Abrir una cuenta a un menor

El NIF o el DNI de los niños es ya imprescindible para realizar esta operación
Por Elena V. Izquierdo 5 de noviembre de 2011
Img cuenta bancaria
Imagen: Gord Fynes

Padres, tíos y abuelos hacen infinidad de regalos a los recién nacidos y, entre estos obsequios, figura la apertura de una cuenta corriente para que el bebé tenga un dinero ahorrado cuando crezca. En ocasiones, de manera periódica, estos familiares hacen aportaciones para que el saldo aumente. También es habitual que los niños de más edad tengan una libreta donde ingresar sus ahorros. En la adolescencia, estos productos pueden ser necesarios para guardar el dinero procedente de becas, pequeños trabajos remunerados o servir como hucha para adquirir algún capricho de valor en el futuro. Son productos diversificados para cada edad, que por lo general carecen de comisiones, tienen alguna rentabilidad, aunque no muy elevada, e incluyen ganchos como regalos para los más pequeños.

DNI o NIF del niño, imprescindible para abrir la cuenta

Para abrir una cuenta corriente a nombre de un menor, es necesario que este tenga DNI. Muchos niños carecen de este documento porque solo es obligatorio para quienes hayan cumplido 14 años. Si carecen de él y los padres quieren contratar la libreta de ahorro, tienen dos opciones: hacerles el DNI o solicitar un NIF provisional en la Agencia Tributaria.

Para gestionar el DNI, necesitan pedir cita previa y después acudir a la comisaría junto con el niño, su certificado de empadronamiento, el de nacimiento y una foto de carné, además de abonar las tasas. En el caso de que prefieran no hacerle el documento de identidad, deben solicitar el NIF provisional para el menor, también denominado NIF-K, letra con la que se diferencia del definitivo. Para obtenerlo, es necesario ir a la correspondiente oficina de Hacienda y presentar el DNI del padre, la madre o el tutor, fotocopia del libro de familia o el documento judicial que acredite la representación del menor y el modelo 030 que entrega la Agencia Tributaria.

La entidad se puede encargar de hacer las gestiones para que el niño obtenga el NIF y se abra la cuenta

En todo caso, si no lo solicita y se detecta que hay productos bancarios a nombre del niño, Hacienda puede proceder de oficio a darle de alta en el Censo de Obligados Tributarios y asignarle el Número de Identificación Fiscal que le corresponda.

Hace unos años, no era imprescindible aportar el DNI de los menores para abrirles una libreta de ahorro, pero el Real Decreto 1065/2007 cambió la normativa para obstaculizar el potencial fraude fiscal a través de las cuentas cuyos titulares eran niños.

Otra alternativa mucho más cómoda para los progenitores es que la entidad se encargue de realizar las gestiones para que el pequeño obtenga esta documentación. Los padres tienen que acudir a la sucursal donde quieran contratar el producto y llevar sus respectivos DNI y el libro de familia.

Si quien abre la cuenta es el tutor legal -que también actuará como representante-, debe aportar la sentencia judicial que acredite la relación. Desde la oficina harán los trámites necesarios para que el niño obtenga el NIF provisional. En el momento en que la apertura sea efectiva, los empleados entregarán a los padres el Número de Identificación Fiscal de su hijo.

Titularidad de la cuenta

En el caso de productos dirigidos en exclusiva a los más pequeños, el niño es a menudo el único titular y los padres -o solo uno de ellos- figuran como representantes legales. Muchas veces son los únicos con potestad para disponer del dinero. También se puede pactar que en el caso de que el menor realice operaciones en la cuenta corriente, se respalden con la firma del padre, la madre o el tutor.

Los menores que logren rendimiento de la cuenta de ahorro tienen consideración de contribuyentes del IRPF

Si la cuenta pertenece a un joven que no haya cumplido los 18 años, por lo general, es él quien maneja los fondos. En el momento en que el titular llegue a la mayoría de edad o a la emancipación, sus progenitores dejarán de figurar como representantes.

Los titulares menores de edad, desde el momento en que abren el depósito o sacan un rendimiento de él, tienen consideración de contribuyentes del IRPF. A los intereses que puedan percibir se les aplica la misma retención que a los adultos, el 19%.

Quienes incluyan al niño en su Declaración de la Renta deben recordar que no procede aplicarse el mínimo por descendiente si el menor presenta una declaración con rentas superiores a 1.800 euros. En las conjuntas, se tienen que integrar las rentas obtenidas por los pequeños en la medida en que formen parte de la unidad familiar.

Características de las cuentas para menores

Los productos dirigidos a niños no llevan asociados, en casi ningún caso, gastos por gestión o mantenimiento, con independencia del saldo de la cuenta. Esto es una ventaja frente a las dirigidas a los mayores, ya que el banco busca contar con nuevos clientes que, si bien tienen poco dinero, podrán ser usuarios de la entidad en el futuro. Tampoco cobran comisiones por otros servicios, como el traspaso periódico de dinero desde la cuenta de los padres.

