5 tecnologías para hablar idiomas sin estudiar

Comunicarse en otras lenguas con personas de todo el mundo sin saber hablarlas cada vez es más sencillo gracias a los dispositivos tecnológicos
Por Lidia Baños, Sophiadigital 31 de mayo de 2017
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Imagen: Alex Blăjan

¿Quién no desea saber muchos idiomas? Poder conversar en cualquier lengua aportaría varias ventajas tanto en el ámbito profesional y cultural como en el terreno personal. Sin embargo, los recursos son limitados y aprender un idioma conlleva gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo. Ante estas dificultades, ¿qué se puede hacer? La tecnología ofrece diversas soluciones para poder comunicarse en otras lenguas: desde gadgets traductores hasta aplicaciones que mejoran la comprensión y la fluidez.

¿Se imagina poder conversar con hablantes de cualquier país sin necesidad de haber aprendido el idioma? Increíblemente, esto ya es una posibilidad real: se puede hablar idiomas con ayuda de la tecnología. Y es que existen aparatos capaces de traducir conversaciones al instante, como es el caso de Pilot, un auricular inteligente, y de Travis, un dispositivo que rompe las barreras del lenguaje.

1. Pilot: el auricular traductor

Este curioso aparato fue creado por la empresa Waverly Labs y desarrollado gracias a una campaña de crowdfunding. El kit de Pilot se compone de unos auriculares inalámbricos equipados con un micrófono y un altavoz que se conectan a un smartphone a través de Bluetooth.

La traducción realizada por Pilot es casi simultánea, por lo que la persona puede ser capaz de entender lenguas que no haya aprendido casi en tiempo real, pues el retardo es solo de dos segundos, un periodo que los creadores del aparato esperan reducir aún más con el tiempo.

En un principio, los idiomas disponibles en Pilot son inglés, francés, español, italiano y portugués. No obstante, los usuarios podrán pagar por traducir conversaciones en lenguas adicionales como alemán, árabe, chino, griego, japonés, ruso, turco y árabe, entre otras. La fecha de lanzamiento de Pilot está prevista en otoño y su precio rondará entre 223 y 268 euros.

2. Travis: el aparato que habla idiomas

Cabe en la palma de una mano y es capaz de traducir 80 idiomas. Así es Travis, un traductor automático muy interesante desarrollado por una start-up holandesa. El procedimiento es sencillo: tan solo hay que pronunciar la frase que se desea traducir y este dispositivo la pronunciará en el idioma indicado. Tiene un reconocimiento de voz online y offline y, además, se puede emplear durante 12 horas seguidas gracias a la autonomía de su batería.

Lo más curioso de esta propuesta es que se trata de un aparato que se va perfeccionando con su uso. Esto es posible gracias a que se basa en la tecnología machine learning, una rama de la inteligencia artificial que permite a las máquinas aprender de forma automática.

3. Smartpen: el bolígrafo que traduce

Pero el mundo digital no solo ofrece gadgets traductores, sino muchas opciones más con las que es más sencillo aprender otras lenguas. Una de ellas es Smartpen, que tiene la apariencia de un lapicero, pero es mucho más que eso.

La compañía española Kids SmartPen S.L. ha desarrollado este lápiz óptico capaz de interpretar los sonidos y fonemas de un idioma codificados en papel. Está dirigido a niños, a quienes les sirve para potenciar sus habilidades lingüísticas. De hecho, es apto tanto para alumnos de Educación Infantil como para estudiantes más mayores, como los que cursan Secundaria.

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Imagen: racorn

4. Babbel: hablar idiomas con el móvil

El smartphone también puede ayudar mucho en el aprendizaje de idiomas a través de distintas apps de fácil instalación. Este es el caso de Babbel, una app con programas de aprendizaje diseñados por lingüistas y expertos. Lo más interesante es que sus lecciones no duran más de 15 minutos, lo que facilita la compaginación de la vida laboral y personal con el estudio de los idiomas.

5. Libros electrónicos para hablar idiomas

Los libros electrónicos cada vez están más extendidos en la sociedad, que poco a poco va cambiando sus hábitos de lectura. Además, en este tipo de dispositivos no solo se puede disfrutar de una buena novela, sino que también resultan de gran utilidad en el aprendizaje de idiomas. Y no solo tiene que ver con los títulos y contenidos compatibles con este formato que se pueden descargar, sino a las propias aplicaciones de los aparatos. Y es que muchos e-books poseen, por ejemplo, traductores incorporados.

¿Revolución o atraso?

La comercialización e implantación de estos artilugios, sobre todo de los traductores automáticos como Pilot o Travis, pueden marcar un antes y un después en lo que a comunicación se refiere. Con ellos, cualquier persona tendría el poder de comunicarse en más de una decena de idiomas sin necesidad de aprenderlos. En definitiva, se podría estar en contacto directo con hablantes de todo el mundo.

Tampoco hay que dejar de lado la aplicación profesional de estos inventos. Ya no habría obstáculos en la comunicación entre empresas y corporaciones, todo un gran beneficio para un mundo cada vez más globalizado. De la misma forma, el acceso a la cultura sería mucho más asequible e igualitario, con independencia de la clase social o el nivel cultural de las personas.

Sin embargo, no todo son ventajas. Para empezar, la inclusión de los traductores automáticos en la sociedad podría perjudicar a algunas profesiones como la de la traducción. Podrían actuar como los sustitutos tecnológicos de los traductores, los guías turísticos y hasta los profesores.

Tampoco es un secreto que estudiar y aprender lenguas posee muchos beneficios para el ser humano. Es una forma de ejercitar y desarrollar el cerebro y las habilidades mentales, un entrenamiento que podría perderse si la persona se acomoda con aparatos como Pilot.

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