Por qué no debes abusar de las chanclas en verano

El uso excesivo de este tipo de calzado puede provocar caídas, esguinces, dolores, heridas, dedos en garra y hasta fascitis plantar
Por María Huidobro González 4 de agosto de 2025
chanclas verano

En tu capazo playero o mochila de piscina de este verano mete, además de tu protector solar, las chanclas. Sí, has leído bien. Porque de camino lo conveniente es llevarlas en la bolsa, y no en los pies. Como recuerdan los podólogos, las chancletas están pensadas para utilizarlas solo en playas, piscinas, vestuarios y duchas públicas, y así evitar hongos o verrugas en los pies; no en otros espacios. En este artículo explicamos por qué no se debe hacer un uso excesivo de las chanclas y qué calzado sería el más adecuado para caminar bien fresco en verano.

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Ventajas de usar chanclas

Durante todo el año, protegemos los pies al máximo. Llevamos calcetines o medias y un calzado cerrado o hasta botas que los mantienen bien resguardados. Y en verano, buscamos que estén descubiertos y frescos.

Por eso, a menudo, ya en casa nos subimos a las chanclas con sujeción entre el primer y segundo dedo (conocidas como flip flops) o a las chancletas con una única tira ancha en el dorso de los pies. Y no nos las quitamos hasta que nos metemos en la cama. Vamos de compras con ellas, damos un paseo por la ciudad, hacemos cortas o largas caminatas… Estamos tan a gusto que tan solo para meternos en el agua de la piscina o la playa nos bajamos de ellas.

Nos parece que en las chanclas todo son ventajas, y encima, se va a la moda. De hecho, son muchos los beneficios que nos proporcionan las chanclas:

  • Cómodas para calzarse.
  • Fáciles de limpiar.
  • Los pies transpiran sin problemas.
  • Protegen la planta del pie de la arena caliente.
  • Afecciones, como uñas encarnadas y pie de atleta, «se curan más rápido si el pie se mantiene fuera de un entorno estrecho y húmedo como el que nos proporciona el calzado cerrado», señalan desde el servicio de Podología del Hospital Vithas Vitoria, de la capital vasca.

Chanclas: siete razones para limitar su uso

Chancletas al lado del mar
Imagen: david ortega

Sin embargo, un uso excesivo de las chanclas puede resultar perjudicial. Y es que están diseñadas para distancias cortas, pensadas exclusivamente para utilizarlas en piscinas, playas, vestuarios y duchas con la finalidad de evitar posibles afecciones dérmicas, como la aparición de hongos, papiloma o verrugas en los pies.

¿Qué opinan los podólogos de las chanclas? “Este tipo de calzado tiene una utilidad muy concreta y debe evitarse su uso inadecuado, ya que las ventajas pueden transformarse en patologías del pie a medio y largo plazo”, advierten los especialistas del hospital alavés.

¿Qué pasa si uso mucho las chanclas? En concreto, estos son los inconvenientes de una utilización inapropiada de las chancletas:

1. Riesgo de caídas

Debido a su baja sujeción del pie, produce inestabilidad, lo que puede conllevar con facilidad a caídas y, por lo tanto, a torceduras y esguinces.

2. Dolor y lesiones

Su suela plana (misma altura en talón y dedos) produce una elevada tensión en la musculatura posterior de la pierna (sóleo y gemelos). Esto puede ocasionar tendinitis de Aquiles y fascitis plantar (inflamación de la fascia plantar, que es el tejido que va desde la base de los dedos hasta el talón en la planta del pie), causando dolor y cansancio.

3. Falta de soporte y amortiguación

Al tener una forma plana, también tiene pobre soporte plantar y carece de la amortiguación adecuada, que obligan al pie a hacer un esfuerzo extra. De ahí que lo recomendable sean las suelas con un grosor de uno o dos dedos y una mayor altura en el talón.

4. Problemas en las uñas

Para evitar que la chancla se escape o mueva al caminar, la falta de sujeción del talón origina una posición en garra involuntaria de los dedos, lo que puede derivar en uñas encarnadas, por ejemplo.

5. Alteraciones de la marcha

En las caminatas, ya sean largas o cortas, este tipo de calzado obliga a dar pasos muy cortos, se arrastra el pie y el tobillo realiza un esfuerzo mayor. Esto también modifica el patrón de la marcha, con consecuencias biomecánicas sobre todo para quienes tienden a doblar los pies hacia dentro o fuera cuando caminan.

6. Heridas

Por el roce con la tira que sirve para sujetar las chanclas, pueden originarse heridas entre el primer y el segundo dedo. El pie se encuentra desprotegido, por lo que está muy expuesto a agentes externos, como picaduras de insectos, quemaduras de sol, roces…

Esto deben tenerlo muy en cuenta las personas con diabetes, ya que, a menudo, sufren una inadecuada circulación en sus pies y cualquier herida puede conducir a graves complicaciones.

mal uso de chancletas
Imagen: Lara van der Walt

7. Peligro en la conducción y al hacer deporte

Y, por supuesto, no es aconsejable realizar actividades deportivas con chanclas y, aunque no está prohibido, es peligroso su uso durante la conducción.

Qué calzado usar en verano para caminar

Para evitar todos estos problemas, los podólogos consultados proponen utilizar sandalias en las salidas de verano. Además, hoy en día existen sandalias con muy buenas propiedades y de muchos tipos; incluso las hay para hacer largas caminatas o senderismo.

✔️​ Sandalias

En concreto, según los expertos, una buena sandalia debe tener las siguientes características:

  • sujeción tanto en el antepié como en el talón mediante cinchas regulables.
  • suela que proporcione estabilidad y amortiguación. “Suela resistente, transpirable y fabricada con materiales no agresivos con la piel, para evitar la aparición de rozaduras o lesiones dérmicas”, añade Aitor Pérez, especialista y profesor del Grado en Podología de la UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia).
  • para facilitar la marcha conviene que este calzado cuente con un tacón de entre 2 y 3 centímetros a modo de cuña (al igual que el calzado cerrado), a fin de evitar tensión en la musculatura posterior de la pierna y la musculatura intrínseca del pie.  

​⚠️ ¿Deportivas y bailarinas?

Por su parte, David Muñoz, podólogo de los hospitales HM San Francisco y Regla, ambos en León, apunta en una nota que el calzado que se emplee durante el verano debe ser “cómodo, flexible y que facilite la transpiración”, por lo que es recomendable que sea de materiales naturales para evitar que los pies suden mucho. Además, aconseja cambiar habitualmente de zapatos.

Sin embargo, pide no abusar de las zapatillas deportivas, ya que “su uso excesivo favorece la sudoración y la aparición de hongos”. También advierte que no se utilicen mucho las bailarinas o manoletinas, porque son demasiado planas y suelen tener puntas estrechas que aprietan mucho los dedos.

❌ Nada de zuecos

Además, el lustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) desaconseja el calzado tipo zuecos de resina, plástico o goma. “El diseño de estos modelos, como las chanclas de dedo, es solo para momentos determinados y lugares apropiados, no para que sean el calzado de diario”, destaca Jorge Escoto, podólogo y miembro de su junta directiva.

¿Las razones? Aunque tengan agujeros, estos zuecos no permiten la transpirabilidad que los pies necesitan, por lo que aumenta la sudoración de pies y con ello el riesgo de infecciones y el mal olor. Además, su excesiva amplitud tampoco es adecuada, puesto que el pie se mueve de forma descontrolada e incrementa el riesgo de fricciones y ampollas.

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