Estudio diario, respeto a los ciclos de sueño y confianza son las claves para afrontar los exámenes finales

Los padres deben ayudar a los hijos a organizar horarios de estudio y a fomentar un pensamiento positivo
Por EROSKI Consumer 20 de mayo de 2002

Queda poco para los exámenes finales y los estudiantes ya empiezan a sufrir nervios, pasar las noches en vela y discutir con los padres, que no siempre aciertan a la hora de aconsejar a sus hijos los métodos más adecuados para obtener un mayor rendimiento en los estudios. Por eso, lo mejor es hacer caso a las recomendaciones de los expertos, que aconsejan como método de trabajo el estudio diario y organizado, respetar el ciclo del sueño, el repaso y el fomento de la confianza en las capacidades de cada uno.

La psicóloga Rosa Serrate, autora del libro «Ayúdale a estudiar. Las claves del éxito escolar. Una guía para padres», asegura que la labor de los progenitores en este aspecto es fundamental, sobre todo de cara a la formación de los jóvenes de entre 12 y 15 años. Su apoyo tiene que centrarse en ayudar a sus hijos a organizar los horarios de estudio en función de sus posibilidades y a fomentar un pensamiento positivo hacia los exámenes.

Control y apoyo paterno

El control que han de ejercer los padres sobre sus hijos tiene que ser constante, sobre todo al principio. Así lo considera Serrate, que explica que hay que estar «un rato con ellos todos los días, para luego ir soltando cuerda poco a poco, cuando se vea que el hijo se responsabiliza con el horario de estudio, los trabajos que tiene que entregar, etc.». En lo que sí insiste la psicóloga es en el papel de apoyo de los padres, que deben visitar a los tutores de los niños en la escuela o instituto cada dos meses, para seguir su evolución.

Rosa Serrate defiende también el establecimiento de unos tiempos mínimos de estudio que serían de dos o tres horas diarias para los estudiantes de ESO y más o menos del mismo tiempo para los universitarios. La psicóloga considera imprescindible fijar estas metas, ya que en el caso de los estudiantes de Secundaria, «además de hacer los deberes diarios, hay que estudiar también lo que se ha dado en clase. Muchos llaman estudiar a hacer los deberes, pero no es lo mismo, porque luego llegan los exámenes y hay que partir de cero, cuando lo ideal es dejar para el final sólo el repaso».

Organización y descanso

Para los estudiantes universitarios, Serrate aconseja también las dos o tres horas de estudio diarias, con descansos de diez minutos más o menos cada hora, «aunque ese tiempo habría que incrementarlo en el caso de carreras más difíciles». En cuanto a la organización del estudio, Serrate aconseja hacerlo siempre en el mismo sitio y mantener la mesa limpia y ordenada, «trabajando sólo con el material de la asignatura que tratamos, para evitar confusiones».

«Un buen estudiante tiene que ser un buen profesional -añade- y en la vida laboral no se puede aplicar esa técnica de hacerlo todo el último día, ya que hay que trabajar a diario». Lo que promueve con sus técnicas es fomentar la preparación para la vida.

Opinión de los padres

Frente a esto, los propios padres tienen opiniones para todos los gustos. Los más numerosos, tratan de luchar contra el poder de la televisión, el ordenador y las videoconsolas para lograr que sus hijos pasen más tiempo estudiando, «pero eso es muy difícil de conseguir, porque a partir de cierta edad, se meten en su habitación y hacen lo que quieren». Sin embargo, otros padres piensan que con el tiempo que pasan en clase y el que invierten en hacer los deberes es suficiente.

Los estudiantes inciden también en este aspecto, al entender que con las prácticas que se piden y los trabajos que hay que hacer, no les queda tiempo para llevar al día el estudio de todas las asignaturas, por lo que reclaman que se reduzcan los encargos de trabajos o se reduzcan los temarios.

Los profesores tienen una opinión muy distinta. Así lo constata María José Pérez Sánchez, profesora de inglés en un centro de Málaga, que asegura que «cada vez se encargan menos trabajos para hacer en casa, ya que incluso en clase se deja tiempo para hacer esas prácticas».

Pérez Sánchez insiste en la necesidad de estudiar a diario y, sobre todo, de atender en clase, consejos que siempre se transmite a los alumnos, aunque es consciente de que «todos dejan el estudio de los exámenes para los últimos días». Eso incide, según la profesora, en que cada vez sea más bajo el índice de aprobados y el nivel de los alumnos de ESO.

Alimentación adecuada

Por otra parte, para reducir el estrés provocado por la cercanía de los exámenes es fundamental una buena alimentación. Y en algunos casos, puede ser incluso conveniente complementar la dieta con complejos vitamínicos u otras sustancias naturales que revitalicen las capacidades cognitivas y el aguante físico de los sujetos. Pero los especialistas recomiendan en estos casos contar siempre con el asesoramiento médico, para evitar contraindicaciones.

Lo que sí rechazan los expertos consultados es el consumo de otras sustancias que supuestamente inciden en la potenciación de la memoria y la facultad de aprendizaje.

Algunos estudios sobre estrés y ansiedad provocados por los exámenes aconsejan erradicar de la alimentación y de la vida cotidiana todo aquello que pueda causar nerviosismo. Así, se recomienda reducir la ingesta de café, para lo que habría que cambiar en algunos casos el horario de estudio. Evitar hacerlo durante la noche, cuando el cerebro está más fatigado, puede ayudar también a la hora de reducir el consumo de cafeína.

También es positivo disminuir la dosis de tabaco, sobre todo por la mañana, si se estudia a esa hora, ya que lo ideal es vitaminar el cuerpo y oxigenarlo para afrontar el estudio.

La cercanía de los exámenes fuerza en muchas ocasiones a los jóvenes a realizar maratonianas sesiones de estudio que pueden poner en riesgo su salud, si se abusa de estimulantes de la memoria que pueden causar adicción.

Por eso, los especialistas recomiendan remedios naturales y respetar las horas de descanso. Así, aconsejan no hacer sesiones de estudio largas sin descansar ni consumir demasiadas grasas, sino más bien potenciar el consumo de frutas.

Y también puede ser buen método para evitar los nervios compartir el estudio con alguien afín que trabaje en la misma materia, lo que puede redundar en un ambiente más distendido y un mejor aprovechamiento del tiempo.

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