De acuerdo con la legislación vigente, el abastecimiento de la población, incluido el de las empresas con poco consumo situadas en los núcleos urbanos, es el único uso del agua que es prioritario para todas las cuencas hidrográficas.
Así, la Ley de Aguas establece un orden de preferencias en los usos, aunque cada cuenca hidrográfica puede establecer un orden diferente. En ese orden genérico el abastecimiento de la población es prioritario. En segundo término están los regadíos y los usos agrarios; seguido de los usos industriales para la producción de energía eléctrica; de otros usos industriales; de las actividades de acuicultura; de las actividades recreativas; y de los usos para la navegación y el transporte acuático, en último lugar.
El Ministerio de Medio Ambiente establece que fijar las prioridades de consumo de agua en las ciudades compete a las sociedades o empresas en las que está delegada la gestión del agua y no a las cuencas hidrográficas que carecen de competencias en ese campo. En caso de sequía extrema, serían las empresas las que deberían adoptar medidas para conseguir disminuir el consumo y ahorrar agua.
Situación hidrológica en Madrid
Según ha informado el Ministerio de Medio Ambiente, la Comunidad de Madrid se encuentra en una situación hidrológica normal, aunque si continúa la situación meteorológica y no se registran precipitaciones se puede llegar a una situación de «alerta de sequía», en una fase leve, en agosto, aunque el abastecimiento está garantizado.
Madrid dispone de un Plan de Gestión de Sequías que establece las medidas que se deben adoptar, y el Ministerio de Medio Ambiente y el Canal de Isabel II han debatido conjuntamente una estrategia de actuación ante esa eventualidad. La situación en Madrid se puede corregir con medidas de gestión y mediante la reutilización de agua, ya que en esta ciudad los niveles de reutilización del recurso son muy bajos.
Las soluciones aplicables a la ciudad de Madrid pasan por la concienciación y colaboración de los ciudadanos para reducir los consumos, el empleo de aguas subterráneas y la utilización de infraestructuras previstas para la reutilización de agua en algunos usos como el riego de jardines.
La actual sequía ha motivado restricciones de agua en ciudades como Huesca, cuyo ayuntamiento ha prohibido el llenado de piscinas, así como el riego de jardines o huertos, y ha restringido el uso del agua con fines recreativos.