Suicidio en niños y adolescentes: señales de advertencia para los padres y consejos para prevenirlo

Como sucede con los adultos, un pequeño porcentaje de los suicidios a estas edades ocurre sin aviso, pero la mayoría han sido precedidos por señales, ya sean verbales o de comportamientos
Por María Huidobro González 23 de febrero de 2023
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Imagen: MART PRODUCTION
La salud mental de los niños y adolescentes se ha deteriorado tanto en los últimos años, que pediatras, psiquiatras y psicólogos no dejan de reclamar más recursos para atenderla. Antes de la pandemia, ya en torno al 10 % de los niños y al 20 % de los adolescentes sufría trastornos mentales. En la actualidad, es patente que han aumentado enormemente los casos de ansiedad, depresión, diagnósticos de TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en estas edades, además de las autolesiones y las conductas suicidas. De hecho, el suicidio es hoy la segunda causa de muerte en adolescentes, solo por detrás de los tumores malignos. La prevención y la detección precoz pueden reducir estas cifras. Estas son las señales de alerta y los consejos que dan los expertos.

Suicidios en niños y adolescentes, un problema prevenible

España no posee una estrategia nacional de protección y prevención del suicidio, como exigen los especialistas en pediatría, psicología y psiquiatría infanto-juvenil. Y eso que en adultos el suicidio es la primera causa de muerte no natural, por delante de accidentes, homicidios y violencia de género, y en el caso de los menores, los datos aportados por los diferentes expertos que trabajan con niños y adolescentes revelan que la situación es muy preocupante.

Pero no lo es solo por el número de muertes y tentativas (y sus lesiones) o los pensamientos (ideación suicida) que se producen en estos menores, sino también por la cantidad de personas del entorno a las que afecta directamente este “problema prevenible”, según manifiesta la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y es que, de media, se estima que cada caso representa un gran sufrimiento a unas 6-10 personas, entre familiares, amigos y compañeros de estudios.

Entre las cifras más destacadas están las que registró la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP) desde marzo de 2019 a marzo de 2021. Apuntan que los diagnósticos relacionados con trastornos mentales en sus urgencias aumentaron un 10 % y los que más se incrementaron fueron: intoxicación no accidental por fármacos (122 %), suicidio/intento de suicidio/ideación autolítica (56 %), trastorno de conducta alimentaria (40 %) y depresión (19 %). Además, en solo 2021, la Fundación ANAR, que ayuda a niños, niñas y adolescentes en riesgo, atendió a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. 

➡️ Factores de riesgo suicida en menores

Los varones se suicidan más, pero las mujeres presentan un riesgo dos veces mayor que los hombres de intento de suicidio. Además, la adolescencia es una etapa crítica, en la que se produce un “punto de inflexión”, como señalan en la ‘Estrategia de Salud mental del Sistema Nacional de Salud (2022-2026)’ en base a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Así, mientras que en 2020 en el grupo de menores de 15 años se registraron 14 suicidios, en el de 15 a 29 años fueron 300.

“La prevalencia de ideación suicida es muy baja en la infancia, aumenta lentamente durante la adolescencia temprana y luego exponencialmente entre los 12 y los 17 años”, afirman en este estudio (2013). Lo corrobora una encuesta de Save the Children (2022). El porcentaje de niños y niñas entre 4 y 8 años con este tipo de pensamientos es de un 2 %, y esta fracción se triplica en la adolescencia, alcanzando un 6 % en el grupo entre 13 y 16 años.

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Imagen: Annie Spratt

¿Las causas? Son numerosas y complejas. La pandemia, y sus distintos confinamientos, es uno de los factores, pero no el único, como recuerdan los expertos en participaron en el reciente I Congreso Nacional de Salud Mental Infanto Juvenil y quienes abordan el tema en el ‘Libro Blanco de la Salud Mental Infanto-Juvenil’ (2022). Además de los intentos previos, algunos de los factores de riesgo son:

  • el trastorno límite de la personalidad, el trastorno depresivo mayor, la ansiedad
  • el estrés académico y emocional.
  • la alta impulsividad, la baja autoestima, la desesperanza, la pobre capacidad para resolver problemas…
  • el consumo de sustancias y otras conductas de riesgo (sexuales, de alimentación, violencia, absentismo escolar).
  • factores psicosociales: una disfunción familiar, falta de seguimiento y atención familiar, el rechazo social, acoso escolar, ciberbullying, maltrato infantil, Internet, las redes sociales…

Cómo prevenir los suicidios en la infancia y la adolescencia

Prácticamente todas esas muertes y sucesos podrían evitarse. Por eso se están dando pasos en la prevención, aunque no con un plan nacional para la prevención del suicidio, que “resulta fundamental”. Así lo ve la Asociación Española de Pediatría (AEP), que asegura en el estudio ‘Autolesiones y conducta suicida en niños y adolescentes. Lo que la pandemia nos ha desvelado’ (2022) que “es muy necesario reforzar los recursos de atención primaria, hospitalaria y de salud mental donde se atiende a la población pediátrica. Los centros escolares son claves para la prevención y detección de conductas suicidas, y se deben implantar programas formativos para los profesionales de la educación”.

Ante tal reto, las iniciativas preventivas en las comunidades autónomas son variadas. Hay campañas dirigidas a los jóvenes (‘Hablar del su1c1d10 puede cambiar tu POV (punto de vista)’); cribados de detección de depresión mayor a partir de los 12 años en el nuevo Programa de Salud Infantil (PSI) de Euskadi; talleres de gestión emocional para alumnos de 14 y 15 años en Cataluña, dentro de su plan de prevención del suicidio 2021-2025 (Plapresc); o un nuevo hospital de día psiquiátrico infanto-juvenil en Salamanca, por ejemplo.

