Enfermedades del rosal

El oidio, el mildui y la roya son los hongos que más atacan a estas plantas
Por EROSKI Consumer 26 de septiembre de 2007
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Imagen: matthew Hunt

Los rosales son plantas de gran belleza. Sin embargo, tienen un molesto inconveniente: su gran sensibilidad a plagas y enfermedades. Hongos y parásitos son sus mayores enemigos. El arma más eficiente para combatirlos es conocer cuáles son las señales que delatan su aparición. La detección temprana de una plaga o de otra afección preserva la salud del rosal.

Infecciones fúngicas

Los hongos atacan a diversas plantas, tanto en la parte exterior como en sus órganos internos. En el caso del rosal, el oidio, conocido como mal blanco, es una de las enfermedades fúngicas más habituales. Se manifiesta en forma de polvo blanquecino o gris claro, que aparece en hojas, tallos y en las propias flores. A medida que la enfermedad se agrava, las manchas amarillean y las hojas se secan hasta caerse.

Para frenar su avance, la planta debe tratarse con un fungicida específico rico en azufre o con productos antioidios sistémicos. Como medida preventiva, se aconseja suministrar cualquiera de las dos soluciones, al menos, una vez al mes.

El mildiu es otra de las enfermedades fúngicas que más sufren los rosales. A diferencia del oidio, que se trata con facilidad, la curación de este hongo es más compleja. Por este motivo, es apropiado evitar que la planta se infecte y, si no, por lo menos frenarla a tiempo. Se debe observar de forma regular el aspecto de la planta y buscar en las hojas la aparición de manchas irregulares amarillas, que con el paso de los días se vuelven negruzcas.

El oidio se manifiesta en forma de polvo blanquecino que aparece en hojas, tallos y flores

Como prevención, aunque la planta no esté dañada, se recomienda tratar el rosal con productos fungicidas específicos para este hongo o, en su defecto, con otros de gran espectro. Si el mildiu ha comenzado a invadir la planta, será necesario podar las partes afectadas para evitar que la infección se extienda, ya que ésta se transmite con gran rapidez.

Otro de los hongos habituales es la roya. Sus síntomas son claros: pequeños bultos de color anaranjado en el envés de las hojas y en el tallo de la planta. Los tratamientos preventivos que se deben realizar son similares a los del oidio y el mildiu. Además, si la roya afecta a la planta, se recomienda retirar las hojas dañadas y quemarlas para atajar su progresión.

Plagas

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Los insectos son uno de los grandes problemas de los rosales. Entre ellos, destaca el pulgón. Es una plaga muy común en estas plantas y que se propaga con mucha facilidad. Se manifiesta en las hojas, que no lucen tersas, sino con forma curva y enrolladas. La melaza o ligamaza que deja el rastro del insecto es también un síntoma. Se detecta porque es un líquido azucarado y brillante, que atrae a las hormigas.

La cochinilla también segrega este jugo. Una señal inequívoca que delata su aparición es que el insecto se aprecia a simple vista. Si la planta tiene pequeñas costras de color blanco u ocre, el follaje está descolorido y las hojas están pegajosas por la melaza, el rosal es víctima del ataque de la cochinilla.

Otra de las plagas frecuentes es la mosca del rosal. Sus larvas, de color verde claro, se alimentan de las hojas de la planta. Las carcomen desde el borde hacia el centro. Si la afección es grave, las devoran por completo.

Para combatir cualquiera de estas plagas es necesario aplicar un producto insecticida. Siempre que sea posible, se recomienda que sea sistémico. Son más efectivos, ya que al suministrarlos entran en la savia de la planta y envenenan al insecto cuando se alimenta de ella.

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