cuales uno ha desarrollado la enfermedad y otro no.

Se cree, además, que el sistema inmune de las personas afectadas podría ser “algo más reactivo” que el de una persona sin la enfermedad. Esto favorecería que el intestino perdiera su integridad y función de barrera, propiciando que las bacterias dejasen de estar confinadas, lo horadasen e inflamasen la mucosa intestinal, según información de Maria Antolín.

El desconocimiento exacto de la causa de la enfermedad de Crohn impide que pueda prevenirse. Los probióticos, si se demuestra a través de otros estudios, podrían contribuir a prevenir el factor de la flora, aunque no podrían actuar ni sobre los factores genéticos ni sobre el estrés.

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