Día mundial contra el trabajo infantil

Este año el lema reclama derechos humanos y justicia social para erradicar el trabajo infantil y proteger a los niños de violaciones de sus derechos humanos fundamentales
Por Azucena García 12 de junio de 2012
Img trabajo infantil
Imagen: Artis Rams

Niños trabajadores. Dos términos que en ningún caso deberían escribirse juntos, pero que coinciden a menudo y contravienen a toda lógica y derecho. El trabajo no siempre dignifica. Al menos, no a quien obliga a hacerlo a un menor. En el Día mundial contra el trabajo infantil se reclaman derechos y, en pleno escenario de crisis, se pide por el desempleo: el de millones de niños de todo el mundo que no tienen la opción de elegir, sino que han de cumplir.

Día mundial contra el trabajo infantil: derechos humanos y justicia social

Cada día, mientras millones de niños en todo el mundo duermen antes de ir al colegio, millones de niños se levantan para ir a trabajar. Es una doble realidad que, a menudo, depende del lugar donde hayan nacido los pequeños, así como de otras circunstancias sociales, económicas o familiares. El trabajo infantil impide a los menores disfrutar de la infancia, les obliga a cambiar los juegos por las obligaciones y a ejercer unas labores que, con frecuencia, ponen en peligro su vida y su futuro.

El trabajo infantil afecta a 215 millones de niños, más de la mitad desarrollan tareas peligrosas para su vida

Este año, el lema del Día mundial contra el trabajo infantil se centra en la defensa de los derechos humanos y la justicia social para erradicar esta práctica que, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), afecta a 215 millones de niños. Más de la mitad «están involucrados en sus peores formas«. La OIT estima que estas son las relacionadas con la esclavitud o las prácticas análogas (venta y trata, servidumbre por deudas, trabajo forzoso y reclutamiento forzoso en conflictos armados), la prostitución o actuaciones pornográficas, la realización de actividades ilícitas (producción y tráfico de estupefacientes) y trabajos que dañen la salud, seguridad o moralidad de los niños.

En este escenario, las reivindicaciones en el Día mundial contra el trabajo infantil son tres:

  • Ratificación universal de los Convenios de la OIT sobre el trabajo infantil, así como del resto de los convenios fundamentales de este organismo.

  • Adopción de políticas y programas nacionales que garanticen un progreso efectivo en la lucha contra el trabajo infantil.

  • Puesta en marcha de iniciativas para ampliar el movimiento mundial contra el trabajo infantil.

Consecuencias del trabajo infantil

La infancia y adolescencia conforman la etapa formativa. Es a estas edades cuando se supone el acceso a la educación, entre otros fines, para desempeñar un trabajo en el futuro. Sin embargo, el hecho de adelantar la fase laboral, «priva de la educación y capacitación necesarias para que ellos, sus familias y sus comunidades salgan del ciclo de pobreza en que se encuentran», subraya la OIT.

El trabajo infantil no es exclusivo de los países empobrecidos del Sur, también hay niños que trabajan en los países desarrollados

Esta organización establece en todo caso un límite. Los menores pueden realizar ciertas tareas una vez que cumplan 12 años, siempre que estas no entorpezcan su formación. Según la OIT, si impiden que los pequeños acudan a la escuela, no adquirirán la capacitación adecuada para «acceder a un trabajo decente en su vida adulta» y ayudarles «a ellos, sus familias y sus comunidades» a salir del ciclo de pobreza.

Por último, cuando un niño lleva a cabo uno de los trabajos clasificados entre las peores formas, se entienden más expuestos a maltrato físico, psicológico o moral. Esta circunstancia implica el peor de los escenarios posibles, puesto que puede marcar a los niños para siempre y afectar a su trayectoria vital.

La ONG Misiones Salesianas insiste en que estas condiciones suponen la vulneración del derecho a la educación, a la protección y a la supervivencia y recuerda que el trabajo infantil no es exclusivo de los países empobrecidos del Sur, sino que «también en los países desarrollados hay niños y niñas que trabajan».

Cómo ayudar a combatir el trabajo infantil

Las iniciativas para combatir el trabajo infantil son varias. Incluso algunas se desarrollan en todo el mundo y permiten que personas de cualquier lugar participen.

Portal comunitario 12to12. En él, las personas interesadas pueden subir materiales que recojan las actividades de sensibilización que llevan a cabo, eventos, noticias, fotografías y enlaces a sitios web. Este portal está abierto tanto a expertos como a personas que quieran compartir sus conocimientos e inquietudes o conocer más sobre el trabajo infantil. Con este fin, se ha preparado material específico para las escuelas, con temas para trabajar en clase, a la vez que se anima a la comunidad universitaria a compartir investigaciones sobre trabajo infantil, tesis u otros documentos.

Reclamar a los gobiernos programas de acción. Algunos gobiernos aún no han ratificado los Convenios de la OIT sobre el trabajo infantil. Por ello, como primer requisito, los ciudadanos pueden exhortar esta ratificación y, en especial, el Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil -España sí lo ha ratificado-. Cada Estado miembro que se muestra favorable a este convenio está obligado a «diseñar y ejecutar programas de acción para eliminar, como medida prioritaria, las peores formas de trabajo infantil». Hasta el momento, son numerosos los países que cuentan con planes de acción nacionales, aunque todavía hay otros tantos que no lo han hecho o no han implantado planes de seguimiento.

Actuar en la comunidad. La OIT pone a disposición de los ciudadanos materiales y propuestas para manifestar el rechazo al trabajo infantil. Entre otras cosas, anima a los ciudadanos a informarse, sensibilizar, despertar conciencias, fomentar una mayor participación y crear enlaces.

Hoja de ruta para la eliminación de las peores formas de trabajo infantil

Un futuro sin trabajo infantil es una prioridad urgente“. Así consta en la Hoja de ruta para la eliminación de las peores formas de trabajo infantil para 2016, un documento aprobado en 2010 y cuyo contenido se destaca ahora para recordar los aspectos que todavía se deben resolver.

Esta Hoja de ruta se aprobó con el consenso de gobiernos, organizaciones de empleadores y trabajadores, ONG y otras organizaciones de la sociedad civil, organizaciones regionales e internacionales. Todos ellos se comprometieron con el fin de las peores formas de trabajo infantil porque esto no solo es necesario, sino “una necesidad moral”.

En este contexto, la Hoja de ruta otorga a los gobiernos la obligación de “hacer respetar el derecho a la educación de todos los niños y de asegurar la eliminación de las peores formas de trabajo infantil”. Para ello, entre otras cosas, se aboga por tener en cuenta siempre el interés superior de los niños, políticas para acabar con el trabajo infantil en las cadenas de producción internacionales, planes de acción transversales, garantizar el acceso a la educación, prestación de servicios sociales y sanitarios a los hogares vulnerables y marginados, apoyo a la creación de empleos o asistencia técnica financiera.

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