El peligro de invertir por Internet

Operar con entidades no registradas impide gozar de la protección de los sistemas de indemnización de inversores
Por José Ignacio Recio 19 de diciembre de 2008
Img inversion online
Imagen: miguel ugalde

Internet permite a sus usuarios realizar la mayoría de operaciones bancarias y bursátiles de forma eficaz, cómoda y económica, pero es necesario mantener una serie de precauciones, como aseguran desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En primer lugar, el inversor debe asegurarse de que la entidad que ofrece un producto o servicio de inversión se encuentra registrada en dicha entidad y dispone de habilitación para realizar las actividades propuestas. Las consecuencias pueden ser de gran envergadura, ya que operar con entidades no registradas deja al inversor en una situación de total desprotección. Además, no podrá gozar de la protección de los sistemas de indemnización de inversores establecidos en las distintas jurisdicciones.

Cuando se opera en Bolsa a través de Internet conviene tomar una serie de precauciones y tener en cuenta que parte o toda la información accesible a través de la red puede estar anticuada, o ser poco fiable. Una cuestión fundamental es verificar la fecha de la última actualización de la web, un dato que permite valorar la credibilidad de la entidad. Aunque la web proporcione la posibilidad de realizar pagos o contratar productos o servicios online, es importante reflexionar antes de tomar una decisión de inversión. La perspectiva de la inmediatez puede llevar a la adopción de decisiones impulsivas y poco meditadas por parte de los inversores, con consecuencias no deseadas. Es esencial evaluar el producto que se desea contratar y, si es un valor negociado, tener en cuenta la liquidez y transparencia que ofrece, así como sus posibilidades de seguimiento.

También conviene prestar especial atención a los hipervínculos, que pueden dirigir a informaciones que se presenten fuera de contexto, sin los necesarios avisos o aclaraciones. Además, no hay que perder de vista que a veces se utilizan con el fin de dar apariencia de legitimidad a la página. Por ejemplo, una web que contenga una oferta no legítima o no autorizada de valores, podría contener un hipervínculo a la página principal de un regulador, dando a entender de este modo que la información que contiene está supervisada o respaldada oficialmente, cuando en realidad no es así. Respecto a los hipervínculos, en ocasiones, los grupos financieros legalmente establecidos los emplean para permitir al inversor desplazarse de unas entidades del grupo a otras. Al estudiar una oferta, hay que tener claro con cuál se quiere realizar la operación y esforzarse en distinguir si los productos o servicios los ofrece la compañía matriz (por ejemplo, un banco) o bien una subsidiaria o afiliada (como un broker-dealer).

El alcance y anonimato convierten a Internet en una herramienta idónea para la difusión de ofertas de chiringuitos financieros

Si se utiliza un ordenador ajeno para consultar saldos o realizar operaciones a través de Internet, hay que tener en cuenta que las visitas realizadas dejan un rastro que otras personas podrían aprovechar para acceder a las inversiones o contraseñas. Por ello siempre hay que borrar la memoria «caché», que guarda los contenidos de las últimas páginas web visitadas.

Fraudes y ofertas engañosas

Por las propias características de Internet, este medio se convierte en un canal idóneo para la realización de actividades fraudulentas o ilegales. Por lo tanto, es importante saber distinguir los cebos que utilizan los delincuentes:

  • Ofertas engañosas: están destinadas a captar inversores a través de correos electrónicos masivos o de webs de apariencia sofisticada. Como estos medios también son empleados por las empresas legalmente establecidas como soporte de su actividad, puede resultar difícil para el usuario distinguir qué ofertas son legítimas y cuáles no.
  • Manipulación del mercado: a través de Internet es sencillo hacer circular de manera rápida y anónima falsos rumores capaces de producir movimientos en los precios, o realizar una difusión interesada de información privilegiada. Es una técnica muy difundida en los foros bursátiles.

    Internet tiene numerosas aplicaciones en el sector de los servicios financieros. Tanto las páginas web como el correo electrónico, los grupos de noticias.. permiten llegar a una amplia audiencia para difundir información sobre valores, proporcionar consejos de inversión, transmitir ofertas de compra o venta de valores, e incluso efectuar transacciones. En muchos casos, las entidades responsables disponen de tradición y experiencia en la prestación de servicios financieros, y se encuentran debidamente registradas y habilitadas en las jurisdicciones en las que actúan. Pero en ocasiones no es así, y el inversor puede hallarse ante situaciones de fraude financiero. El fraude es el mismo que el que se realiza por medios tradicionales, pero mucho más peligroso porque su audiencia potencial es incalculablemente superior cuando se realiza a través de Internet. El alcance y el anonimato lo convierten en una herramienta idónea para la difusión de ofertas de chiringuitos financieros (entidades no autorizadas para prestar servicios de inversión). La apariencia de las páginas suele ser atractiva y sofisticada, para dar una apariencia de credibilidad y disponibilidad de medios. Las ofertas se plantean en términos poco comprensibles, y lo único que se deja claro es que se pueden obtener altas rentabilidades, sin asumir prácticamente ningún riesgo (lo cual es altamente improbable y debe llevar a desconfiar automáticamente de la oferta). La información contenida en una página web puede alterarse con rapidez, lo que dificulta la detección y seguimiento de estas ofertas fraudulentas por parte de los organismos supervisores.

  • Correos no deseados: Es posible que la lista de destinatarios se haya obtenido de forma ilícita, vulnerando las normas sobre protección de datos personales. Además, las direcciones de procedencia de los mensajes son con frecuencia falsas, y también el objeto y encabezamiento de los mismos son deliberadamente engañosos. Hay que tener en cuenta que Internet dispone de herramientas que facilitan el anonimato, por lo que el remitente puede esconderse tras las siglas o el nombre de una entidad conocida y solvente, para añadir credibilidad al mensaje. El usuario debe desconfiar por sistema de cualquier oferta o información que no haya solicitado expresamente. En este sentido la CNMV aclara que no deben confundirse estas prácticas con los mensajes publicitarios razonables de las entidades legalmente establecidas con las que se suele operar, y que previamente solicitan a sus clientes su autorización y la dirección de correo electrónico.

DEBERES DE LAS ENTIDADES FINANCIERAS

Las entidades que permiten realizar operaciones financieras a través de Internet deben disponer de medios técnicos y humanos que garanticen la seguridad y confidencialidad de las transacciones, así como poner a disposición del inversor toda la información relevante para que pueda adoptar decisiones informadas de inversión. Además, sus sistemas deben tener capacidad suficiente para hacer frente a situaciones extremas en los mercados o a elevados volúmenes de actividad.

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