Por qué la actividad física es tan importante para los niños

La práctica de actividad física moderada o intensa durante al menos una hora al día favorece un desarrollo saludable tanto físico como psicológico en los menores
Por Cristian Vázquez 12 de octubre de 2015
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El ocio sedentario es el principal responsable de que muchos niños no realicen la actividad física recomendada por los especialistas, que es de al menos una hora al día. La importancia de que los pequeños hagan este ejercicio, en forma de juegos y deportes, se debe a múltiples motivos, como se explica en este artículo: desde el necesario estímulo para su desarrollo físico y la prevención de enfermedades, hasta los beneficios para su autoestima, su conciencia social, capacidad de concentración y rendimiento escolar.

La actividad física y el cambio de hábitos

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Imagen: First Baptist Nashville

La actividad física es de suma importancia para los niños y los adolescentes. Así lo señalan los especialistas de los organismos de salud más importantes, quienes además alertan sobre la reducción del tiempo que se dedica a esa práctica. «Quizás el hábito que más ha cambiado en los últimos años es la falta de ejercicio físico», apunta un documento del Grupo de Trabajo sobre Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría (AEP). El texto añade que ese ejercicio «ha sido reemplazado por un exceso de ocio sedentario, vinculado a las nuevas tecnologías y a condicionantes socioculturales«.

Sin embargo, podría parecer que para los pequeños sanos no es necesario realizar este tipo de actividad. Se podría pensar: a su edad, ¿por qué puede ser tan importante que hagan, como aconsejan los especialistas, al menos una hora al día de ejercicios físicos de una intensidad entre moderada y alta? Para responder a esa pregunta, basta con enumerar los beneficios de esa actividad.

Beneficios de la actividad física en los niños

Los beneficios y efectos positivos de la actividad física en niños, y también en adolescentes, son los siguientes:

  • Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la realización de actividad física adecuada ayuda a niños y jóvenes a desarrollar un aparato locomotor (huesos, músculos, articulaciones) y un sistema cardiovascular (corazón y pulmones) sanos.
  • Les ayuda también a aprender a controlar el sistema neuromuscular, es decir, el mecanismo de coordinación y control de los movimientos.
  • El ejercicio físico contribuye a crear afición por el deporte y hábitos de vida saludable y a que ya desde pequeños mantengan un peso corporal saludable. De acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad, cuatro de cada cinco adultos obesos han sido menores obesos.
  • El mismo Ministerio de Sanidad puso en marcha, en 2005, la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad). Las pautas de este programa señalan también que la actividad física «ayuda a los niños a respetar su propio cuerpo y el de los demás«, así como «a fortalecer en los pequeños la autoestima y el respeto por sí mismos».
  • Los juegos y deportes, además, desarrollan en los menores la «conciencia social«, ya que son situaciones de competición que los preparan para enfrentarse a victorias y derrotas, así como para la colaboración y el espíritu de compañerismo.
  • Otros beneficios para los niños y adolescentes, que también van más allá de la pura cuestión física, fueron destacados en la Cumbre Mundial sobre la Educación Física, realizada en Berlín en 1999: incremento de la autoestima y reducción de la tendencia a los comportamientos peligrosos, mejora del rendimiento escolar, estímulo para el desarrollo del pensamiento abstracto (a través de nociones como velocidad, profundidad, fuerza, etc.) y la capacidad de concentración.
  • La práctica regular de ejercicio físico en pequeños y adolescentes «previene la aparición de obesidad, enfermedades cardiovasculares, alteraciones psicológicas, desmineralización ósea y algunos cánceres», detalla Gerardo Rodríguez, coordinador del Comité de Actividad Física de la AEP. «Para alguna de estas enfermedades -añade el experto- es el factor de protección modificable más importante, ayudando notablemente en su tratamiento una vez que han aparecido».
El sedentarismo, el gran enemigo

El gran enemigo de la actividad física es, por supuesto, el sedentarismo. “El entorno ambiental y social nos invita al sedentarismo y nos aleja de las actividades aeróbicas en espacios abiertos -explica la AEP-. Existen pocas áreas de juego en las ciudades y falta de facilidades en los centros escolares para la práctica de actividad física”.

Según datos de la última Encuesta Nacional de Salud, elaborada en conjunto por el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Estadística, el 12% de los niños españoles de entre 5 y 14 años no realiza ninguna actividad física, con la particularidad de que ese porcentaje es mucho mayor entre las niñas (16%, contra el 8% de los varones). Entre los 15 y 24 años, los jóvenes cuya actividad es muy escasa o nula alcanza una cifra muy alta: el 45%.

Para combatir ese sedentarismo y sus consecuencias negativas, la AEP editó un ‘Decálogo para padres sobre la actividad física de sus hijos‘. Entre los consejos incluidos allí, se destacan la importancia de que los adultos den ejemplo y planifiquen actividades en familia, que aseguren una alimentación equilibrada y una correcta hidratación, y que sitúen el ejercicio físico como una tarea prioritaria en la rutina de los menores, y no como una mera práctica “para los ratos libres”.

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