Entrevista

«Hay que derribar la idea de los ocho vasos de agua al día: cada persona tiene sus necesidades»

Elena Robles, miembro del Grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC)
Por Francisco Cañizares de Baya 17 de diciembre de 2022
Elena Robles Semfyc entrevista agua
Imagen: Elena Robles
El agua es el principal componente del organismo, aunque a simple vista no lo parezca. Representa el 60 % del peso en los hombres adultos y el 55 % en las mujeres. Desempeña un papel indispensable en su correcto funcionamiento, es esencial en el rendimiento físico y en el intelectual. La memoria, la capacidad de concentración o los reflejos pueden verse afectados si ignoramos ese líquido inodoro, incoloro e insípido sobre el que se hacen recomendaciones constantes y sobre el que circulan numerosos mitos. Sobre ellos y sobre las cualidades nutricionales del agua reflexiona en esta entrevista Elena Robles, miembro del Grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).
¿El agua es tan importante como los alimentos en nutrición?

Incluso más, puesto que el agua es una sustancia esencial que necesitamos en mayor cantidad. De hecho, podemos sobrevivir sin alimentos 21 días aproximadamente, pero sin agua no podríamos hacerlo más de tres o cinco días.

¿Qué papel desempeña en el rendimiento físico?

Se ha visto que una deshidratación en el deportista puede influir negativamente tanto en su rendimiento como en su propio estado físico. Una pérdida de agua de un 2 % a través del sudor puede acarrear una disminución del rendimiento del deportista de hasta un 20 %.

¿Influye en el rendimiento intelectual?

Por supuesto. Si influye en el físico, donde ponemos muchos músculos en marcha, también en el intelectual, donde el ‘músculo’ por excelencia que es nuestro cerebro está funcionando de forma continuada.

¿Una buena recomendación para un estudiante o un opositor, para los que son fundamentales la memoria o la capacidad de concentración, es que cuiden la hidratación?

Es imprescindible. En el momento que una persona empieza a deshidratarse, uno de los primeros síntomas que puede aparecer es la migraña. Los dolores de cabeza nos pueden incapacitar para realizar cualquier actividades de tipo intelectual.

¿Las necesidades de agua cambian de una persona a otra?

Varían bastante según la actividad que realice o también de su estado de salud. Partiendo de un adulto sano, podemos establecer una medida general que podrá ser válida para todos: un mililitro de agua por kilocaloría ingerida. Si una persona tiene una dieta de 4.000 kilocalorías, para pasar el día necesitaría cuatro litros de agua. Es importante recordar que la ingesta debe ser de agua, no de otro tipo de líquidos, como los refrescos o las bebidas alcohólicas. El alcohol produce lo contrario: deshidratación.

¿Es mayor la necesidad de agua en las personas ancianas o en determinados periodos, como los embarazos?

En estados fisiológicos especiales hace falta más. Por ejemplo, en la lactancia, mucho más que en el embarazo. Una lactante aumenta en 500 las kilocalorías que ingiere y necesitaría beber medio litro más de agua al día. En los abuelos el principal problema es la disminución de la sensación de sed que hace que se les olvide beber. Por eso, hay que ofrecerles agua de manera frecuente. En algunos casos, puede recurrirse a algún saborizante que haga más atractivo el consumo de agua.

¿Cuándo hay que beber: cuando aparece la sed o antes?

Tendríamos que evitar que aparezca la sed, mucho más si se es deportista, ya que le puede afectar en el rendimiento. Es importante que bebamos agua al levantarnos porque hemos estado muchas horas sin hacer ninguna ingesta, y además dormimos con la boca entreabierta, lo que nos seca mucho más las mucosas. Por lo menos habría que beber un vaso. También es importante tomarla a lo largo del día de forma repartida, no esperar a las comidas.

Con respecto a la cantidad, ¿está en revisión la idea de que debemos beber dos litros al día?

Hay que derribar la idea de los ocho vasos de agua al día: cada persona tiene sus necesidades. Cada uno realiza actividades distintas y tiene circunstancias específicas que determinan qué cantidad debe tomar.

¿Guarda alguna relación el momento que se bebe el agua con la ganancia o la pérdida de peso? ¿Tomarla durante la comida engorda?

Es una falsa creencia. El agua tiene un peso, pero la excretamos. Lo importante para la salud es estar hidratados; no importa el momento en el que la bebamos porque no va a hacer fluctuar el peso.

Hay un mito muy extendido que dice que un vaso de agua caliente en ayunas es depurativo. ¿Tiene algún fundamento?

No tiene sentido, no es necesario tomar agua caliente para la limpieza del organismo. El agua de por sí ya realizará esa secreción de sustancias tóxicas a través del sudor y por la orina. Pero sí es importante tener en cuenta la temperatura del agua, y a veces se nos olvida. Tomarla muy fría puede hacer que tengamos un gasto energético ligeramente mayor porque hay que termorregularla. Nuestro cuerpo está entre 36 y 37 grados de temperatura, y consumir agua con hielos puede repercutir en nuestro funcionamiento orgánico. Recomendaría que estuviera entre los 15 y los 20 grados.

¿Qué recomendaría con respecto al agua mineral?

Para la población general no sería necesario hacer un control exhaustivo de las aguas minerales, pero es importante tenerlo en cuenta en algunas enfermedades como la patología renal. En esta situación el contenido de minerales en el agua debe ser el mínimo posible. En ese sentido, es importante comparar las etiquetas de las que hay a la venta en el supermercado. Ya lo estamos haciendo con los alimentos, ¿por qué no también con el agua?

En algunos países se ha puesto de moda el ‘agua cruda’, es decir, agua sin depurar, a la que se atribuyen cualidades saludables precisamente por no haber sido tratada. ¿Tiene alguna cualidad especial?

No. Gracias a que nosotros tenemos grandes controles alimentarios y sobre al agua, evitamos la aparición de patologías tan serias como el cólera. Es fundamental revisar y depurar el agua, si fuera necesario, para asegurar la salud que disfrutamos.

¿Por qué persisten y proliferan los bulos y los mitos sobre nutrición, también sobre el agua?

Prefiero ser optimista. Creo que es debido al gran interés por el mundo de la alimentación y la nutrición que se está despertando.

¿Cómo podemos estimular su consumo en alguien a quien se le atraganta el agua, por ejemplo, a un niño?

De la misma forma que comentaba antes en la tercera edad: usando saborizantes. Por ejemplo, unas gotas de limón pueden hacerla más apetecible.

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