Los productos dirigidos a niños no llevan asociados gastos por gestión o mantenimiento

En el momento de la apertura, las entidades ofrecen regalos destinados a los titulares, como peluches, relojes, un maletín de pintura, linternas, álbumes de cromos… Regalos de poco valor, en la mayoría de los casos, pero que ilusionan a los más pequeños. En otras ocasiones, cuando los niños son algo mayores, pueden obtener otros obsequios más propios de su edad, como MP3 o videojuegos.

Para favorecer el ahorro, las entidades premian el incremento de saldo. Sortean artículos que interesan a los menores, como consolas, reproductores de música, entradas a conciertos o a parques de atracciones. Otros bancos cuentan con un sistema de bonificaciones mediante el cual, conforme se realizan ingresos o si se mantiene un determinado saldo, los titulares reciben puntos que después pueden canjear por productos que figuran en un catálogo.

Es habitual que al ser productos específicos para niños y jóvenes, todo esté pensado para llamar su atención, desde el funcionamiento hasta el diseño. La propia libreta o la tarjeta tienen colores llamativos, dibujos atrayentes que a menudo son versiones del propio logo del banco. Para los adolescentes, cuentan con productos alternativos que les hagan parecer mayores.

Las libretas que entregan regalos ayudan a entender el ahorro como algo lúdico

Algunas cuentas brindan la posibilidad de asociar tarjetas, pero no todas funcionan como las de los adultos. En determinados casos, permiten que los niños consulten el saldo y realicen movimientos e ingresos, pero las dirigidas a los más pequeños no dejan sacar dinero. Las destinadas a mayores de 14 sí pueden dar esta opción. Aunque nunca permiten que usen la tarjeta de crédito, con la de débito e incluso la prepago, los jóvenes pueden realizar compras, pagar por Internet o extraer dinero de un cajero automático. De este modo, dan al cliente adolescente más libertad para gestionar sus ahorros o disponer de dinero si en un momento dado lo necesitan.

Además de los regalos, los sorteos y los premios, hay que tener muy en cuenta la rentabilidad de estas libretas, que en general no es muy elevada. En algunas entidades, el tipo de interés que ofrecen es nulo, es decir, 0% TAE. En otros casos, oscila entre el 0,25% y el 1%, en función del banco elegido y del saldo que el niño tenga depositado. Si la cantidad es muy baja, el rédito es menor e, incluso, nulo. Pero también hay cuentas con una rentabilidad superior, del 1,5%, sin valorar el saldo que el titular tenga ingresado.

Algunas entidades, al contratar una libreta, dan la posibilidad de suscribir otro tipo de servicios cuyo beneficiario es el menor, como seguros para el estudio o pólizas que cubren el fallecimiento de sus progenitores.

Qué cuenta conviene

Antes de abrir la cuenta, los familiares del menor deben buscar un producto que se adecue a sus circunstancias personales. En función de la edad del niño, el tiempo que deseen mantener el dinero, la cuantía ingresada o la utilidad que quieran darle, podrán optar por una u otra entidad.

Si los padres o abuelos pretenden hacer del ahorro algo lúdico, a la vez que familiarizan al niño con la tarea de administrar su propio dinero, conocer el valor que tiene y cómo se utiliza, no está de más contratar una cuenta que a cambio entregue regalos. De este modo, se fomenta un uso responsable de los pequeños ingresos que obtienen los niños en forma de paga o en sus cumpleaños. Al tener un objetivo -conseguir una entrada para un concierto o un obsequio-, se esfuerzan más y son conscientes de la dificultad de obtenerlo.

Cuando por el contrario se busca que el dinero crezca, es más recomendable fijarse en la rentabilidad de la libreta que quedarse en el regalo y los puntos. Se da esta opción si la cantidad que se ingresa es muy elevada. En estos casos, quizá los productos específicos para menores no sean los más adecuados y puede ser mejor contratar otros con un interés más alto. En este supuesto, no conviene dejarse llevar por los deseos del niño. Se le puede explicar que con el dinero que obtendrá por tener abierto el depósito podrá comprar varios juguetes, como el que le regalarían.

Para los jóvenes menores de edad es útil tener una cuenta donde ingresar el dinero de sus primeros trabajos, ya que les da mayor grado de responsabilidad que si lo guardaran en la hucha.

Puede ser interesante que gestionen esta libreta y tengan cierta autonomía para sacar dinero y abonar sus compras, sus viajes o ahorrar para sacarse el carné de conducir. También es práctico que cuenten con una tarjeta de débito para realizar pequeños pagos, pero esta es una decisión que han de sopesar los padres en función de la madurez del menor. El hecho de que tengan incentivos como el sorteo de artículos o el descuento en entradas a espectáculos hace del ahorro algo lúdico.

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