Una campaña intenta que los consumidores recuperen la confianza en la carne de vacuno

La trazabilidad asegura la calidad del producto bovino en todas las etapas de crecimiento de los animales
Por EROSKI Consumer 4 de julio de 2002

Un autobús recorre las ciudades de España para informar a los consumidores sobre las propiedades de la carne de vacuno. Todas las medidas que se llevan están encaminadas a identificar y analizar cada animal antes de que llegue a los mercados. Aún no se ha conseguido una seguridad absoluta sobre la erradicación de la Encefalopatía Espongiforme Bovina o mal de las «vacas locas», pero los expertos aseguran que este producto es sometido a exhaustivos análisis tendentes a erradicar esta enfermedad.

«De la granja a la mesa», esta es la idea que pretenden transmitir siete organizaciones profesionales en la campaña informativa que están llevando a cabo sobre la carne de vacuno. La finalidad de esta promoción, que comenzó el 8 de mayo y acabará el 16 de noviembre, es recuperar y al mismo tiempo reforzar la confianza de los consumidores sobre este producto. El autobús informativo recorrerá un total de 69 ciudades españolas.

Para defender la confianza del producto vacuno, Fernando Ayuso, coordinador de la campaña, expone el concepto de trazabilidad: «Esto consiste en la posibilidad de encontrar y seguir el rastro a través de todas las etapas de producción, transformación y distribución de los animales y sus carnes. Se puso en marcha el uno de enero de este año».

Etiquetado, sinónimo de calidad

Roberto Serrano, representante de la Unión de Consumidores de Extremadura (UCE), basa la credibilidad de la carne de vacuno en dos pilares: el primero, es el etiquetado obligatorio que debe llevar todo tipo de carne (envasada, picada, fresca). En la etiqueta debe aparecer el número de referencia del animal, el país de nacimiento, el de cría y engorde, el lugar del sacrificio, el número de registro sanitario y el lugar de despiece.

Con este sistema se consigue saber todo el proceso que ha seguido ese trozo de carne, y descubrir, si hubiera un problema, dónde se originó éste. Serrano afirma que la carne de vacuno es uno de los productos más controlados y saludables del mercado. Fernando Ayuso apoya esta afirmación pero indica que no puede proporcionar un porcentaje de fiabilidad, aunque añade, que el de ese producto es muy alto.

El segundo pilar en el que se basa Serrano, es el sistema de identificación y registro. Desde el 1 de enero de 1998 se debe dotar a todos lo bovinos, desde su nacimiento, de dos marcas auriculares iguales con un código numérico de catorce caracteres. A partir de ese momento los bovinos disponen de un documento de identidad que contiene tanto su código como otras informaciones de interés.

En el proceso de carnización se realizan las principales operaciones de sacrificio, seguridad y garantía sanitaria.

En esta fase es indispensable la inspección «antemortem», donde se reconoce a los vacunos vivos antes del sacrificio, y las pruebas tras la muerte. La más importante es la de priones, para detectar una posible infección de Encefalopatía Espongiforme Bovina, que se realiza a los vacunos de más de 24 meses. Éstos no pueden ser liberados para el consumo hasta la confirmación de los resultados negativos. Tras esta comprobación las carnes son selladas por la inspección veterinaria y declaradas aptas para el consumo.

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