Bulldog inglés: todo lo que debes saber sobre esta raza

El bulldog inglés posee una morfología inconfundible, mezcla de fortaleza y ternura, con un físico portentoso.

Es un perro de cuerpo ancho, compacto y musculoso, de extremidades cortas y baja estatura. Su estructura es sólida y bien proporcionada, con una cabeza grande y poderosa, y un hocico corto y aplastado.

Los machos suelen tener un peso medio de 23 a 25 kg, y las hembras de 18 a 23 kg. Su altura a la cruz (desde la base del cuello al suelo) suele estar entre los 30 y los 40 cm.

Los ojos del bulldog son redondos y de color marrón oscuro, casi negro. Las orejas, con “forma de rosa” son pequeñas, delgadas, de inserción alta y caen de una manera especial, curvadas hacia fuera. La cola es recta, baja, más corta que larga.

La esperanza de vida del bulldog inglés es de 8 a 10 años.

El pelaje es corto, suave, liso y apretado, de apariencia pulida.

En cuanto a los colores, hay una gran variedad que incluye el rojo en distintas tonalidades, el atigrado, el leonado, el blanco, y el blanco con manchas de los colores anteriores. Las distintas combinaciones dan lugar a patrones únicos y llamativos que realzan la belleza singular de cada perro.

Algunos ejemplares presentan el hocico o la máscara negra.

La historia del bulldog inglés se remonta a la Inglaterra del siglo XIII. El antepasado de la raza actual, el antiguo bulldog inglés, fue criado para el Bull baiting. Un “deporte”, sangriento y cruel, en el que los perros demostraban su coraje enfrentándose a toros que previamente eran atados a una estaca clavada en el suelo, y los espectadores apostaban por el ganador. De ahí que la palabra bull, toro en inglés, aparezca en su nombre. Los ejemplares que se utilizaban debían ser fieros, impasibles al dolor, valientes, con unas enormes mandíbulas y una mordida muy potente.

Esta práctica no se prohibió hasta 1835, fecha que marcó un antes y un después en la raza, y llevó a la transformación de sus características físicas, su función y su personalidad. Los nuevos ejemplares de bulldog surgieron de una crianza selectiva, para convertirse en mascotas afectuosas y tranquilas, dejando atrás sus días de lucha y agresividad.

El Kennel Club inglés reconoció la raza en 1873, y, desde entonces, el bulldog es el perro tradicional de Gran Bretaña y un símbolo del país. El American Kennel Club (AKC) la registró en 1886 y la Federación Cinológica Internacional (FCI) en 1955.

A simple vista, el bulldog tiene una aspecto intimidante y cierta cara de enfado, pero su forma de ser es totalmente contraria a lo que parece en una primera impresión.

Son perros familiares, muy cariñosos, leales y apegados a sus dueños, a los que demandarán atenciones y mimos para sentirse bien.

Aunque pueden ser reservados con extraños, sintiéndose seguros en su entorno tendrán un carácter amable, amistoso y sociable. Por eso no se consideran buenos perros guardianes. Sin embargo, sí que se mostrarán siempre protectores con sus seres queridos y sacarán a relucir su valentía, su determinación e incluso su instinto agresivo si la situación lo requiere.

El bulldog es inteligente y paciente, pero también obstinado y sensible. Estos rasgos de su carácter hacen que sea más sencillo de adiestrar, pero hay que hacerlo con cariño, especialmente con métodos positivos y refuerzos, porque llevan mal las órdenes en tono autoritario. Si se sienten heridos u atacados cuando se les habla, pueden ignorar lo que se les pida.

Puede tolerar la soledad, pero no durante mucho tiempo. Si desarrolla estrés o ansiedad por la ausencia de sus dueños, su comportamiento puede cambiar y volverse destructor en casa. Acostumbrado a estar solo, a ratos, desde pequeño, es más fácil evitar conductas indeseables.

Los bulldogs son alegres, vivaces e, incluso, divertidos, sobre todo en la etapa de cachorros, que es cuando tienen más energía. Con la edad cambian y se vuelven más reposados.

