Una piscina en el jardín o la terraza

El jardín es el lugar más idóneo para instalar una piscina, de obra o desmontable, mientras que en la terraza conviene tomar muchas precauciones o evitarlo
Por EROSKI Consumer 2 de julio de 2013
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Imagen: Coen Deurloo

Contar con una piscina en el jardín o el patio es un muy buen recurso para que quienes viven en la ciudad lleven mejor el verano. Si no se puede tener una piscina de obra, las desmontables son una excelente alternativa, ya que existen modelos y tamaños para todos los gustos y de muy diversos precios. Este artículo explica los motivos por los cuales el jardín es el sitio apropiado para la piscina, los materiales y las características de las desmontables y los riesgos de poner una piscina hinchable en el balcón.

El jardín, el sitio apropiado para la piscina

Cuando llega el verano, es muy práctico contar con una piscina para refrescarse en casa. Sobre todo las personas que viven en la ciudad y no tienen ninguna playa cerca serán quienes den más valor a esta posibilidad. Las opciones para tener una piscina en el hogar son muy variadas.

Se puede hacer obra y construir una con materiales permanentes o bien adquirir una piscina desmontable. Estas últimas son muy apropiadas para viviendas en las que el jardín o patio no es muy grande, porque cuando termina la temporada se quitan hasta el siguiente verano y el espacio de terreno de nuevo queda libre. Estas últimas, además, pueden ser mucho más económicas.

El jardín es el sitio más apropiado para instalar una piscina, por varios motivos. Por un lado, es donde suele haber espacio disponible para colocarla directamente sobre el suelo, sin los riesgos que -como se explica más adelante- acarrea su instalación en una terraza o la azotea.

Por otra parte, el jardín es en general la zona más fresca de la casa y, si se cuenta con algún árbol o arbusto más o menos alto, ofrece sombra para descansar fuera del agua protegidos del sol, sin necesidad de poner un toldo o techo. Además, la humedad de la piscina puede contribuir a preservar la humedad del jardín, en épocas de mucho calor y, como consecuencia, sequía.

El aspecto negativo es que, al estar cerca de árboles y plantas, el agua de la piscina se ensucia bastante, debido a hojas, ramitas y otros fragmentos que caen o son arrastrados por el viento. Para protegerla, se recomienda el uso de cobertores especiales, sobre todo durante la noche, y limpiarla con bastante frecuencia.

Materiales y características de las piscinas desmontables

Existe una amplia gama de piscinas desmontables construidas con acero, elaboradas con sistemas más o menos sofisticados y de distintas dimensiones. Los precios dependen de todas estas variables. Un modelo bastante básico (redonda de acero galvanizado de 3 metros de diámetro y 60 centímetros de altura) cuesta unos 130 euros. El importe de una de 8 metros de largo y 5 de ancho, y 1,20 metros de altura, recubierta en madera, se acerca a los 6.000 euros.

Además de las coberturas de madera que poseen algunos modelos, otros diseños disponen de una superficie exterior que imita la de una pared de piedra, lo cual brinda un encanto especial a la piscina.

Conviene tener en cuenta, además, en el momento de mirar precios y elegir, si el modelo en cuestión incluye escaleras (tanto interior como exterior), bombas, filtros de arena, tapices para el suelo y otros accesorios que pueden resultar necesarios o, al menos, útiles.

También se puede recurrir, por supuesto, a las piscinas pequeñas de PVC o materiales sintéticos similares, como las típicas hinchables o con estructuras tubulares. Especiales para los niños, estas piscinas ocupan poco espacio y se montan y desmontan con mucha facilidad. Sus precios son muy bajos (desde 50 euros se pueden conseguir más reducidas en dimensiones) y ofrecen horas de diversión y frescura para los menores de la casa.

Es fundamental, en estos casos, tener cuidado. Por muy pequeñas e inofensivas que parezcan estas piscinas desmontables, no se pueden instalar en cualquier parte. El jardín es el sitio apropiado.

Riesgos de instalar una piscina en la terraza

Antes de montar una piscina en una terraza, hay que prestar mucha atención a los riesgos existentes.

La legislación vigente en España indica que cada metro cuadrado (m2) de suelo de una vivienda debe ser capaz de soportar un peso de 200 kilogramos (kg). A menudo, los arquitectos e ingenieros aplican márgenes de seguridad para dar mayor firmeza a las construcciones y dotan a los suelos de una resistencia de 300 kg/m2. Ante tales cifras, una piscina pequeña puede causar el derrumbe de un techo.

El cálculo del peso de una piscina con agua es bastante simple. Un metro cuadrado equivale a 10.000 centímetros cuadrados (cm2). Si se coloca sobre esta superficie un nivel de 10 cm de agua, habrá allí 100.000 centímetros cúbicos (cm3) de agua, es decir, 100 litros. Como cada litro de agua pesa 1 kg, el peso que deberá soportar ese metro cuadrado de suelo será de 100 kg. Con un nivel de apenas 20 cm de agua, la presión es de 200 kg/m2, es decir, la resistencia exigida por la ley. Si la piscina se llena con un nivel mayor de agua, se pondrá en riesgo la estructura de la edificación.

Ante estas cuestiones (y riesgos añadidos, como el desgaste y menor resistencia de las viviendas de construcción antigua), lo aconsejable es evitar la instalación de una piscina en una terraza situada en altura, salvo que no tenga intención de llenarse con un nivel superior a 20 cm de profundidad; o bien, que se conozca con precisión el tipo de edificación que se ha empleado y se tenga constancia de que el suelo está preparado para resistir presiones superiores.

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