El uso de piel de tomate permite crear un plástico biodegradable

Este material puede adaptarse para su empleo en el envasado comercial de alimentos
Por EROSKI Consumer 2 de diciembre de 2010

Investigadores del Instituto de Ciencias Materiales de Sevilla (CSIC-US) y de la Universidad de Málaga (UMA) han creado un plástico biodegradable a partir de la piel del tomate que tiene aplicaciones en los campos de la alimentación y salud. Este plástico es susceptible de adaptarse de manera artificial y emplearse como material comercial para el envasado de alimentos.

Los investigadores tomaron como referencia el componente principal de la epidermis de la piel de este fruto, un biopoliéster denominado cutina, que constituye la matriz de la capa cuticular que recubre la superficie de las hojas, tallos no lignificados y frutos de las plantas superiores. La función principal de este biopolímero es preservar la pérdida de agua desde el interior celular y actuar como interfase entre la planta y el medio externo. La cutina se contempla como un producto biocompatible, biodegradable y no tóxico que la propia naturaleza emplea como capa protectora de frutos y hojas, detalló José Jesús Benítez Jiménez, responsable del proyecto.

«Tan solo hay que someter este producto final a determinadas condiciones físico-químicas para obtener un plástico que se ajuste a nuestras necesidades», apuntó el científico. El material resultante es viscoelástico con un grosor «a la carta» y de color anaranjado. Es inocuo y biodegradable y su durabilidad es la misma que la de la piel del fruto. Los investigadores realizan ahora pruebas mecánicas, de resistencia, elasticidad, transparencia y opacidad.

Benítez señaló que el material de partida -en este caso el fruto de tomate- puede ser otro bien distinto. «La materia prima es gratis, puesto que son desechos industriales de la industria alimentaria. No obstante, en un futuro probaremos con otras», precisó.

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