Entrevista

Félix López Elorza, presidente de la Sociedad Andaluza para el Estudio de Intolerancias Alimentarias

Hemos de consumir productos más sencillos y menos elaborados
Por Maite Zudaire 17 de diciembre de 2010
Img felixlopez
Imagen: CONSUMER EROSKI

Histaminosis alimentaria no alérgica (síndrome HANA). Así se denomina un mecanismo concreto de las intolerancias alimentarias. El ansia de los últimos lustros por descubrir qué alimentos perjudican la salud y qué componentes alimenticios merman el bienestar todavía no ha concluido, pero el momento actual es clave. Se sabe con rigor científico que muchos síntomas, como cefaleas, dolores musculares o malestares psíquicos, tienen su origen en una intolerancia alimentaria por histaminosis. Félix López Elorza, al lado de otros especialistas de distintos campos, se esfuerza en descubrir más sobre esta evidencia y transmitir nuevos conocimientos al mundo sanitario y a la sociedad general. Especialista en bioquímica clínica, le avalan 35 años de oficio en el departamento de bioquímica del hospital Virgen Macarena de Sevilla. En la actualidad, una excedencia voluntaria le permite dirigir la Sociedad Andaluza para el Estudio de las Intolerancias Alimentarias (SAEIA). Centenares de trabajos publicados, múltiples conferencias impartidas y cursos de doctorado relacionados con la histaminosis le han convertido en un referente en el campo que trata la dualidad de esta molécula, necesaria para la vida, pero que en cantidades anormales puede derivar en la muerte. Sus investigaciones son referencia en varias sociedades científicas a las que pertenece como miembro de número, entre ellas, la European Histamine Research Society.

Intolerancia y alergia alimentaria. ¿Qué diferencia hay entre ambas?

El concepto de intolerancia alimentaria lo consideramos en referencia a pérdida de salud por la ingesta de algún alimento, mientras que la alergia es un mecanismo específico de intolerancia. De igual manera, entre los mecanismos, hablamos de histaminosis alimentaria no alérgica (síndrome HANA), entendido como un mecanismo concreto. Es mucho más frecuente que los anteriores y nos conduce a explicar el desarrollo de una serie de síntomas, como los fibromiálgicos, deshidrataciones intervertebrales, cefaleas y un largo etcétera.

Si bien la alergia diagnosticada determina comportamientos para evitar intoxicaciones o consecuencias nefastas, ante un HANA, ¿dónde se pone el límite entre prevención y curación?

“El enfermo tiene muchas dificultades para evitar un alimento que genera la intolerancia porque el componente tóxico se localiza en muchos”

En la histaminosis alimentaria no alérgica (HANA) no tenemos parámetros predictivos de enfermedad, por ello no es posible la prevención. Se diagnostica cuando se detectan los síntomas y la base de su evolución es un buen diagnóstico y una buena dieta terapéutica para evitar los alimentos implicados. Cuando se actúa bien y con disciplina, los síntomas son reversibles y en la mayoría de casos se puede volver a tomar el alimento. El problema es que el enfermo tiene muchas dificultades para evitar el alimento que genera la intolerancia porque la histamina está presente en muchos, como es el caso de la leche.

Aboga por formar a los ciudadanos en el concepto de “enfermedades por alimentos” más que en las intolerancias. ¿Por qué esta distinción?

La creo necesaria. Hablar solo de intolerancias es simplificar el problema hasta tal punto, que puede confundir. Siempre hay que explicar el mecanismo que ocasiona la intolerancia y que a su vez justifica el síntoma. Hay que desterrar esa idea de: “Me he realizado un estudio de alimentos para saber cuáles no puedo tomar”. Detesto este comentario porque el problema no es tan simple.

La Sociedad que preside colabora en esa formación. ¿Qué objetivos se han propuesto?

“Hay que desterrar la idea de someterse a un estudio para saber qué alimentos no se pueden tomar”

Los estatutos de la Sociedad los dejan claros, pero en resumen, nuestros objetivos son: intercambiar información de las enfermedades entre profesionales de distintas disciplinas, informar a los afectados de los avances de la enfermedad y a los productores y manipuladores de alimentos, sobre las nuevas necesidades que surgen y que han de tener en cuenta para no colaborar con sus productos en la pérdida de salud de sus consumidores.

¿Por qué la tasa de prevalencia de intolerancias alimenticias multiplica el número de pacientes cada año? ¿Hay un mayor diagnóstico o una mayor afectación?

Creo que pueden ser ambos a la vez. Antes no sabíamos que las deshidrataciones intervertebrales y las contracturas podían ser un problema de histaminosis y así sucede con muchos más síntomas. Ahora estamos estudiando la histaminosis en abortos de repetición como causa de infertilidad.

¿En una persona adulta puede desarrollarse una intolerancia que estuviera latente o puede ser que un alimento siente mal?

Los síntomas HANA son muy traicioneros, de detectan poco a poco hasta que la enfermedad crónica se implanta. Esto no tiene nada que ver con un episodio ocasional.

¿Qué detalles o circunstancias pueden despertar la alerta de una persona y descubrir que un alimento o un componente alimentario le sienta mal?

“Solo la detección de síntomas nos dará la clave de la implicación de algún alimento”

Cuando hay una reacción inmediata (alérgica) es fácil, pero cuando es una reacción no alérgica, se complica. Solo la detección de síntomas nos dará la clave de la implicación de algún alimento y hemos de estudiar con el rigor previo de la historia clínica y el protocolo establecido por el laboratorio en el estudio.

¿El personal sanitario está formado para concretar las enfermedades por alimentos?

