Todos los objetos del Sistema Solar están «conectados» a través de una red de túneles y conductos que los investigadores conocen como IPS (Interplanetary Superhighway o «Superautopistas Interplanetarias»). Este antiguo y gigantesco laberinto gravitatorio que rodea el Sol se genera a partir de los llamados «puntos de Lagrange» de todos los planetas y satélites del Sistema Solar. Científicos de la NASA intentan, en la actualidad, elaborar un auténtico mapa de rutas espaciales que refleje con claridad la mejor manera de viajar de un lugar a otro dentro de nuestro sistema planetario.
Para cada sistema de tres cuerpos, como puede ser el formado por la Tierra, el Sol y una nave espacial, existen cinco «puntos de Lagrange» diferentes, lugares especiales en los que sus fuerzas gravitatorias y rotatorias están en equilibrio. Estos puntos fueron descubiertos por los matemáticos Lagrange y Euler a finales del siglo XVIII. En teoría, una nave podría recorrer el espacio sin apenas utilizar combustible, simplemente con deslizarse de un punto de Lagrange a otro impulsada por las fuerzas gravitatorias.
Entre los planetas, o entre los planetas y sus satélites, los «tubos gravitatorios» pueden cruzarse e interceptarse, dando lugar a una intrincada red que permite pasar de un tubo a otro y desplazarse así por todo el Sistema Solar. El único consumo vendría dado por la necesidad de adecuar trayectoria y velocidad en determinados cruces entre tubos, ya que de otra forma un viajero podría experimentar cambios bruscos de velocidad al pasar de un «tubo veloz» a otro más lento, según la fuerza gravitatoria que contenga.