Por su naturaleza juguetona y tolerante es una raza perfecta para familias con niños, con los que disfrutará mucho compartiendo momentos y sesiones cortas de juego. Aunque se recomienda supervisar siempre sus interacciones.

Es un perro amigable, pero también puede ser dominante y algo territorial con los miembros de su especie. Nada que no pueda reconducirse con una buena socialización desde cachorro. Si se acostumbra pronto a estar con otros animales, podrá establecer buenas relaciones con otros perros y con otras mascotas con las que conviva en casa.

La higiene y el aseo del bulldog no son más complicados que con otras razas, pero hay una serie de cuidados especiales que sí van a necesitar.

El bulldog muda poco y tiene el pelaje corto, pero, igualmente, debe ser cepillado dos o tres veces a la semana para eliminar el pelo suelto, la suciedad acumulada y distribuir los aceites naturales de su piel. Cepillar su pelo regularmente ayudará a mantenerlo con un aspecto limpio y brillante.

En épocas de muda, por el tipo de manto, suele ser más útil usar un cepillo o una manopla de goma que un cepillo suave.

Al bulldog inglés no hay que bañarle frecuentemente, solo cuando sea necesario o esté realmente sucio, utilizando un champú indicado para perros que cuide tanto el pelaje como la salud de la piel.

La forma curvada de sus orejas puede hacer que se acumule cera con más facilidad. Para prevenir irritaciones o infecciones hay que revisarlas periódicamente y limpiar los oídos con la ayuda de productos específicos para canes.

La limpieza de los ojos también debe formar parte de la rutina de higiene general del bulldog. Para eliminar legañas, lagrimas o el polvo que se vayan depositando en ellos, se puede proceder usando un paño limpio o una gasa humedecida con suero fisiológico, limpiando suavemente alrededor, con cuidado de no irritar la zona.

El hocico aplastado tan típico de la raza influye en la mandíbula y en la colocación de los dientes, que tienen menos espacio y están más apretados. Esta condición de su anatomía hace que los bulldogs sean más propensos a desarrollar caries y enfermedades de las encías. El cepillado de los dientes es, por tanto, fundamental en el aseo semanal para evitar problemas bucodentales.

Las uñas deben cortarse a menudo, porque pueden causar molestias e incomodidad si se dejan demasiado largas.

Las arrugas de la cara, del cuello y alrededor de la cola necesitan una atención especial. Hay que revisarlas y limpiarlas de posibles restos de comida, suciedad o humedad que puedan provocar irritaciones e infecciones cutáneas, y secarlas bien después.

Por su anatomía y su característico morro chato toleran muy mal los climas extremos. Con las temperaturas altas de verano y la humedad elevada, a menudo pueden sufrir golpes de calor y padecer dificultades al respirar. En esa época del año es necesario procurarle sombra, mucha agua fresca y evitar que haga ejercicio o que haga sus paseos diarios en las horas centrales del día, en las que el calor aprieta más.

Por lo general, su calma le hace parecer bastante perezoso, aunque en realidad no lo sea. Pero, si puede elegir, el bulldog preferirá quedarse tranquilo en casa que salir a la calle. Es un perro con un perfil sedentario.

Debido a su constitución rechoncha y a sus habituales problemas respiratorios, no debe realizar ejercicio intenso porque puede fatigarse con facilidad. En cualquier caso, sus limitaciones físicas o de salud no tienen que ser un impedimento para que se mantenga activo a diario y cuide su estado de forma y su bienestar general.

Al bulldog le benefician los paseos cortos y suaves, realizados a paso ligero, sin trotar, que no le supongan un gran esfuerzo físico.

Es un perro inteligente que disfrutará del entrenamiento de obediencia para reafirmar señales y maneras de comportarse ya aprendidas e interiorizar trucos y comandos nuevos.

Dedicarle unos minutos de juego diario, lanzándole una pelota o implicándole en una búsqueda de un objeto o premio, también le hará sentirse feliz y contento.

El bulldog inglés adora comer y ama las golosinas. Es una raza sedentaria, propensa a la obesidad, y cuidar su alimentación es una cuestión vital para su bienestar.

Su dieta debe ser equilibrada y estar perfectamente adaptada a su edad, su tamaño, su estado de salud en cada momento y su nivel de actividad.

La alimentación puede estar formada por un pienso comercial de alta calidad o por comida natural y recetas caseras; basada en alimentos secos y ricos en proteínas como la carne magra, el pollo, el pavo o el pescado.

Lo recomendado para un cachorro, hasta los seis meses, es proporcionarle tres comidas al día, y, después, reducir a dos. Pero, para acertar con la frecuencia y la cantidad de las raciones, siempre hay que consultar las indicaciones del fabricante o las del veterinario o nutricionista canino, adecuándolas a las necesidades nutricionales específicas de cada perro.

El bulldog inglés tiene una salud delicada y su genética y su morfología, le predispone a desarrollar diversas enfermedades. Sin embargo, aunque tienen una esperanza de vida menos larga que otras razas (una media de 8 años), con los cuidados adecuados muchos ejemplares viven más.

Entre las afecciones y complicaciones más comunes:

• Problemas respiratorios: los bulldogs son una raza braquicéfala. Su estructura facial plana y su hocico chato les causa dificultades para respirar.
• Problemas dermatológicos: la acumulación de humedad o suciedad en los innumerables pliegues de su piel puede originar infecciones cutáneas, alergias e irritaciones.
• Problemas dentales: su mandíbula es ancha y fuerte, pero su hocico corto y plano, hace que sus dientes estén más juntos y apretados. Esta mala disposición contribuye a la acumulación de placa dental y sarro, y hace que con el tiempo, y si escasea la higiene, pueda aparecer caries o la enfermedad de las encías.
• Problemas cardíacos y óseos: al ser una raza poco activa, propensa a la obesidad, suelen sufrir displasia de cadera y codo, y enfermedades cardíacas como la arritmia.
• Problemas oculares: los bulldogs tienen los ojos delicados. A menudo padecen conjuntivitis y enfermedades relacionadas con los parpados, como el entropión y el ectropión. En la primera, el parpado se invierte hacia el ojo, pudiendo dañarlo con las pestañas y, en la segunda, que afecta sobre todo al párpado inferior, éste se gira hacia fuera dejando expuesto y vulnerable el ojo.
• Partos complicados: las grandes cabezas de la raza dificultan mucho los partos y son un riesgo para las perras. Las cesáreas programadas son muy habituales.

Es un perro que ladra muy poco, en cambio su respiración ruidosa y sus ronquidos son míticos y, además, sueltan bastantes babas.

Desde 1956 la Universidad de Georgia en Estados Unidos tiene como mascota oficial un bulldog inglés blanco llamado «UGA» (University Of Georgia). Un ícono querido y presente en los eventos deportivos de la universidad. Cada “Uga” sucesivo es numerado y todos ellos son descendientes del primero, el “Uga” original.

La mascota del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos también es un bulldog.“Tillman”o “Tilly” fue un bulldog californiano famoso por su habilidad practicando skateboarding y surf, yOtto, de Perú,entró en el Libro Guinness de los Récords en 2015 por atravesar un túnel humano formado por 30 personas subido a un skate.

Los bulldogs son una raza con una gran capacidad de adaptación. Pueden vivir en diversos entornos sin problemas y amoldarse a distintos estilos de vida, familias o personas.

Si se le educa y se le socializa adecuadamente desde cachorro, el bulldog es perfecto como primer perro.

No destaca por su energía, por lo que es adecuado para personas que no sean deportistas y lleven una vida más sedentaria, acorde a su forma de ser. Sin embargo, sus dueños deben ser capaces de motivarle para que se mueva y se mantenga activo. Para preservar su salud y evitar la obesidad, será fundamental controlar muy bien su dieta y procurar que haga ejercicio regular moderado.

Es un raza que va a requerir una atención especial y una serie de cuidados específicos, además de controles veterinarios más frecuentes, porque no gozan de una salud firme y es común que a lo largo de su vida les afecten distintos problemas.

Su temperamento equilibrado, sumado a un gran carácter y una lealtad innata hacen del bulldog inglés un estupendo compañero perruno para muchos tipos de familias y de personas.