Supongo que habrá de todo: unos sí, pero otros no. Dentro de nuestro círculo hay médicos preparadísimos y con decenas de miles de enfermos visostos. Sobre histamina puede haber más de seis mil trabajos a su alcance.

¿Qué alimentos son más susceptibles de provocar estas enfermedades?

Los síntomas crónicos, en general, se relacionan con alimentos que se toman con frecuencia. Entre estos destacan los lácteos y, después, trigo, huevos, carnes y pescados. Es necesario seguir con rigor un protocolo de actuación en vez de prescindir de muchos alimentos al mismo tiempo. Esto, bajo nuestro punto de vista no conduce a nada.

¿Hay algún perfil más susceptible de no tolerar el consumo de ciertos alimentos?

No hay un perfil predictivo.

¿Cómo se concretan y manifiestan las dolencias?

Los síntomas son numerosos en el síndrome HANA. Las cefaleas, la fatiga crónica, contracturas, deshidrataciones intervertebrales, digestivos, etc. Pero todo esto ha de examinarlo con rigor el médico experto. En una ocasión enumeré los síntomas a modo de autochequeo y se han difundido por las redes sociales de una forma lamentable.

Es posible padecer dolores de cabeza sin saber a qué se deben, aunque ahora hay una posibilidad que antes ni siquiera se tenía en cuenta: pueden deberse a un alimento. ¿Cuándo podemos reflexionar en estos términos?

Ante un dolor de cabeza crónico, el mejor consejo es acudir al neurólogo y, si no tenemos causas detectables en imágenes y, además, hay síntomas de los conocidos de histaminosis, lo más posible es que sea un problema alimentario. Seguir este camino o cualquier otro es responsabilidad del neurólogo, nunca ha de ignorarse a los especialistas.

¿Se puede acertar con un autodiagnóstico?

“El diagnóstico de un HANA lo tiene que hacer el médico especialista”

Es evidente que no hay medios humanos ni económicos para evitar pequeñas molestias, no enfermedades. Es más una labor de información y de formación de la sociedad que de facultativos. Referente al autodiagnóstico, lo mencioné en una conferencia e, insisto, se hace un uso indebido de este contenido en las redes sociales. El diagnóstico de un HANA lo tiene que hacer el médico especialista.

Respecto a la anisakiosis, ¿cuál es la deficiencia de información o formación del consumidor que lleva a que se intoxique por el parásito? ¿Son insuficientes los medios preventivos conocidos, como congelar el pescado o cocinarlo a fondo?

El consumidor está cada vez más informado, pero cuando le ponen un producto en un mostrador ha de fiarse del manipulador y, en algunos casos, aquí está el problema. Harían falta más inspecciones “in situ”.

Sostiene que la histamina descubre muchas claves. ¿Son estos los albores de una nueva rama de la medicina?

La historia de la histamina empezó en 1908 y se ha publicado mucho desde entonces. Otra cosa es que en la medicina asistencial hasta ahora se ha valorado poco, posiblemente, por su limitación tecnológica.

En definitiva: la salud del siglo XXI se entiende cada día más en términos de prevención y la alimentación es fundamental. ¿Cuáles son las reglas imprescindibles que conducen a este nuevo panorama?

Es un problema complejo y con varios frentes. Hoy comemos mejor que hace cincuenta años, pero es necesario establecer algunas correcciones en este contexto de globalización. Hemos de consumir productos más sencillos y menos elaborados, ser conscientes de que no todo vale, los productores de alimentos deben actualizarse porque no todo es lactosa y celiaquía. Si ese problema lo han resuelto, el de la histaminosis es mas sencillo. En SAEIA les informamos de los problemas más importantes que tenemos ahora, pero la realidad es que siempre que hemos intentado trasmitir este conocimiento nos han ignorado. Por ello, nuestras reivindicaciones serán mas activas.

La importancia de la Histamina

Félix López Elorza firma como presidente de la SAEIA un documento que no deja lugar a dudas sobre la importancia del Síndrome de Histaminosis Alimentaria No Alérgica (HANA). Parte de la explicación de la Histamina como una molécula vital y perversa a la vez, porque si bien “es imprescindible para la vida”, hay que advertir de que cuando las cantidades normales se sobrepasan, “hace perder la salud”. La reflexión centra las actividades de la Sociedad que preside. En ella, acerca en un lenguaje competente, pero asequible al lector, las enfermedades causadas por esta molécula, tanto por “el origen de la histamina como por las zonas donde impacta o cuadros clínicos que ocasiona”. En resumen, evidencia cómo la molécula, según su procedencia, puede provocar una histaminosis enteral (HE), una enfermedad alérgica o una histaminosis alimentaria no alérgica (HANA) y, según cómo impacte en los distintos receptores, causar un conjunto de síntomas muy diversos.

El Síndrome HANA destaca por importantes problemas diagnósticos. Con esta nomenclatura, afirma el doctor, “no pretendemos acuñar un nuevo síndrome, porque los síntomas son casi tan viejos como la humanidad, ni tampoco engordar más la lista de siglas, pero puede ser una buena herramienta para que, con un flash, ante un síntoma puntual, se piense en otros que pueden ayudar en un momento determinado”.

La página web en la que se puede ahondar en el conocimiento sobre el HANA está abierta a los facultativos, investigadores o personas interesadas. López Elorza invita a “utilizarla” sin buscar titulares impactantes o las conclusiones fáciles y, por ello, asegura que la Sociedad que preside se desvincula “de toda información que ofrezcan porcentajes de enfermedades crónicas por alimentos”.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube