La poda de los rosales

Con ella determinará la dirección de los nuevos brotes
Por EROSKI Consumer 3 de mayo de 2005

En plena primavera los rosales están floridos y muy frondosos, pero tal vez es muy posible que requieran una pequeña poda para redirigir su crecimiento. Hay que recordar estas plantas deben recibir la luz del sol en el centro de la propia mata para mantenerse sanas.

Asimismo, es recomendable podar los ejemplares para eliminar las partes marchitas y evitar que la planta emplee parte del alimento que genera mediante el proceso de fotosíntesis en intentar revivir esas partes en lugar de en crecer. Además la presencia de partes marchitas atrae insectos y plagas, algo sumamente perjudicial para las plantas.

Teniendo esto presente, hágase con una tijera de poda adecuada al diámetro del tallo leñoso del rosal. Luego localice las ramas que interfieren en la entrada de la luz solar en el centro de la planta.

Una vez que ya sepa cuáles son las ramas sobre las que tiene que intervenir, fíjese en un aspecto para saber a qué altura deberá podar. En el extremo superior de la rama observará que las hojas se presentan en grupos de cinco, mientras que según va descendiendo las hojas aparecen de tres en tres. Pues bien deberá de ser en la unión de la última ramita de cinco hojas con el tallo donde deberá de realizarse la poda. De esta manera estará determinando la dirección que tomará el nuevo brote.

Puede realizar una poda para conseguir dar una forma determinada a su ejemplar o bien para lograr que sea menos frondoso. Antes de comenzar con el proceso de poda hay que tener en cuenta que es recomendable limpiar, con un producto anti-bacterias o calentando al fuego, las partes de la herramienta que hallan entrado previamente en contacto con las partes marchitas.

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