Zumo de remolacha para mantener la tensión a raya

Beber un jugo de remolacha al día ayuda a reducir la presión arterial y dilatar los vasos sanguíneos, según un estudio reciente
Por Maite Zudaire 2 de marzo de 2015
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Imagen: belchonock

Un ensayo realizado en la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), y financiado por la Fundación Británica del Corazón, determina que un vaso diario de zumo de remolacha puede reducir la presión arterial en personas con hipertensión. Bajo la dirección del doctor Shannon Amoils, se desarrolló un completo trabajo de campo e investigación que concluyó con los beneficios de la ingesta diaria de un vaso de jugo de remolacha, tanto para las personas con hipertensión que siguen un tratamiento, como para quienes no toman medicamentos. El siguiente artículo repasa los detalles de este estudio y sus hallazgos, además de ofrecer algunas ideas para incorporar la remolacha en la dieta.

Zumo de remolacha durante cuatro semanas

Para llevar adelante la investigación del doctor Shannon Amoils en la Universidad Queen Mary de Londres se reclutó a 64 pacientes de entre 18 y 85 años de edad. La mitad de ellos tomaban medicación prescrita para la presión arterial alta, pero, si bien mejoraban, no lograban alcanzar los índices adecuados. Los demás habían sido diagnosticados con presión arterial alta, pero todavía no estaban medicados.

Los pacientes fueron asignados de manera aleatoria a uno de dos grupos. Durante las dos primeras semanas se les midió la tensión a diario. A lo largo de las cuatro semanas siguientes, un grupo consumió un vaso (250 mililitros) de zumo de remolacha completo, mientras que al otro grupo se le ofreció un placebo, puesto que su bebida estaba libre de nitratos. En las dos últimas semanas, ya sin jugo, se les siguió controlando la tensión.

Los principales hallazgos del estudio

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Imagen: CONSUMER EROSKI

A lo largo de las cuatro semanas en las que bebieron el zumo, los pacientes del grupo que ingirió nitratos activos experimentaron una disminución en la presión arterial de 04/08 mmHg (milímetros de mercurio). La primera cifra es la reducción de la presión sistólica (cuando el corazón está empujando) y la segunda es la reducción en la presión diastólica (cuando el corazón se relaja). A muchos pacientes, esta disminución les colocó la tensión en el rango normal. Además, experimentaron una mejora en torno al 20% de la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos y la rigidez de las arterias se redujo sobre el 10%. La evidencia científica señala que estos cambios están relacionados con un menor riesgo de enfermedades del corazón.

En el grupo que ingirió el placebo (jugo de remolacha que no contenía nitratos), en el que también había personas medicadas y otras que no, pero todas eran hipertensas, no se presentaron cambios en la presión arterial ni en la función de los vasos sanguíneos o la rigidez de las arterias.

El zumo como el mejor de los medicamentos

Los autores del estudio no esquivan la conclusión, pese a las limitaciones de la muestra a estudio: la reducción lograda en el grupo que bebió el zumo de remolacha completo es comparable a la que se consigue cuando la medicación es eficaz. Por ello, hicieron público un comunicado en el que confirmaron que su hallazgo sugiere que incluir esta hortaliza en la dieta es una oportunidad de pautar un tratamiento asequible y eficaz para ayudar a los pacientes con hipertensión.

El director del programa manifiesta que «esta investigación ha demostrado que una dosis diaria de nitrato inorgánico puede ser tan eficaz como la intervención médica en la reducción de la presión arterial. Y lo mejor de esto es que podemos obtener esa dosis de la remolacha y de otras verduras de hoja verde«.

Cómo incorporar la remolacha en la dieta

Un aspecto muy positivo de este estudio es que, si bien la remolacha es la hortaliza más rica en nitratos, también la col y la lechuga presentan índices interesantes. Las tres son verduras fáciles de encontrar en el mercado todo el año y a un precio asequible.

Esto abre la puerta a que la gente sea capaz de tomar medidas para controlar su presión arterial a través de medios no clínicos, tales como comer verduras. Pero hay que cambiar un hábito muy enraizado: no se pueden hervir las verduras, pues el nitrato se disuelve en el agua y se pierde. Sí pueden prepararse al vapor, se pueden asar y lo más eficaz: transformarlas en jugo.

El peligro de la tensión arterial elevada

La hipertensión aumenta el riesgo de padecer serios problemas de la salud. Por ejemplo, tienen alta la tensión alrededor del 70% de las personas que sufren un primer ataque al corazón, alrededor del 80% de las que tienen un primer accidente cerebrovascular y el 70% de las personas con insuficiencia cardíaca crónica. La enfermedad renal es también un factor de riesgo importante para quienes tienen presión arterial alta.

Un último dato, que todavía precisa de más estudios pero que está encima de la mesa de muchos grupos científicos, sugiere que es probable que los azúcares añadidos a los alimentos contribuyan a aumentar la hipertensión en mayor medida que el sodio en la dieta. Así lo señala una investigación publicada en la revista Open Heart, de la que se hizo eco el Medical News Today en diciembre de 2014.

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