Dos astrónomos, uno de ellos español, se disputan el descubrimiento de una masa de hielo en el Sistema Solar

El objeto está situado más allá de Neptuno y se le calcula un diámetro que podría alcanzar los 1.500 kilómetros
Por EROSKI Consumer 14 de septiembre de 2005

Desde hace días el mundo científico es escenario de una disputa entre dos astrónomos, el español José Luis Ortiz y el estadounidense Michael Brown. El motivo es saber quién de los dos llevó a cabo antes el espectacular hallazgo de una enorme masa de hielo flotando en el Sistema Solar.

El astrónomo Michael Brown, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), y su colega José Luis Ortiz, del Instituto Astrofísico de Andalucía (IAA), protagonizan una discordia en la que han entrado en juego métodos más propios de la policía que de la comunidad científica.

El objeto de la discordia se denomina 2003EL61, está situado más allá de Neptuno y se le calcula un diámetro que podía alcanzar los 1.500 kilómetros. Ese cuerpo, muy brillante y por tanto al alcance de telescopios de aficionados, forma parte del Cinturón de Kuiper, una región que alberga objetos helados y que incluye a Plutón, el más pequeño de los planetas del Sistema Solar.

El astrónomo español anunció el descubrimiento de la gran masa helada el 28 de julio, aunque parecer ser que Brown y su grupo de investigadores habían perseguido el objeto durante meses, pero sin contárselo a nadie. Brown asegura que el 28 de diciembre del pasado año él y su equipo lo habían descubierto y bautizado de forma provisional como Santa, pero decidieron retrasar la presentación pública del hallazgo hasta tener datos suficientes para determinar su tamaño con precisión.

Aunque en un principio Bronw aceptó que el hallazgo correspondía a los españoles por haberlo anunciado antes, en semanas posteriores el asunto se ensombreció con sospechas de acceso subrepticio a archivos electrónicos y el consiguiente rastreo de actividades en la red cibernética. Los norteamericanos alegan que hallaron pruebas de que ordenadores ajenos al sistema de telescopios situado en Cerro Tololo (Chile), que utilizaba el equipo de Brown, accedieron en ocho ocasiones a datos contenidos en su sitio en Internet, entre el 20 y el 28 de julio.

El rastreo determinó que los misteriosos usuarios navegaban con destreza hasta llegar a las páginas donde se describían las observaciones del grupo de Brown, incluso apenas un día y medio antes de que Ortiz anunciara su hallazgo. Una investigación más profunda estableció que los números de protocolo que Internet asigna a cada computadora coincidían con otros que aparecían en mensajes electrónicos que el investigador español y su alumno Pablo Santos-Sanz, enviaron días atrás.

Por su parte, el científico español recriminó a Brown que todo el embrollo generado se debía únicamente a que su equipo no publicó el descubrimiento a tiempo.

Hasta ahora no está claro si es posible que los españoles accedieran a los datos para contrastar su hallazgo con lo investigado hasta ese momento por Brown o si se aprovecharon de información para hallar el cuerpo helado.

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