Nutre y cuida tu piel

Llevar a cabo una alimentación sana y no olvidarse de una correcta higiene son las claves para conseguir una piel cuidada y con un aspecto saludable
Por EROSKI Consumer 30 de septiembre de 2004

Los cambios de estación conllevan también cambios en el estado de ánimo así como en otros aspectos más visibles, como es el caso de la piel. Y es que cuanto más variada y equilibrada sea la alimentación, más sana e hidratada estará la piel.

Elementos perjudiciales

Actualmente, los hábitos de vida están regidos en muchas ocasiones por el estrés. Esta forma de «vivir rápido» provoca que cada vez se dedique menos tiempo a preparar la comida y como consecuencia a comer. Todos estos factores, junto a la contaminación que existe en algunas ciudades, provoca que la piel se vaya apagando, se reseque y pierda su lustre natural.

A esto se unen hábitos perjudiciales para la piel y la salud en general, como el consumo de alcohol y café o el tabaco. Estas sustancias aceleran el proceso de envejecimiento de la piel, ya que son capaces de dificultar la absorción de algunas vitaminas y minerales, y en el caso del alcohol, además, favorece la deshidratación.

Alimentación equilibrada y hábitos saludables

Para estar sanos tanto por dentro como por fuera, nada mejor que alimentarse de forma adecuada. Para que nuestra piel refleje nuestro buen estado de salud tienen que estar presentes a diario, en los menús, alimentos ricos en sustancias con acción antioxidante, encargadas de bloquear el efecto dañino de los radicales libres, moléculas que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de alterar el ADN, las proteínas y las grasas. Los antioxidantes son un grupo de vitaminas, minerales, colorantes naturales y otros compuestos que se encuentran principalmente en alimentos vegetales, como las frutas, las legumbres, las verduras y hortalizas, y los cereales integrales.

Además, los ácidos grasos insaturados como el ácido oleico, presente en el aceite de oliva y el aguacate, o el linoleico y linolénico (ácidos grasos esenciales) presente en aceites de semillas (girasol, maíz, soja…), frutos secos oleaginosos (nueces, almendras, avellanas, pistachos, etc.) y pescado azul, también son imprescindibles para mantener una piel bien estructurada.

Conviene no olvidar que para mantener la piel correctamente hidratada es esencial beber líquidos en cantidades suficientes, tanto zumos naturales como infusiones, aunque no cabe duda de que el líquido que mejor hidrata el organismo es el agua.

Llevando a cabo estos saludables hábitos de vida e intentando descansar lo mejor posible, sin olvidar la importancia de una correcta higiene, es posible conseguir un piel tersa e hidratada, reflejo de una buena salud.

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