Invertir en fondos superespecializados

Son productos de alta rentabilidad que diversifican la cartera con fondos medioambientales o de arte
Por Lola Raya Bayona 18 de noviembre de 2009
Img violin
Imagen: Aaron Wolf

Son casi desconocidos, pero en los últimos años su oferta se ha multiplicado. Una serie de fondos de inversión, que podrían calificarse como “exóticos”, se ha creado para atraer a inversores específicos. No tienen nada que ver con los tradicionales fondos de renta fija, variable, mixta o garantizados. La necesidad de buscar alternativas a las inversiones clásicas ha disparado la creatividad de los gestores de estos productos, complementarios a los tradicionales, que forman parte de una cartera diversificada.

Fondos de inversión en música

En el amplio mercado de los fondos destacan diversos productos especializados en la inversión en instrumentos musicales de cuerda. Violines, violas o chelos son algunos de los más demandados por los grandes músicos. Si estos, además, están realizados por luthieres de los siglos XVII y XVIII, como el italiano Antonio Stradivari, la rentabilidad está casi asegurada. La lógica inversora no es ajena al mundo de la música: un dato importante es que los precios de ciertos instrumentos han subido hasta un 12% al año en la última década. Hay que tener en cuenta que siempre hay demanda de instrumentos, ya que los músicos están obligados a tocar con piezas de primera calidad.

Los precios de ciertos instrumentos se han revalorizado hasta un 12% al año en la última década

El «Fine Violins Fund» es uno de los fondos especializado en estos peculiares instrumentos. Tras captar 40 millones de dólares, Françoise Mann Quirici, ex ejecutivo del banco de inversión Lazard, lo lanzó con gran éxito en diciembre del pasado año. Su funcionamiento consiste en comprar o tomar participaciones mayoritarias en instrumentos que son propiedad de músicos renombrados. Mientras los artistas los tocan, aumenta el valor de los violines. Más reciente es el lanzamiento del «Artist Rare Instrument Fund», cuyo objetivo es captar 100 millones de dólares. La estrategia de este fondo está enfocada a la inversión en piezas valoradas entre el millón y los diez millones de dólares.

Fondos de inversión en arte

Otro mercado inversor que, como el anterior, se caracteriza por su exclusivismo, es el del arte. Hasta hace poco, la única posibilidad de invertir en este sector era mediante la compra directa de obras, bien en las grandes casas de subastas o a los propios artistas. Ahora, sin embargo, el mercado inversor se ha fijado en este producto. A finales del pasado mes de mayo, la gestora Angus Murray lanzó el «Castlestone Art Fund», un fondo no apto para cualquier inversor ya que el importe mínimo para participar en el mismo es de 10.000 euros. En estos momentos el mercado del arte está «barato» debido a los efectos de la crisis. Se estima que ha caído entre un 20% y un 40% desde sus máximos de 2008. Este descenso ha dado lugar a que muchos inversores y entidades financieras le busquen para diversificar sus inversiones.

Fondos con carácter religioso

En los últimos años se han diseñado productos que, además de buscar la mayor rentabilidad, aseguran cumplir determinados preceptos religiosos o morales. Bajo esta premisa han nacido una serie de fondos dirigidos a las personas con creencias católicas, musulmanas, presbiterianas, menonitas o evangélicas. En nuestro país, Fortis e Ibergestión lanzaron el «Compromiso Fondo Ético, F.I.» en mayo de 2006. Su política de inversión está abierta a todos los mercados financieros mundiales, tanto en renta fija como variable.

Sus gestores buscan los valores que reúnan mayores probabilidades de revalorización, como en todos los productos financieros de inversión colectiva. No obstante, por sus especiales características rechazan a empresas fabricantes de armamento, a las que desarrollen políticas discriminatorias entre sus empleados y vulneren los derechos humanos, así como a todas las relacionadas con algunas prácticas, como el sexo o el tabaco. Por el contrario, para invertir valoran de forma positiva a las compañías con certificados medioambientales concedidos por realizar políticas ecológicas (una acertada gestión de residuos) y a las que desarrollen acciones de estabilidad laboral entre sus empleados, apoyen causas benéficas y ayudas destinadas al Tercer Mundo, fomenten la integración de discapacitados y promuevan la conciliación familiar y laboral.

Fondos ecológicos o medioambientales

Además de rentabilidad financiera, los denominados fondos ecológicos o medioambientales se corresponden con una coherencia ideológica o moral. Estados Unidos es el país pionero en esta modalidad. Importantes gestoras como DWS, ING, HSBC o Schroders han lanzado fondos alineados con una estrategia verde. Su objetivo es apoyar a empresas que siguen una determinada línea medioambiental. Al pertenecer a sectores apoyados por las políticas públicas que luchan contra el cambio climático, en la práctica se benefician de las ayudas a los biocombustibles, el desarrollo del coche eléctrico, el crecimiento de la industria termosolar o el tratamiento de aguas para el consumo humano.

PRECAUCIONES EN SU CONTRATACIÓN

Puesto que son fondos de inversión con características especiales, es preciso tomar una serie de precauciones en su contratación:

  • No todo es rentabilidad: algunos de estos fondos, como los religiosos o los medioambientales, no se rigen por criterios estrictamente financieros. Sacrifican las posibles rentabilidades si las empresas en las que pueden obtener sus ganancias no están de acuerdo con determinadas líneas ideológicas o morales.
  • Demasiado especializados: estos fondos pueden ser adecuados si forman parte de una cartera muy diversificada, pero no para concentrar en ellos un alto porcentaje de las inversiones. No hay que confiar todos los ahorros a las evoluciones de mercados tan específicos como el del arte o los violines.
  • Muy exclusivos: muchos exigen inversiones mínimas muy elevadas (no aptas para todos los bolsillos) con comisiones más altas que los fondos tradicionales. La mayoría están radicados en otros países, un factor que los encarece.
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