Además, el Ministerio de Sanidad puso en marcha en 2022 el teléfono 024 para la atención a personas con conducta suicida como se recoge en su ‘Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024’.

Qué pueden hacer los padres para prevenir el suicidio en sus hijos

Pero la prevención del suicidio no es misión exclusiva del sistema sanitario y educativo. También intervienen más agentes. Uno de ellos es la familia, tanto como factor protector ante el suicidio infanto-juvenil (también lo es el apoyo social y el sentimiento de pertenencia a un grupo), como corresponsable con la prevención. Como padres, ¿qué podemos hacer exactamente?   

➡️ Señales de que un niño está pensando en su suicidio

Por un lado, ten en cuenta las siguientes señales de riesgo de un posible intento de suicidio, que enumera principalmente la Fundación ANAR y la ‘Guía de prevención del suicidio’ dirigida a las familias promovida por la Región de Murcia. Porque sí, un pequeño porcentaje de suicidios ocurre sin aviso, pero la mayoría (70-80 %) han sido precedidos por señales, bien verbales o de comportamientos. ¿Cuáles son?

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Imagen: Kindel Media
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo: de la irritabilidad o agresividad pasa inmediatamente después a una actitud tranquila.
  • Retraimiento social. Antes disfrutaba al salir con amigos o practicar deporte; ahora tiende al autoaislamiento.
  • Síntomas depresivos o diagnóstico de depresión: tristeza, desinterés, indiferencia, visión negativa de la vida, del futuro o de uno mismo…
  • Se preocupa o tiene síntomas de ansiedad inusuales por temas cotidianos.
  • Quejas somáticas asociadas a la angustia emocional: dolor de estómago, cabeza o fatiga.
  • Se siente inmerso en un problema del que no encuentra salida, como puede ser el acoso escolar.
  • Manifiesta no querer ir al colegio y dice tener miedo por problemas con compañeros, lesiones, amenazas…; falta a clase sin justificación.
  • Dificultades de concentración.
  • Marcada caída en el rendimiento académico.
  • Cambios en los hábitos de sueño: sueño inquieto, falta de descanso…
  • Problemas en su alimentación: come menos, sin ganas, o peor.
  • Carácter impulsivo y poco reflexivo, como consumo de alcohol y drogas o actividades o deportes de algo riesgo sin considerar sus efectos.
  • Se desprende o regala objetos o pertenencias apreciados.
  • Cierre, eliminación o despedida de manera sorpresiva de los perfiles de sus redes sociales.
  • Autolesiones para dar salida a malestares emocionales que no saben manejar e intentos previos de suicidio.
  • Verbalizaciones en relación al suicidio, como estas expresiones: “Quiero morir”, “A veces desearía poder irme a dormir y nunca despertarme” o “No tendrás que preocuparte por mí por mucho más tiempo”.
  • Afirmaciones pesimistas o desesperanzadas del estilo de “Nunca me voy a curar, lo mío no tiene arreglo”.
  • Manifestaciones que muestran la intención de querer despedirse como “Por si dejamos de vernos un tiempo…”.

➡️ Consejos para prevenir suicidios en menores

A las recomendaciones preventivas de la Fundación ANAR y la guía citada, se unen las de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) a través de su portal Salud Joven. Estas son las pautas que destacan para las familias cuyos hijos muestran ideación suicida, pero que también sirven para prevenir estos pensamientos.

  • Haz caso a sus señales. Tómalas en serio. No pienses que “son cosas de adolescentes y ya se le pasará”. No te enfades ni le reprendas.
  • Valida sus emociones. Escúchale de forma activa, deja que se exprese emocionalmente. No le interrogues; trata de establecer un diálogo.
  • Comunícate para encontrar las causas de la ideación. Busca momentos de tranquilidad para hablar. Responde con serenidad, empatía y comprensión. Acompáñale; dile cada día que no está solo. Transmítele seguridad. Si no es posible la comunicación, otra persona puede hacer esa función, incluso una ayuda profesional.
  • Si tu hijo vive una situación estresante (divorcio, muerte un ser querido…), vigila su estado de ánimo, escúchale y anímale a que no se aísle. Si sufre acoso escolar o ciberbullying, ponte en contacto con el centro escolar y controla el uso de que hace de su móvil u ordenador para evitar nuevos ataques.
  • Ayúdale a comprender la temporalidad de las situaciones. Los malos momentos no son para siempre. Transmítele que los problemas tienen solución y hay que buscarla de forma adecuada. Hazle ver que es importante pedir ayuda si se necesita.
  • Enséñale que compartir los problemas ayuda a solucionarlos.
  • Evita peleas familiares o momentos de tensión que puedan afianzar la idea negativa del mundo que le rodea.
  • Haz que reduzca el tiempo de uso de las tecnologías y vigila el contenido de sus videojuegos o las redes sociales y páginas web que visita.
  • Fomenta hábitos de vida (alimentación, sueño, higiene) y ocio saludable que garanticen un equilibrio físico y emocional y propicien las relaciones con otros, como actividades deportivas, salidas al medio natural, cuidado de animales… Evita, en cambio, que se relacione con personas deshonestas, que le humillen y/o le inciten al consumo de drogas.
  • Anímale a que no se aísle de la familia y los amigos.
  • Intenta que siempre esté acompañado y que no haya medios lesivos a mano (fármacos, objetos punzantes), si es que hace señales o tiene compartimentos que indican posible ideación suicida. Si lo crees necesario, llama a Urgencias.
  • Busca ayuda profesional. Acude a su pediatra, médico o psicólogo (también al tuyo).
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